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compras

Una tienda de estar por casa

Más de 80 marcas venden en en The Hovse productos de diseño, artesanos, y gourmet

Uno de los rincones de The Hovse se calienta con chimenea.
Uno de los rincones de The Hovse se calienta con chimenea.SANTI BURGOS

Esto es una casa que se ha de empezar a visitar por el tejado. Las vistas que hay desde su terraza son lo único que no se vende. Todo lo demás, todo, desde las macetas, las mesas, la comida, pasando por la ropa, la vajilla, las lámparas y acabando con el propio edificio, señorial, de tres plantas, en el número 40 de la calle General Arrando, que también está a la venta. Pero mientras le sale comprador, y hasta el 24 de diciembre, le ha florecido esta pop-up store con 86 marcas locales consagradas o por consagrar que huelen a moderno y sueñan con crear tendencia.

Se llama The Hovse, amaneció el 30 de noviembre y es la evolución de otras dos exitosas iniciativas del mismo estilo, The Apartment las navidades pasadas y The Patio en verano. Organiza Better “una especie de cooperativa”, según explica Miguel Bonet, uno de sus socios, que selecciona iniciativas, marcas, productos y organiza tiendas-mercadillo con duración limitada en espacios atípicos. “Hacemos una labor de comisariado. Buscábamos que hubiera diferentes estilos, pero con coherencia”, explica Bonet bajando las escaleras de la azotea.

Otros pop-ups para este fin de semana

» La buena vida. Para quien le guste el buen comer, este mercado, que se suele celebrar una vez al mes, estará abierto todos los fines de semana de Navidad para que nadie se quede sin sus alimentos ecológicos, artesanos y de proximidad. HUB Madrid. Calle Gobernador, 26

» Molly Market. Es ya la sexta edición de un mercado que empezó con 50 expositores y ya va por los 110. Promete buena música, pintura, moda, decoración y gastronomía. Colegio de Arquitectos. Calle Hortaleza, 63

» Mercado de Motores. Bisutería, antigüedades, muebles, cerámica... todo ello rodeado de trenes históricos en el Museo del Ferrocarril. Paseo de las Delicias, 61

A partir de ahí empieza una experiencia que implica toda la concentración posible para percibir un sinfín de artículos, de carteles y de marcas. Detrás de cada una de ellas hay nombres, apellidos e historias: Objetos Perdidos son dos hermanas que hacen muebles de diseño y collages por encargo, Battu, dos arquitectas que se lanzaron a diseñar bailarinas, Sockaholic, unos jóvenes que decidieron darle color a los calcetines... y así tres pisos con sus pasillos, sus habitaciones y sus salones.

Todo ello decorado con un gusto exquisito, creando rincones que harán las delicias de sus seguidores en Instagram, como la estampida de animales salvajes de plástico que se extiende por las paredes del primer piso.

Un lugar, en fin, al que unos pueden ir a mirar y unos pocos a comprar porque sus precios son más bien para bolsillos holgados. Knit Brary hace jerseys de punto tan suaves que a uno le dan ganas de abalanzarse y abrazarlos hasta que los 800 euros (!!!) de la etiqueta le hacen frenar en seco. También hay cojines étnicos por 30 euros y bolsos de Steve Mono por 355. “Me ha parecido muy bonito pero muy caro”, decía una clienta el día de la inauguración. Se había llevado dos pares de calcetines por siete euros.

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Sin embargo, en las cajas se forman colas de gente que no piensa lo mismo y es difícil encontrarse The Hovse vacía para comprar tranquilo.

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