_
_
_
_

La esperanza de la familia Ynoa se apagó dos días después

Una alta funcionaria dominicana ha sido la penúltima víctima en ser identificada Su hermana y sobrinos confiaban en hallarla viva

Belén Domínguez Cebrián
Eduard Ynoa, familiar de la mujer fallecida en el accidente.
Eduard Ynoa, familiar de la mujer fallecida en el accidente.ÓSCAR CORRAL

La familia Ynoa, que emigró de República Dominicana a Galicia hace ya 12 años, ha terminado con su agonía. Tras más de 48 horas de espera, dos análisis de ADN por medio de saliva y una prueba de huella dactilar, se seguía aferrando la remota e improbable idea de encontrar a su familiar en alguna parte. Edward de Marchena Ynoa, de tan solo 22 años, es el portavoz de la familia y, con una entereza sobrecogedora a pesar de la falta de sueño que reflejaba su rostro durante estos días, habla de la situación. Su tía, Rosalina Ynoa, ha sido la penúltima víctima del accidente identificada. Ayer por la noche los forenses confirmaron su defunción.

Durante estos dos fatídicos días, Edward y su familia no perdieron la esperanza. “¡Ahora mismo todos somos una piña!”, suspiraba Edward mientras bebía un café para aguantar lo que se anunciaba como una larga y durísima segunda noche de incertidumbre. “A las diez [de la noche del jueves] sale otra lista de personas que han conseguido identificar. A ver si esto acaba ya”, suspiraba. Pero la pesadilla iba a continuar 24 horas más. “¡Esto es indignante!”, decía Edward minutos después de escuchar el comunicado de los forenses. “Ya ha pasado bastante tiempo y estamos empezando a pensar que no saben dónde están los restos”, exclamaba en medio de la desesperación.

Más información
Vidas truncadas en el accidente de tren de Santiago
La noche más larga del hospital Clínico tras el accidente de tren de Santiago
El maquinista del tren del accidente de Santiago frenó muy tarde
Así descarriló el tren de Santiago

Rosalina Ynoa era madre de cuatro hijos y trabajaba en el Ministerio de Economía y Planificación de la República Dominicana. Estaba de viaje en Madrid para asistir a una reunión de la Segib (Secretaría General Iberoamericana) y aprovechó para acercarse a Galicia y pasar unos días con sus dos hermanas, Martina y Genodys, y sus nueve sobrinos de entre 18 y 29 años: Ashly, Edward, Katherine, Cristabel (hermana de Edward), Jesús, Isolina, Samuel, Ángel y Jessica, que está en Pamplona pero permanece en contacto con sus primos y tíos todo el tiempo. “Su visita iba a ser una sorpresa”, decía Edward. “No supimos nada hasta que mi prima, que vio el accidente por televisión, llamó desde Santo Domingo para preguntar si su madre estaba bien”. Rosalina, que viajaba en el vagón número cinco, retrasó el billete de avión de vuelta a su país para reunirse con los suyos tras años sin verse. A las tres de la tarde del pasado miércoles, la tía de Edward subió al tren. Ahí comenzó una de las 78 tragedias con peor final.

Rosalina Ynoa dirigía la Unidad de Análisis de Cooperación Internacional del Viceministerio de Cooperación dominicano, un organismo paralelo a la Aecid (Agencia Española de Cooperación Internacional y Desarrollo). “Iban a preparar la cumbre iberoamericana” que se celebrará en Panamá en octubre de este año, afirman fuentes de la Embajada de España en el país caribeño. “Era estupenda y muy colaboradora. Muy buena funcionaria, la echaremos de menos”, declaran desde la oficina diplomática española.

Rosalinda era una persona pública y conocida en su país. Muchos medios se agolpaban desde el miércoles a las puertas de la casa de su madre, situada en la avenida Kennedy, una zona de clase media. “Pobrecita, nosotros no queríamos decirle nada hasta que hubiera una confirmación oficial. Es tan viejecita”, lamentaba su nieto, al que en ningún momento se le escapó una lágrima. “Por fuera hay que mantenerse duro como una piedra”, murmuraba mientras paseaba cabizbajo y con las manos en los bolsillos por el césped de las inmediaciones de Cersia —un edificio del Ayuntamiento de Santiago donde los familiares de las víctimas esperaban, desde el pasado miércoles y hasta ayer por la tarde, recibir información sobre las víctimas.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

La familia Ynoa es profundamente religiosa y nunca perdió la esperanza. “Si hay un mínimo de posibilidad, nos vamos a agarrar a ella”, repetía Edward convencido. El Gobierno de Danilo Medina (Partido de la Liberación Dominicana) también ha permanecido en esa línea. “Aún no se ha pronunciado [el Gobierno], aunque están optimistas”, decían fuentes de la embajada en República Dominicana pocas horas antes de la identificación de Rosalinda.

Está previsto que el embajador, César Medina, se desplace hoy por la mañana hasta Santiago. Conforme pasaban las horas, la resignación iba ganando espacio a la esperanza que mantenía tranquilo a Edward. “Ya estarían gestionando papeles para la repatriación del cadáver de mi tía en caso de que diéramos con ella”, puntualizaba. Un par de horas más tarde escribía en Whatsapp: “Ya está confirmado”. Su foto de perfil es ahora un sobrio crespón negro.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_