Las bibliotecas, un bastión cultural
La red pública, hoy con 362 equipamientos, cubrirá toda Cataluña en 2015
Si algo funciona en el sistema cultural de Cataluña es la red de bibliotecas. Sobre ellas, la Mancomunitat quiso construir en 1914 la culturización de la sociedad. Calcularon 25 años. La Historia lo ha dejado en 100: hoy el 92,6% de los catalanes disponen de biblioteca pública en su municipio. Se está a dos bibliotecas de cumplir con la ley que obliga a que poblaciones de más de 5.000 habitantes tengan ese equipamiento. Y a dos años del sueño de Prat de la Riba: que, con independencia de la implantación física, la red de cobertura al 100% del territorio.
Con esa filosofía, el consejero de Cultura de la Generalitat, Ferran Mascarell, presentó ayer las cifras de la red de bibliotecas públicas, éxito al que no es ajeno que tres niveles de la administración catalana (govern, diputaciones y ayuntamientos) vayan a una desde hace años sin mirar siglas.
Los números de este auténtico bastión cultural son espectaculares: el 44% de los catalanes (3.638.603 personas) tiene carnet de una biblioteca pública (161.395 usuarios nuevos en 2012). Hay 362 equipamientos de este tipo (el año pasado se abrieron seis), donde entran una media de 85.000 personas diarias (25 millones de visitas en 2012). Normal: cada día, en sus 320.261 metros cuadrados (10 veces todo el Museo Nacional de Arte de Cataluña) se organizan 150 actividades o se pueden consultar fondos que alcanzarían los 340 kilómetros lineales.
La gran biblioteca pública de Girona
Con más de 7.000 metros cuadrados y 350 puntos de lectura, la Biblioteca Provincial de Girona se convertirá en la segunda mayor equipación pública catalana de estas características tras la Biblioteca de Cataluña. El centro, financiado por el ministerio de Cultura y gestionado por la Generalitat, está previsto que se inaugure el 23 de abril de 2014 y se incorporará a una red que hoy cuenta con 362 centros en Cataluña, infraestructuras que hoy permiten que el 92,6% de la población disponga de biblioteca pública en su municipio. Un servicio que es “el núcleo duro del sistema cultural”, según afirmó ayer el consejero de Cultura, Ferran Mascarell.
Como si de un ser vivo se tratara, las bibliotecas mudan según necesidades de sus socios. Así, se ha detectado mayor demanda de internet (3,5 millones de usos el año pasado, 13% más que 2011): una de cada cinco visitas accede a la red o a programas de ofimática. Por ello hay 4.567 ordenadores en las bibliotecas públicas catalanas.
También se ha detectado otro doble fenómeno: en un contexto de descenso en más de medio millón de préstamos entre 2011 y 2012 (16,3 millones es el total), desde 2010 decrece en un notable 34,3% la petición de material audiovisual (música y cine) y se incrementa en un 17,5% el de libros. La primera cifra responde al fenómeno de las descargas, muchas ilegales, una “piratería contra la que faltan políticas públicas que ni se hacen ni se cumplen cuando existen”, admitió Mascarell. La otra es hija de la crisis: la gente lee, pero pidiendo prestado o bien a sus amigos o a la biblioteca.
Mascarell admitió borrones en este paraíso cultural, como la asfixia presupuestaria: “La inversión en bibliotecas de las administraciones en Cataluña fue en 2012 de 50 millones de euros; sí, hay menos recursos pero la mejora de la gestión lo ha compensado; y trabaja la misma gente”, afirmó. Aprovechó entonces para cargar tres veces contra el Estado: por la ausencia de su partida destinada a compra de fondos (1,6 millones de euros), por ignorar el catalán en el proyecto de dos millones de euros para la creación de una plataforma de libros digitales —“crearemos la nuestra propia”— y por la falta de proyecto de la biblioteca provincial de Barcelona: “el Estado lleva 150 años de retraso y no ha sabido darle a Barcelona lo mismo que al resto de ciudadanos, pero el sistema bibliotecario es tan fuerte que no se echa de menos”. En positivo, avanzó que la biblioteca provincial de Girona, con financiación estatal y gestión de la Generalitat, arrancará el 23 de abril de 2014, convirtiéndose en la más grande de las públicas tras la Biblioteca de Cataluña.
Buscando mayor interación de las bibliotecas con el resto del sistema cultural, la jefa del Servicio de Bibliotecas de la Generalitat, Carme Fenoll, presentó diversas iniciativas, entre las que destacan visitas organizadas desde bibliotecas en autocar a ocho grandes equipamientos culturales, encuentros con editores, la labor de 150 bibliotecarios alimentando Wikipedia sobre el sector, el acuerdo con la red del patrimonio literario para introducir clásicos catalanes en sus clubs de lectura y la formación on line de 250 bibliotecarios sobre prescripción de lectura.
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