Controlado el gran fuego de O Pindo tras acosar el paraje único de O Ézaro
Feijóo llama a apuntar las matrículas de “coches que salen de bosques de noche”
La palabra catástrofe está en boca de los alcaldes y vecinos de la Costa da Morte por el tremendo incendio forestal que desde la noche del miércoles ya lleva devastado magníficos parajes naturales como el Monte Pindo, en Carnota, y alcanzó ayer el de O Ézaro, en Dumbría, con la única cascada de Europa que se precipita al mar. Imparable y alentado por el fuerte viento del norte, el fuego llegó hasta allí en la madrugada de ayer tras lograr cruzar un cortafuego natural como es el caudaloso río Xallas. Lo hizo por la parte más estrecha, la más cercana a la cascada, cuyo entorno de gran belleza atrae cada año miles de personas y acogió hace apenas unas semanas una etapa de la Vuelta ciclista a España.
Que el fuego llegase a O Ézaro era lo que más se temía y ocurrió de noche, sin posibilidad de que actuasen medios aéreos. Medio centenar de casas, cercadas por las llamas, fueron desalojadas. Pero tras una noche y una mañana de lucha sin tregua de los brigadistas y los vecinos para tratar de frenar un incendio que estaba descontrolado, se logró al fin sobre las tres de la tarde “estabilizar” la situación, según el término empleado por la Xunta, gracias a las numerosas quemas controladas que los servicios de extinción, una vez eliminado el peligro para las casas, realizaron para impedir al fuego tener con que alimentarse. Sobre las siete de la tarde, se dio por controlado, esto es, que seguía ardiendo pero sin avanzar las llamas.
La gente pudo regresar a sus casas y se restableció el suministro de agua y luz en la comarca. Ayudó bastante el tiempo al amainar el viento y caer lluvia fina para refrescar unos montes que llevan ardiendo tres días. Ya se quemó el equivalente a 2.200 campos de fútbol en esos parajes únicos, según el balance provisional. Pero todos temen que sea mucho más. Con este incendio, el mayor del año en Galicia, van unas 12.000 hectáreas calcinadas en el último mes, persistentemente seco y ventoso. Las predicciones apuntan a que desaparezca hoy el frente que a su paso ayer por el norte de A Coruña dejó nubosidad y pequeños chubascos.
En Carnota, con el Monte Pindo, el Olimpo celta, reconvertido en un mar de cenizas, la preocupación estaba ayer centrada en el parte meteorológico. Y en que no llueva demasiado en los próximos días “porque aquí las correntías son tremendas”, alertaba el alcalde, Ramón Noceda, y el agua podría causar, al arrastrar el manto de cenizas, otro desastre.
Pero la prioridad en la Xunta, repiten incesantemente sus responsables, está en apagar los fuegos y perseguir a los incendiarios. El Gobierno gallego, a la defensiva por las críticas que arrecian contra su política forestal y la casi nula apuesta por la prevención, redobló ayer los llamamientos a “combatir a quienes están plantando el fuego”. El presidente, Alberto Núñez Feijóo, incluso animó a denunciar cualquier indicio, como “las matriculas de los coches que salen por la noche de los bosques en los que se inician incendios”. Y para dar fuerza a su petición, realizada en un acto en Ames (A Coruña) del PP, Feijóo se puso tremendista: “Algún día alguien perderá la vida, alguien perderá su casa y todos perderemos el mayor patrimonio paisajístico y ambiental de Europa”.
En la misma línea, el vicepresidente de la Xunta, Alfonso Rueda, y la conselleira de Medio Rural, Rosa Quintana, en su visita ayer a O Ézaro, insistieron en pedir “colaboración ciudadana” para atrapar a los incendiarios, convencidos de que existe una trama pese a que ninguna de las investigaciones de las fuerzas de seguridad apunten a esa tesis. “Hay una serie de personas que están empeñadas en acabar con el patrimonio natural y en hacer daño”, sostuvo, sin embargo, Quintana. Y al igual que Feijóo, animó a los vecinos a denunciar, “incluso de una manera anónima, cualquier persona que resulte sospechosa”.
De momento la Xunta prefiere no pronunciarse sobre la petición de zona catastrófica que pide el alcalde de Carnota, del BNG, por la destrucción de O Pindo. Cuando se logre extinguir el incendio, “a partir de ahí se puede hablar de todo”, se limitó a comentar Rueda. Pero una vez más, hizo hincapié en su preferencia por que “se pusiera el esfuerzo en articular medidas penales” contra los incendiarios. Y se defendió de las críticas por el nulo caso que hizo la Xunta a la asociación local que lleva tres años reclamando la figura de protección de Parque Natural. “Me gustaría saber cuáles son las medidas de prevención que se pueden hacer en una zona tan rocosa” como ese paraje emblemático, aseveró.
“Que es una catástrofe, no hace falta decirlo, todas las Administraciones deben tomar cartas en el asunto”, respondió ayer el regidor de Dumbría, el socialista José Manuel Pequeño. “Dolido”, subrayó, por la ausencia de prevención del monte que lo convierte ahora “en un polvorín”, el alcalde destaca que eso contribuye a que cada cinco años, más o menos, arda O Ézaro, “cuya impresionante cascada y mirador tanto esfuerzo nos llevó sacar adelante”. “Y no quema el monte el paisaniño que lo considera como su cuenta a plazos”, insistió Pequeño.
Con mayor contundencia que para O Pindo, Quintana prometió que “se hará lo posible para recuperar” el paraje de O Ézaro. No fue el único incendio de ayer. También en Dumbría, en otra parroquia, comenzó de noche otro fuego que fue extinguido tras quemar 24 hectáreas. Controlados seguían anoche los fuegos de Negreira (663 hectáreas) y Porto do Son (325), así como el de Gondomar, junto a O Galiñeiro (28).
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