La crisis expulsa a más de 100.000 personas de Cataluña cada año
Unos 554.000 habitantes han abandonado la comunidad desde 2008 El 91% son extranjeros que regresan a su país natal y el resto, nativos sin oportunidades
Vanessa Miranda y su marido Carlos se afanaban ayer en hacer cajas en su piso de L'Hospitalet. Tras once años residiendo en Cataluña han decidido volver a su Ecuador natal. La suya no es una historia aislada. Más de 100.000 personas hacen cada año lo que ellos: irse e intentar dejar atrás el panorama de crisis y falta de oportunidades. En 2011 fueron 117.284 los que optaron por esa vía de escape; en 2012 la cifra ascendió a 133.140, según los datos cotejados por el Departamento de Economía en base a estadísticas del INE y de Idescat. En el último lustro, un total de 554.000 personas —el 7,3% de los 7,5 millones de habitantes de Cataluña— han hecho las maletas, una cantidad que seguirá creciendo “si el panorama laboral no mejora de forma clara”, como admite la última Nota de Coyuntura publicada por la Generalitat. No hay visos de que eso vaya a ocurrir.
El caso de Vanessa y Carlos es especial. No dejan a sus espaldas una hipoteca pendiente. Ni tan solo han perdido el trabajo o han agotado el subsidio de desempleo o las ayudas para los que también han acabado el paro. Decidieron marcharse cuando tenían trabajo asegurado. “Pero estábamos cansados de ganar \[1.300 euros mensuales\] solo para sobrevivir”, explica ella, teleoperadora hasta que solicitó el finiquito hace mes y medio. Pese a no saber qué harán a su retorno con apenas 29 años y una hija de cinco años, tienen la seguridad de que “tendremos posibilidades de trabajar”.
El caso de Junior López, de 30 años, sí que es el del estereotipo que ha generado la crisis. Trabajó cuatro años en el sector comercial en Madrid y Barcelona. En 2011 agotó prestaciones y finalmente regresó a Lima el año pasado, donde vive con su padre. Ha dejado a su pareja en Madrid, por lo que “cuando la cosa mejore tengo intención de volver a España y trabajar. Irme ahora no es un fracaso, sino una solución”, explicó ayer vía telefónica.
La recesión ha empujado a muchos inmigrantes que llegaron a Cataluña en tiempos de bonanza a regresar a su país. Según las estadísticas de la Generalitat, el 91% (121.617) de las personas que han decidido buscar oportunidades en otros países son extranjeros. Pero otras 3.825 tienen nacionalidad española pese a haber nacido fuera. Y los técnicos de Economía ponen el acento en la franja de menores de 16 años que también se han ido y que corresponden a hijos de inmigrantes que nacieron en Cataluña pero que ahora vivirán en el país de sus padres.
“Para regresar debería tener un trabajo que me guste sin la sensación de que me explotan”, dice una ingeniera catalana que reside en Copenhague
Ese es casi el caso del hijo de Juan Carlos Encalada, de 16 años, a quien le está costando adaptarse a la nueva vida que empezó hace dos semanas en Otavalo (Ecuador). “Ha dejado novia, amigos y todo lo demás y dice que cuando cumpla los dieciocho y sea mayor de edad se vuelve para España”, explica su padre, en tono preocupado. Encalada, de 37 años, vivía en España desde 1999. También tenía trabajo en una empresa de transporte, pero tras varios recortes de salario y personal, olió que la siguiente baja sería la suya, como le había pasado a su esposa, que hace un año perdió su empleo en una fábrica de tubos de escape de Caldes de Montbui.Así que renunciaron a su piso de alquiler y decidieron emprender una nueva etapa en la casa que construyeron durante años en Ecuador con los ahorros que hicieron en España y que desde hace tres años no se producían. “La ventaja es que aquí yo ya tengo mi casa y no tengo que pagar los 600 euros de alquiler”, explica desde su casa, donde sigue trabajando como transportista.
Las estadísticas elaboradas por el Departamento de Economía, que ayer avanzó El Confidencial, también ponen el acento en otro colectivo que también abandona Cataluña en un goteo incesante. Son los 7.698 ciudadanos nacidos en España que en 2012 decidieron marcharse en búsqueda de las oportunidades que no ofrece el mercado laboral catalán y su tasa de paro superior al 24%. Mireia Marré, de 28 años, fue a Copenhague hace cinco años a acabar la carrera de Ingeniería y allí se quedó, trabajando como ingeniera en Siemens Windpower. ¿Ganas de volver? “Sí que las tengo, pero con la actual situación laboral, no. Necesitaría tener la satisfacción personal de un trabajo que me guste sin la sensación de que me explotan”.
Jofre Bellés anima a todo aquel que le quiera a escuchar a abandonar Cataluña. Él también llegó a Londres en 2008 para estudiar un Erasmus y nunca más volvió a Barcelona para trabajar como actor, compositor o director musical, que es a lo que se dedica. “Cuando vi las oportunidades que encontraba aquí de lo mío decidí que no volvía”, explica este joven de 28 años, que saca pecho de poder ganar 10.000 libras al año solo como actor. “Eso en Cataluña es dificilísimo”.
No sabe si volverá. Como tampoco sabe si regresará a Barcelona Laura Martín, una dominicana que se fue de Barcelona en 2010 tras cinco años trabajando en la ciudad y con otros motivos para irse que los propiamente vinculados a la crisis. “Tenía que aclararme y saber si vivir aquí o allí”, explica.
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