Lección de estilo

René Jacobs vuelve a anotarse un triunfo personal con la segunda entrega del ciclo de óperas de Mozart que ofrece en versión de concierto en el ciclo Palau 100, iniciado la temporada pasada con La flauta mágica y que ha tenido continuidad este curso con una ágil versión de Las bodas de Fígaro.El admirable dominio de la partitura que muestra Jacobs en su lectura de la ópera bufa de Mozart y Lorenzo da Ponte, y la soberbia respuesta de la Orquesta Barroca de Friburgo, capaz de atender con flexibilidad los mil detalles exigidos por el director belga, fueron el motor de una versión que flaqueó, quizá demasiado, en el plano de las voces.

Fue un Mozart de autor, una auténtica lección de estilo mozartiano, de desbordante vitalidad en la orquesta, pero de calidad bastante inferior en el reparto, en especial en los papeles principales, de los que solo superaron un modesto nivel el notable Conde del barítono italiano Pietro Spagnoli, el único que mostró verdaderas tablas, experiencia operística y solvencia en la caracterización del personaje, y la joven soprano alemana Anett Fritsch, que interpretó un Cherubino de voz atractiva y preciosas ornamentaciones.

Dada la relevancia de sus papeles, ni el barítono alemán Konstantin Wolff, ni la soprano escocesa Rosemary Joshua acreditaron suficiente calidad y dominio mozartiano para hacer justicia a Fígaro, motor de la acción, y la Condesa, paradigma de la vocalidad mozartiana. Funcionaron mejor la Susanna de la soprano belga Sophie Karthäuser y, en tareas de menor responsabilidad, la experimentada soprano francesa Isabelle Poulenard en el papel de Marcellina, y la entrega del Cor de Cambra del Palau. Pero, teniendo en cuenta los altos precios, con localidades de 25 a 175 euros, cabía esperar mayores alegrías en el equipo vocal.

La fiesta de colores y la exquisita gama de matices de la Orquesta Barroca de Friburgo nos permitió descubrir nuevas perspectivas en el tratamiento orquestal, en el valor de las notas, en el poder de las trompetas y trompas naturales para sorprender con sonoridades de mayor violencia, en la fantasía del continuo para hacer teatro musical proporcionando máxima vitalidad a los recitativos, cuidados y trabajados por Jacobs al milímetro. La disposición de la orquesta en el escenario, con las familias instrumentales separadas por un pasillo, facilitó un mínimo de acción teatral y los cantantes, con vestuario moderno, dieron buen juego en los recitativos.

El proyecto con Jacobs incluye otras dos óperas, Don Giovanni la próxima temporada y Così fan tutte en la temporada 2015-2016: con mejores cantantes podrían ser algo memorable.