Las vidas perdidas por imprudencias en la carretera

“¿Adónde va ese?” Nada más pronunciar la frase, el cuñado de Yolanda Goena oyó un frenazo y gritos. Su suegro, padre de Yolanda, se acababa de bajar del coche, y a él tan sólo le había dado tiempo a volver a ponerse en marcha, recorrer unos metros y cruzarse con otro vehículo que circulaba demasiado deprisa. Era el 13 de diciembre de 2010 y la familia de Yolanda tenía una comida. Al día siguiente, su padre, Miguel, fallecía en el hospital.

Yolanda no puede olvidar de ese día. Su progenitor no murió por accidente, sino por la imprudencia del hombre que le atropelló mientras cruzaba una carretera. Un conductor que circulaba a más de 70 km/h en una zona limitada a 30, “que llevaba los frenos en mal estado, cada rueda de una marca y modelo diferente, que sabía que su coche no iba en buenas condiciones, que iba sin seguro...”, relata. Y que además huyó del lugar del accidente. Cuando fue alcanzado por un vecino después de abandonar su coche cerca del lugar del atropello, el hombre que mató a su padre negó su implicación en el suceso. Fue detenido más tarde por la Ertzaintza en un bar.

Goena, cuyo caso aún está pendiente de juicio, forma parte ahora de Stop Accidentes País Vasco, una asociación que lucha por concienciar a la sociedad sobre los peligros de la conducción, difundir las cautelas que se deben tomar al ponerse al volante de un vehículo, montar en bici o en moto o cruzar la calle. Además, ofrece asesoría y apoyo a todas las víctimas de lo que denominan violencia vial. “Una cosa es un accidente, y otra, una imprudencia”, explica Rosa María Trinidad, delegada de la asociación en Euskadi, que hoy celebra un acto en San Sebastián, con motivo del Día Mundial de las Víctimas de Tráfico.

Trinidad también es una de ellas: su hijo Enaitz murió arrollado en 2004 por un vehículo en La Rioja cuando montaba en bici. Su caso saltó a la prensa después de que el conductor que le mató denunciase a sus padres para que pagaran los desperfectos que el impacto del cuerpo del chaval causó en el coche.

Euskadi registró 59 muertes en carretera en 2012, frente a las 207 de 2003

Ambas víctimas describen la dureza de esos primeros momentos, el hecho no solo de haber perdido a un familiar, sino también la desazón de no saber como actuar o qué pasos dar entre atestados, ertzainas, abogados y juzgados.

Yolanda recuerda su primera llamada a Stop Accidentes y el apoyo que le brindó Rosa. Ambas decidieron dar el paso y colaborar con la asociación tras vivir en primera persona “la falta de humanidad”, según describe esta última, de quienes causaron las muertes que les han marcado de por vida.

Los fallecimientos en carretera han descendido en los últimos años de forma significativa. Euskadi registró en 2012 un total de 59 víctimas mortales, frente a las 207 de 2003, según datos de la Ertzaintza. Una reducción que la Dirección de Tráfico vasca atribuye a los avances en seguridad de vehículos e infraestructuras, el endurecimiento de las penas, una mayor eficacia en la vigilancia y control de las carreteras y el aumento de la concienciación social. Aunque los datos hayan caído, el objetivo de ambas mujeres es que nadie más vuelva a pasar por lo que han tenido que vivir ellas.

Stop Accidentes ha puesto en marcha varios programas de concienciación. En colaboración con el Ayuntamiento de Durango, Rosa imparte charlas a jóvenes de 16 y 17 años que piensan ya en sacarse el carné de conducir. “Hay que trasladarles los peligros a los que se pueden enfrentar cuando van por una carretera. Las consecuencias de que un vehículo vaya conducido por una persona irresponsable, la tragedia que puede conllevar porque, aunque uno vaya bien, otra persona te puede arrebatar la vida”, dice.

San Sebastián recuerda hoy con un acto el Día Mundial de las Víctimas de Tráfico

La iniciativa es dura, reconoce, y en ella participan bomberos, policías municipales, sanitarios, una persona tetrapléjica... A los jóvenes también se les enseñan vídeos con imágenes de accidentes “muy impactantes, bruscas, imágenes del hospital de tetrapléjicos de Toledo, es terrible”, pero la experiencia sirve a los asistentes para que reflexionen. “La persona responsable del sitio de Durango donde lo hacemos siempre me dice que nunca ha visto a tantos jóvenes, suelen acudir unos 320, tan callados. Se produce un silencio sepulcral, no habla nadie”, describe Rosa.

Muchos de los jóvenes que han participado en la experiencia conocían el caso de su hijo y “muchos salen llorando. Algunos, pocos, se acercan a hablar con nosotros. Es muy impactante, pero creo que es la mejor forma de transmitirles los riesgos de la carretera”.

Stop Accidentes también ha puesto en marcha un concurso fotográfico para denunciar las infracciones que se cometen contra los peatones, en colaboración con Lagun Aro, las tres Diputaciones y la Dirección de Tráfico del Gobierno vasco. Las 12 mejores fotografías recibidas formarán parte de una exposición que viajará a lo largo de Euskadi.

Pero la asociación, como recuerda su delegada en Euskadi, también lucha por el endurecimiento de las penas que se imponen a las personas que cometen una infracción al volante. Stop Accidentes considera que todavía “sale muy barato matar a una persona” con un coche, y de ahí la preocupación de la plataforma por la reforma del Código Penal lanzada por el Ministerio de Justicia.

Rosa Trinidad, quien también ocupa un puesto de responsabilidad en Stop Accidentes a nivel nacional, y sus compañeros temen que algunas de las faltas ahora tipificadas pasen con la modificación de la norma a convertirse en meras sanciones administrativas. junto a ello, las nuevas tasas judiciales pueden dificultar que las personas sin recursos emprendan acciones legales ante este tipo de sucesos.