Anna Alabart y el ‘Dret a la Ciutat’

Anna Alabart denunciaba que los cambios urbanísticos los lideran los propietarios de los medios de producción y servicios, los propietarios del suelo, los constructores y promotores y la Administración. Aunque esta catedrática de Sociología Urbana, firme defensora de la fuerza de los barrios, aseguraba que los vecinos, agrupados en asociaciones, podían también ser un actor decisivo en los cambios de las ciudades. Tal era su convicción que en 1974, cuando el régimen de Franco agonizaba, fue la primera en pedir la legalización de la Asociación de Vecinos Esquerra de l´Eixample. "Si hubiera sido solo de l´Eixample lo hubieran aprobado, pero siendo de la izquierda...", recordaba Mercè Tatjer, catedrática emérita de Didáctica de las Ciencias Sociales de la Universidad de Barcelona (UB), donde ayer se le rindió un sentido homenaje a Anna Alabart, muerta la madrugada de la pasada Navidad.

"Este acto tiene un punto agridulce", calificó Dídac Ramírez, rector del centro. Visiblemente emocionado, Ramírez justificó este contrapunto: agrio por la pérdida de una persona "muy querida", ya que "ella siempre estaba del lado de lo que era justo". Y dulce, por el éxito de asistencia. Cerca de 200 personas llenaron el aula magna de la facultad de Economía y Empresa de la UB. Durante el acto se presentó El Dret a la Ciutat, un opúsculo editado por la UB en el que se recoge parte del trabajo publicado por Alabart.

Economista de formación, Alabart se dedicó a la sociología. Siempre defendió el estudio de las ciudades como una disciplina multidisciplinar de una realidad que engloba lo económico, lo político, lo arquitectónico, lo cultural, etc. Detestaba lo que ella vino a llamar "compartimientos estancos", áreas de estudio especializado permeables a otras disciplinas.

"Lo que le importaba era la constatación y la explicación de las desigualdades sociales", recordó Marina Subirats, catedrática emérita de Sociología de la Universidad Autónoma de Barcelona. Una obsesión que le llevaba a estados de "angustia", rememoraba Joaquim Sempere, profesor emérito de Sociología de la UB, rama que Alabart fue una impulsora para que se impartiera en la ciudad condal.

Alabart tuvo una intensa vida académica, tanto en la docencia como en la investigación. Sempere recordó como Alabart defendía la universidad pública como motor de cambio social, "sobre todo para aquellas clases con menos recursos". Así, continuó su colega, "buscaba un modelo de universidad que sirviera a la población".

Fuertemente vinculada al activismo social, reforzó la federación barcelonesa de asociaciones vecinales (FAVB). Tras un proceso participativo con las entidades de los barrios, después de las primeras elecciones municipales, Alabart ayudó a diseñar el nuevo plano de barrios de la capital catalana. "Hasta entonces, se distribuían los distritos según los intereses electorales", resumió Isabel Pujades, catedrática de Geografía de la UB. "Necesitamos personas como Anna, que desde el mundo académico estudien qué pasa en la sociedad y busquen las soluciones que ella planteaba", suspiró Sempere.