Desmitificando el mimo
'Maletas' es un espectáculo gestual que se representa en Madrid hoy y mañana en la sala Kubik Fabrik
El mimo es “Una forma de entender el teatro más allá de las palabras. Hacer visible lo invisible”. Esta definición es José Piri, director y fundador de la Escuela Internacional de Teatro Gestual Nouveau Colombier: Rafa Ibáñez, creador de la compañía Jagat Matat y discípulo de Piri se dedica a eso, a ir más allá de lo hablado. Hoy y mañana actúa, con otros seis actores, en la sala Kubik Fabrik, en Madrid, con el espectáculo gestual que también dirige: Maletas. No es fácil vender este tipo de teatro en España: “Hace poco estuve a punto de tirar la toalla. La culpa es de los programadores que no quieren arriesgarse”.
La historia del teatro gestual en Europa, asegura Piri, viene del periodo de entre guerras. El problema es que España ha ido a destiempo con el resto, de forma que mientras otros países evolucionaban aquí ni se contemplaba la posibilidad de este tipo de espectáculos. Hoy en día, la mayoría asocia el mimo al arquetipo de actor vestido a lo Charles Chaplin construyendo muros imaginarios en las calles o en los parques. Y sí. Eso es mimo. Pero es mucho más. Un universo corporal que pretende contar historias sin usar la palabra, solo con el cuerpo. “En una maleta chiquitita me llevo el espectáculo. Hago bosques, guerras, risas… y durante más de una hora construyo todo un universo”.
En la obra Maletas el espectador se adentra en el inconsciente del protagonista. Cuando esta es abierta, como la caja de Pandora, salen todos sus miedos, paranoias y recuerdos. Sus emociones toman diversas formas, como la de un robot gigante de maletas o un escorpión. Los intérpretes utilizan sus cuerpos para representar metáforas. La ausencia de texto obliga al público a participar, en cierta medida, para reconstruir el mensaje, que se potencia con el trabajo expresivo de los actores. “Tras la lucha del héroe consigo mismo hay un final abierto que el público reconstruye libremente”, explica Ibáñez.
En noviembre de 2012 la compañía recibió el Quallity level de la Plataforma de Teatro Visual de Europa (PTVE). En un momento en el que Ibáñez asegura que estuvo a punto de renunciar a todo, gracias a este distintivo, uno de los más importantes de esta categoría, le salieron varios espectáculos, además del de la sala Kubrik Fabrik, irán al MIM de Sueca (Valencia), al Festival Internacional de Movimiento y Teatro Gestual de Reus y también actuarán en Amberes (Bélgica).
Hay muy pocas compañías de teatro gestual en España. José Piri lleva desde hace 15 años intentando dignificar la profesión de mimo. “Los teatros tienen miedo, porque no saben cómo va a responder el público. Todos mis espectáculos están siempre hasta la bandera y siempre salen encantados, porque es un lenguaje rico y dinámico”, asegura. Además, el actor y director de la Escuela Internacional de Teatro Gestual Nouveau Colombie opina que “es una pena que hoy los alumnos se dejen arrastrar por esas escuelas que te encaminan solo a la televisión y no a la riqueza del teatro”.
Piro hace hincapié en los inicios del teatro moderno. “Cuando Jacques Copeau creó el Théâtre du Vieux-Colombier (Teatro del viejo palomar), en 1913, este revolucionó la escena en Europa. Dejó de ser algo literario para ser algo carnal. Entonces se recuperó el mimo y la pantomima y a partir de ahí se creó lo que hoy en día es el gran teatro gestual”. Así mismo, Éttiene Decroux, (París, 1898 - Billancourt, 1991), considerado uno de los padres del mimo contemporáneo, fue el creador del código gestual con el que el actor se comunica con el cuerpo. Estos hechos ocurrieron entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial. En España se produjo el golpe de estado que derivó en la Guerra Civil, lo que hizo que quedase ciega ante lo que ocurría en la escena teatral, y otras artes, fuera de sus fronteras. En la transición, comenzaron a salir las primeras compañías dedicadas al gesto, como La Fura dels Baus, compañía catalana creada en 1979. Con poco más de treinta años de vida, aquí nos encontramos en sus inicios. Haciendo un paralelismo, el mimo es al teatro como la poesía a la narrativa.
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