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El puente que no volverá a languidecer

Valdemaqueda recobra el cruce de piedra sobre el río Cofio, restaurado en una actuación del Gobierno regional

El puente Mocha tras su restauración, inaugurado ayer por la Consejera de Cultura, Ana Isabel Mariño, y el alcalde de Valdemaqueda.
El puente Mocha tras su restauración, inaugurado ayer por la Consejera de Cultura, Ana Isabel Mariño, y el alcalde de Valdemaqueda.CAM

El puente Mocha de Valdemaqueda, una de las joyas de la caminería medieval madrileña, luce flamante su reciente restauración. Ha languidecido desvencijado durante décadas sobre el turbulento río Cofio, que baña el noroeste de la Comunidad de Madrid, ahora menguado por la canícula. Con sus 55 metros de longitud, por casi tres metros de anchura, además de sus tres ojos, tres tajamares piramidales, dos aliviaderos y una portezuela adintelada, el puente exhibe su potente presencia. Se yergue sobre el lecho pétreo del río, anteriormente superpoblado de barbos y hoy, por cangrejos autóctonos. Sobre la cama granítica hinca sus potentes cimientos, que han soportado desde hace siglos los embates y las frecuentes crecidas del caprichoso río.

De ese mismo sustrato fue extraída la piedra que, tallada en vigorosos sillares, dibuja su armoniosa silueta, de las denominadas “de lomo de asno”. Consiste en un característico arqueamiento central que singulariza los puentes de su época. Sobre algunos sillares de sus tableros han sido halladas marcas de los canteros medievales que lo construyeron o, quizá, lo reedificaron, ya que aún no se ha podido documentar un origen romano.

El puente sin restaurar en una fotografía de 1998.
El puente sin restaurar en una fotografía de 1998.ANDRÉS CAMPOS

La ingeniería pontonera de Roma —de la cual el puente de Alcántara, en Extremadura, es expresión suprema— no contemplaba el arqueo del tablero, que acostumbraba a ser recto, no combado. Empero, el encastre del puente de la Mocha, la sencillez rotunda de su diseño, su porte, la calidad de su fábrica y su ubicación —que se considera no lejana de la latina Ruta de la Plata— ha permitido acariciar con cierto fundamento la hipótesis romana. Existe constancia documental según la cual el puente, que cruza el Cofio en dirección al llamado Monte de Agudillos por el camino de Villaescusa, conectaba Segovia con Toledo. Con certeza, fue utilizado para trasladar madera y piedra hacia el cercano el monasterio de San Lorenzo de El Escorial durante su construcción, en la segunda mitad del siglo XVI.

La restauración del puente, desplegada entre octubre de 2011 y enero del año siguiente, fue proyectada por la arquitecta Concha Alcalde. El estudio histórico le fue encomendado al arqueólogo Roberto Parra y la ejecución de la obra, a la arquitecta Pilar Muñoz y el arquitecto técnico Aurelio Pérez Borlán. Rafael Echevarría, de la empresa Freyssinet, ha coordinado las obras, con un presupuesto de 180.000 euros. En ellas ha intervenido un equipo de 8 personas, del que han formado parte la especialista en restauración, Elsa María Soria, así como tres expertos en cantería tradicional.

Sirivió para llevar piedra y madera al monasterio de El Escorial

A grandes rasgos, la plena rehabilitación del puente madrileño ha consistido en el recalce puntual de sus bóvedas y en la restauración, reposición, consolidación y limpieza de sus componentes pétreos. “Siempre que pudimos, repusimos la sillería inicial, pero cuando no nos fue posible, gracias a los canteros, recurrimos a la labra de nuevos bloques graníticos mediante piedra extraída de canteras cercanas, eso sí, con la debida autorización de la Consejería de Medio Ambiente”, explica la arquitecta Carmen Alcalde. “Hemos recuperado la pendiente del tablero que declina hacia la ribera izquierda del río, cuyo pavimento se hallaba totalmente cubierto bajo un verdadero arenal, ahora despejado”, añade. “También recobramos la pavimentación original, casi perdida”, matiza Alcalde. “Asimismo, hemos adosado a los estribos del puente sendos drenajes”, dice mientras señala las lajas de piedra tajadas por canalillos transversales que evacuarán el agua de lluvia.

El puente de Mocha figura ya oficialmente en el primer rango de los monumentos civiles restaurados por el Gobierno regional mediante fondos estatales procedentes del llamado 1% cultural. Hasta ahora, las principales actuaciones del Gobierno autonómico madrileño se habían centrado de manera prioritaria en la rehabilitación del rico patrimonio de la Iglesia. La restauración del puente de Valdemaqueda inaugura un Plan de Rehabilitación de hasta 109 puentes históricos madrileños, de alto valor patrimonial y turístico, que la Consejera de Empleo, Cultura y Turismo del Gobierno regional, Ana Isabel Mariño, a través del Director General de Patrimonio Histórico, Ignacio Muñoz, integra en un amplio proyecto de estímulo cultural y turístico. Entre las futuras actuaciones figuran puentes de Bustarviejo, Buitrago, Colmenar, Miraflores y Mejorada.

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