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Una doctora define como “lesiones de guerra” las heridas de balas de goma

La oftalmóloga describe la cirugía ocular de una víctima en el Parlament

Rebeca Carranco
Ester Quintana perdió un ojo por una pelota de Goma disparada presuntamente por los Mossos.
Ester Quintana perdió un ojo por una pelota de Goma disparada presuntamente por los Mossos.

Cuando el equipo de oftalmología del hospital Clínico recibe a pacientes con “roturas de la estructura de la cara” no les es fácil tratarles. “No estamos acostumbrados a ver pacientes con lesiones de guerra”, explicó ayer la doctora del centro hospitalario Estrella Fernández. Estaba refiriéndose a las heridas que causan las pelotas de goma que lanzan los Mossos d’Esquadra. En concreto, a las lesiones que ocasionaron a cuatro personas que ellos han operado. “Es como dar puntos en un flan de huevo”, describió.

La doctora presentó ayer un estudio en el parlamento —en la comisión sobre el modelo de orden público— de varios casos de personas heridas por pelotas de goma. Además de la crudeza de sus descripciones, la doctora mostró diversas imágenes, más crudas aún, del caso de Nicola Tanno, un joven italiano que perdió el ojo derecho en la celebración del Mundial de 2010 en Barcelona. Desde la cara ensangrentada, con estallido ocular, en el momento en el que llegó al hospital, hasta la reconstrucción que se ha hecho para que Tanno pueda tener una vida lo más normal posible, a pesar de haber perdido la visión.

Fernández describió primero el arma: bolas de caucho macizo que pueden alcanzar los 720 kilómetros por hora. Después dibujó, técnicamente, sus consecuencias físicas: estallido ocular, rotura de las estructuras faciales. Para acabar, llanamente, con las psicosociales: “No solo hablamos de pérdida de visión, sino también de la pérdida de estética, que afecta a la vida laboral y social”.

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“Desde el punto de vista médico, no se puede considerar \[un arma\] de baja letalidad, incluso puede causar la muerte”, añadió, en referencia a las consecuencias de un pelotazo. Y recordó que las personas a las que ella ha tratado no son delincuentes: “Simplemente estaban en el centro, no quemaban un contenedor”.

A su entender, en un contexto de manifestación pública, cuando intervienen los Mossos, las personas que presentan lesiones con explosiones oculares, lo “más probable” es que hayan sufrido un pelotazo de goma. “Este tipo de lesiones solo lo puede producir algo que ha ido a una velocidad altísima. Un puñetazo va rápido, pero no tanto”, dijo.

También lamentó el “desamparo” por parte de las instituciones en el que se encuentran las víctimas. Contó que Interior nunca llamó a su departamento cuando Tanno resultó herido. Y sobre el caso de Ester Quintana, que perdió un ojo en la huelga del 14-N, afirmó: “Se encontró en la calle absolutamente desde el punto de vista sanitario y psicológico”. E incluso se preguntó por qué la habían “manejado tan mal” al no operarle una disfunción en la estructura del maxilar fruto del golpe. “La realidad es muy dura” para todas las víctimas, concluyó, ante todos los diputados, que agradecieron la claridad y dureza de su exposición.

Antes que ella, dos representantes de Amnistía Internacional, pidieron que se revise la forma de usar las pelotas de goma, con informes independientes. Aunque no se mostraron firmemente a favor de su prohibición. También cuestionaron la imparcialidad sobre las investigaciones de las actuaciones policiales, y pidieron que se hagan cargo de ellas órganos independientes. Tanto Jaume Asens, representante de Colegio de Abogados de Barcelona, como la catedrática de Ética Victòria Camps pidieron la prohibición de las pelotas de goma. A todos ellos les escuchó Quintana, que asistió a la comisión que precisamente su caso —todavía por esclarecer— propició.

También ayer se rechazó, con los votos de CiU y ERC, la comparecencia del consejero Ramon Espadaler, por los cambios de versión en el caso de Quintana. En su lugar acudirá Manel Prat, director de la policía.

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Sobre la firma

Rebeca Carranco
Reportera especializada en temas de seguridad y sucesos. Ha trabajado en las redacciones de Madrid, Málaga y Girona, y actualmente desempeña su trabajo en Barcelona. Como colaboradora, ha contado con secciones en la SER, TV3 y en Catalunya Ràdio. Ha sido premiada por la Asociación de Dones Periodistes por su tratamiento de la violencia machista.

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