Germà Gordó esquiva a los medios en su declaración como testigo por el caso ITV
El consejero de Justicia niega que hubiera hablado con Oriol Pujol de las adjudicaciones
Nadie le vio entrar ni salir del edificio, pero el consejero de Justicia, Germà Gordó, declaró ayer como testigo por el caso ITV. Fue una comparecencia breve, de apenas 45 minutos y sin sorpresas. Gordó explicó al magistrado que durante su etapa como secretario del primer Gobierno de Artur Mas, jamás habló con Oriol Pujol Ferrusola sobre las ITV. El ex número dos de Convergència (CDC) está imputado en una presunta trama que trató de amañar un concurso público de estaciones de la inspección técnica de vehículos.
El sumario del caso recoge las llamadas telefónicas que otro de los imputados, Josep Tous —hombre de la máxima confianza de Pujol que fue designado para “pacificar” el convulso mundo de las ITV— hizo a Gordó. El consejero escuchó algunas de esas conversaciones en su declaración y admitió que recibió “media docena” de llamadas de Tous, según fuentes judiciales.
El mediador de las ITV también le remitió documentación sobre el mapa de estaciones y Gordó, debido a su cargo de secretario general, informó de su contenido al Ejecutivo. El papel de Tous, subrayó, era importante dado que el Gobierno estaba pendiente de recuperar un canon que las empresas de ITV debían pagar y que ascendía a millones de euros. Gordó matizó que no llegó a reunirse con Tous porque solía despachar ese asunto con el entonces secretario general de Industria, Enric Colet. Gordó fue citado a propuesta del fiscal anticorrupción Fernando Maldonado. Además de Tous, otros imputados le mencionan en sus llamadas.
A pesar de que estaba citado a las 17.30 horas, Gordó no confirmó al tribunal que asistiría en persona a declarar —como consejero, la ley le permite hacerlo desde su despacho o desde el Parlament— hasta ayer a mediodía, lo que provocó cierto malestar, según fuentes judiciales.
Dispuesto a pasar desapercibido, el consejero accedió al Palacio de Justicia por una puerta lateral situada en el otro extremo del edificio donde los medios de comunicación esperaban su llegada. Los fotógrafos se apostaron en esa otra puerta para captar su imagen. Pero Gordó les esquivó de nuevo saliendo por la puerta principal, que le abrieron dos mossos. Un trato singular porque, desde las 15 horas, esa entrada permanece cerrada, con barrotes de hierro, para todos los ciudadanos. Gordó entró en el coche oficial y se esfumó.
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