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LA CRÓNICA DE BALEARES

Maestros, artistas y 100.000 personas

La ‘marea verde’ y la huelga en la escuela, discurren ajenas al dictado de organizaciones culturales, maquinarias políticas y estructuras sindicales

En la sala Ferran Cano con Miró, Barcelò, Tàpies y los 200 artistas solidarios con los maestros.
En la sala Ferran Cano con Miró, Barcelò, Tàpies y los 200 artistas solidarios con los maestros.TOLO RAMON

Es otra forma de expresar la clásica solidaridad social-cultural con los trabajadores en huelga por una causa y dignidad. Ahora son profesores que pugnan por la escuela pública y por su lengua; y en la primera parte del siglo XX, fueron las jornaleras del campo de Calvià, los zapateros de Alaró, los salineros de Formentera o los portuarios de Palma. Y otras tantas movilizaciones en democracia por convenios de hostelería o por el crack encadenado de compañías aéreas: Spantax, Spanair, Hispania, o Futura.

Los huelguistas contemporáneos —los más de 10.000 profesores que han desencadenado la marea verde— pierden salarios. Antes de la democracia, los activistas que convocaban y expandían huelgas —subversivas, decían— eran detenidos, encarcelados.

Con el golpe de Franco y la inmediata dictadura franquista casi todos los activistas de la República fueron fusilados o encarcelados, algunos huyeron y se exiliaron. Decenas de maestros de las muchas escuelas que alzó aquel sistema que frustraron, fueron depurados y asesinados. La profesora de Calvià Maria Herrero, fue represaliada por sus “frases de marcado saber volteriano” y “mantener bailes de salón con sus alumnas”.

El icono del embudo/ altavoz de la camiseta verde de la Crida por una educación pública de calidad nació en el colegio Es Pont de Palma, en 2012 y ha sido impreso 80.000 veces. Evoca un hecho dramático de la represión de Franco: en 1935, jóvenes de izquierdas desfilaron en Andratx con un embudo gigante sobre una carroza. La boca del artilugio, para un opulento capitalista, y el caño menor para el resto, los parias.

Tres de los sarcásticos fueron apaleados y asesinados por los golpistas: Jaume Porcel, Joan Horrach y Sebastià Cañellas. Este, menor de edad, no fue fusilado hasta que cumplió la mayoría. Sus cuerpos siguen en fosas sin excavar. Sus nietos, en 2012, les vindicaron con otra carroza idéntica en la rúa de Andratx, con las mismas máscaras blancas. Memoria Histórica documentó el caso con Manel Suárez y Epifanio Méndez.

Los maestros escogieron el embudo y 200 artistas lo multiplican, muestran su simpatía con la causa de los docentes de 2013; por discrepancia con el poder y pactan con los educadores, los agentes de transmisión y creación cultural. La entrega y subasta de arte no es beneficencia o caridad. Es un gesto de ayuda y protesta, una expresión solidaria antigua. Tiene el eco de la alianza de las fuerzas del trabajo y de la cultura, la vanguardia que pregonaron los europeos postmarxistas.

La marea verde es un mosaico de piezas y razones, como un puzle tejido en cada pueblo, escuela y escalera; otra piel balear. La participación horizontal, individual, familiar, es políticamente diversa y desborda el dictado de entidades culturales, maquinarias políticas y estructuras sindicales.

Este martes, día 30, a las 20.00 en el Trui Teatre de Palma (La Salle), se subastan las donaciones de artistas para nutrir la caja de resistencia de los docentes. Miquel Barceló amplió hasta cinco el número de grabados; a precio fijo se recaudaron 50.000 euros ya. Hay más de medio millón de donativos para los docentes en precario por el castigo salarial de la Administración.

El niño del exilio Ferran Cano —nieto del alcalde de Palma fusilado, Emili Darder— reabrió su galería adrede. Los herederos de Miró y Tàpies —rojos resistentes— donaron obras; también Toni Catany antes de morir y Maria del Mar Bonet, gran indignada.

Esta historia no se cerró. De todos los episodios conocidos en Baleares no será el más triste de su historia. Lo subrayaron 100.000 ciudadanos de la marea verde, en manifestaciones en cada isla, el 29 de septiembre. Resultó una masiva expresión de protesta civil de adhesión a una inédita huelga que bloqueó tres semanas las clases. El presidente José Ramón Bauzá (PP), con su política creó la protesta, despertó conciencias hibernadas. De inmediato decretó que son minoría.

A cada maestro que paró tres semanas se le ha quitado más de 1.500 euros. Su acción no alberga las vindicaciones salariales, alude al modelo de escuela pública, a la defensa del sistema de enseñanza en catalán o bilingüe; y en inglés bien hecha. Otros, los músicos de la Orquesta Sinfónica de Baleares, actúan esta tarde en el Auditorium de Palma, en ayuda a los profesores. Ellos hicieron 100 días de huelga y les debieron tres nóminas.

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