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El acuerdo educativo por la convivencia no suma a ELA, LAB y STEE-EILAS

El documento, de una sola página, recoge cuatro causas de ruptura de la convivencia y cuatro ideas para prevenirla

El Kursaal de San Sebastián se convirtió ayer en el escenario del segundo gran intento de agrupar a todos los agentes educativos en torno a un texto sobre la convivencia. Si en diciembre de 2011, pocas semanas después del cese de ETA, se firmó el que hoy se conoce como el compromiso del Carlton, el nuevo documento buscaba incorporar a los ausentes del primer acuerdo, ELA, LAB y STEE-EILAS.

Estos no firmaron el acuerdo, pese a que contiene ideas generales que buscaban el acercamiento. ELA lo consideró un “avance”, pero indicó que “de momento” no lo firmará a la espera de que se concrete. STEE-EILAS aseguró que “comparte en gran medida el contenido” pero no consideró necesario estar en su “escenificación”.

El acuerdo busca “promover una cultura de paz y prevenir conflictos destructivos, vulneraciones de derechos humanos” ante las razones de la ruptura de la convivencia. Sus firmantes se comprometen a impulsar un proyecto socioeducativo que parta de sus principios, por lo que su impulsor, el secretario general para la paz y la convivencia del Gobierno, Jonan Fernández, resaltó ayer que “no es el punto de llegada, sino un punto de salida”.

El documento calca el tercer microacuerdo que él propuso en el plan de paz para avanzar en materia de convivencia. El acuerdo no recoge palabras como terrorismo o víctimas —esta última sí está en el texto de 2011— y subraya el “valor superior del respeto a la dignidad humana”. Este también aparece en el compromiso del Carlton.

21 firmantes

Con 21 firmantes —dos de ellos representantes del Ejecutivo—, en él se repiten las adhesiones de 2011, con las tres universidades, CC OO, UGT, federaciones de padres, patronales concertadas, etc. que ya apoyaron el texto de 2011. Las cuatro fórmulas que se plantean para prevenir futuras rupturas de la convivencia son “aceptar que nuestras perspectivas son siempre incompletas” como vía para frenar el dogmatismo; “promover las oportunidades entre las dificultades —contra el fatalismo y a favor del pluralismo—; “asumir nuestra responsabilidad ética en cada circunstancia” como vía para prevenir el maniqueísmo y potenciar la empatía; y finalmente el “valor superior del respeto a la dignidad humana” para evitar acudir a la violencia.

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