El hijo de Baltar se enfrenta a la primera denuncia por enchufismo
Una opositora impugna un proceso que califica de “surrealista”
A Cristina Barca Arias, licenciada en Química Ambiental, máster en gestión ambiental y con más de 300 horas acreditadas en cursos de voluntariado sobre esta materia y prevención de riesgos laborales, un funcionario de la Diputación de Ourense vinculado al PP la consideró no apta, antes de finalizar el examen, para un puesto de operaria en un punto limpio al que aspiraba un cargo público de ese partido. El militante popular, Carlos Enrique Fernández, teniente de alcalde en Pereiro de Aguiar y yerno del regidor y diputado provincial, Eliseo Fernández, obtuvo el empleo. “No da el perfil”, le dijo el examinador a Cristina Barca varias veces durante la prueba. Ella no sabe si su carencia de “perfil” estuvo motivada por su “condición femenina o por un exceso de currículo académico” con respecto al opositor varón del PP que aprobó con menos méritos pero mayor puntuación curricular que ella. Barca, que registró un escrito en la Diputación pidiendo explicaciones —no le han contestado— está dispuesta a recurrir a la vía judicial para denunciar el enchufismo de estas oposiciones de la nueva era del baltarismo.
El alto funcionario que la examinó le formuló preguntas del tipo “cómo se llaman las ruedas de los colectores de basura amarillos”. La opositora, que —pese a estas preguntas y a la inexistencia de temario de la institución— asegura que contestó correctamente a más del 65% del formulario, no logró la plaza ni para el punto limpio de Pereiro de Aguiar, que obtuvo el teniente de alcalde, ni para el de San Cibrao das Viñas. En la prueba para el mismo empleo en este último municipio la examinó un solo miembro del tribunal, pese a que firmaron su suspenso tres representantes “cometiendo por tanto un supuesto delito de falsedad en documento público”, denuncia Barca. Su examen escrito ni siquiera lo hizo ella de su puño, sino el funcionario que la examinó.
Así consta en la denuncia que registró en la Diputación, firmada por su pareja, Xoán Carlos Bouso, y que este ha ratificado en declaraciones a este diario. “Su prueba escrita la hizo en realidad el único miembro del tribunal que estaba con ella en la sala, supuestamente con las respuestas verbales de Cristina a sus preguntas, pero no tenemos garantía de que las haya reproducido fielmente”, denuncia Bouso el “surrealista” proceso al que se sometió su compañera. “Cristina sabía perfectamente que se presentaba a un examen para un puesto de operaria y no de técnico, pero creemos que los comentarios discriminatorios del miembro del tribunal advirtiéndole de que no daba el perfil pueden ser motivo de una imputación penal que puede alcanzar también al resto de los integrantes, en calidad de coautores o cómplices, e incluso a quien los nombra”, el presidente de la Diputación, José Manuel Baltar Blanco, cuyo padre responderá en breve judicialmente de una presunta prevaricación acusado de enchufar a 104 personas en la misma institución que legó a su vástago.
La opositora no se explica por qué fue calificada con menos puntos curriculares (1,5) que los ganadores de las plazas, que lograron un 5. El teniente de alcalde de Pereiro explicó el mes pasado a Faro de Vigo, ya incorporado a su empleo, que él era el opositor con mayor experiencia. “Es obvio que hay que revisar esa evaluación”, sostiene, sin embargo, el representante y compañero de Cristina Barca.
La opositora suspendida está dispuesta a ir “hasta el final” en la reclamación de las condiciones de “igualdad de oportunidades” para acceder a un empleo público. Xoán Carlos Bouso señala que su condición actual de funcionario le permitirá costearse la demanda contra la Diputación de Ourense hasta conseguir que se revise la legalidad de las pruebas y las puntuaciones que obtuvo su pareja. Naturales de Lugo, Barca y Bouso apenas llevan dos años viviendo en Ourense y sostienen que el “caciquismo” con el que se han topado en la institución provincial ourensana “en esta nueva época” ha superado sus previsiones. Bouso señala que en la Diputación de Lugo “incluso durante los tiempos de Cacharro Pardo, la situación no era de este calibre”. “Yo trabajé allí y el teniente de alcalde de Outeiro de Rei me reconoció que había obtenido la plaza por mis propios méritos”, explica “En Ourense aún hay mucho que avanzar, pero los ourensanos, tarde o temprano, acabarán con esto”, reflexiona. Baltar tiene abiertos en este momento los procesos de selección para 14 empleos en la Diputación. Todos ellos, menos uno, por promoción interna.
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