Las centrales nucleares catalanas ponen a punto su plan anticatástrofes
Ascó y Vandellòs crean centros de emergencia alejados de los reactores
Las centrales nucleares de Ascó y Vandellòs llevan invertidos 35 de los 100 millones de euros previstos hasta 2016 para blindar sus instalaciones ante hipotéticas catástrofes naturales, como terremotos, rotura de las presas cercanas o tsunamis. El calendario de inversiones forma parte de las medidas comprometidas con el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) tras el devastador incidente de Fuckushima, Japón, ocurrido en 2011. En este sentido, recientemente la Asociación Nuclear Ascó-Vandellòs II (ANAV), que gestiona los reactores, ha adquirido equipos portátiles compuestos por generadores diésel autónomos y bombas hidráulicas para garantizar el suministro eléctrico, la integridad de los núcleos de los reactores y la piscina de combustible gastado, explicó este jueves José Antonio Gago, director general de ANAV.
En la hoja de ruta para reforzar la seguridad en las centrales nucleares también está prevista la construcción de un Centro Alternativo de Gestión de Emergencias (CAGE), que se situará unos 100 metros alejado de la sala de control y reactores. Su función será la de coordinar las operaciones y recibir información en tiempo real en caso de una catástrofe natural. También incluirá un helipuerto. “El personal ya está entrenado, el mensaje es que tenemos que estar preparados para situaciones que hasta ahora no eramos capaces de imaginar”, aseguró Gago.
Entre 2015 y 2016, informó ANAV, se llevarán a cabo las modificaciones de más envergadura en las instalaciones nucleares. Estas pasan por instalar recombinados pasivos de hidrógeno para evitar que este gas se genere en altas concentración y provoque explosiones. También se instalarán filtros diseñados para minorizar la radiación en el exterior en caso de una situación de emergencia, afirmó Gago.
El objetivo es que las instalaciones nucleares de Ascó y Vandellòs II puedan resistir seísmos de magnitud 6 con un epicentro situado a 10 kilómetros de los reactores. O un terremoto de magnitud 8 a 120 kilómetros de la central, según los análisis llevados a cabo por ANAV. El director de la central nuclear de Ascó, Manel Campoy, y el director de la Vandellòs II, Rafael Martín, también explicaron que en el peor de los escenarios contemplados figura la rotura de dos módulos de la presa de Mequinenza, así como la destrucción de Flix, Riba-roja y Ascó. En este caso, con las nuevas medidas de seguridad planeadas los equipos esenciales de las centrales quedarían a 0,6 metros por encima de la altura máxima del agua, concluyeron los responsables de ANAV.
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