Marcial Dorado: “Siempre supe que Feijóo llegaría lejos, transmitía honradez”
El condenado por narcotráfico recuerda desde prisión los veraneos con el político
El célebre contrabandista Marcial Dorado Baúlde ha roto al fin su silencio desde la cárcel de Topas (Salamanca) donde cumple una condena de 10 años por vender un barco que iba a intervenir en una de las mayores operaciones de cocaína abortada por el Servicio de Vigilancia Aduanera en 2006. La publicación por EL PAÍS el pasado 31 de marzo de las fotos en las que aparece junto al entonces número dos de la Consejería de Sanidad y hoy presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, le sorprendió en prisión, viendo la televisión a las siete de la mañana. Desde entonces, y a través de sus abogados, Dorado, de 63 años, ha ido hilando su versión de los acontecimientos, de las “verdades y mentiras” que, según él, se han contado sobre su relación con el presidente, que Dorado define como “normal”, “compartida con otras personas” y de la que tiene “buenos recuerdos”.
Los veraneos en su casa de Baiona, travesías en barco y viajes que se remontan a mediados de los noventa han trascendido ahora como uno de los episodios mejor guardados del pasado, aunque Dorado cree que “para ninguno de los dos era un asunto secreto”. Sin embargo, Dorado reconoce que siempre pensó que aquella etapa nunca vería la luz “porque no había motivos para ello” y porque procura “ser discreto y leal con los que fueron amigos”. Cree que quienes filtraron las imágenes esperaron a que fuera condenado por narcotráfico para “así perjudicar a los dos”, al reo y al presidente.
Dorado relata que Feijóo y él se conocieron a través de Manuel Cruz [empleado de la Xunta con el que compartía negocios] “durante una comida con otros empresarios" en A Illa de Arousa a mediados de los noventa. A Cruz, militante del PP de Ferrol, lo conoció a través de un director de Campsa y pronto se implicó como socio en sus empresas de distribución de gasóleo. En 1999 el exchófer de la Xunta falleció en un accidente de tráfico tras ser implicado en una causa por blanqueo como testaferro de Dorado, un sumario que sigue su curso en la Audiencia Nacional y con un juicio aún sin fecha en el que se enfrenta a 15 años de cárcel y el decomiso de un patrimonio valorado en 20 millones de euros. El que fuera fundador de una de las tres redes que controlaron el contrabando en las Rías Baixas cuenta que su relación con Feijóo comenzó hacia 1994 y terminó a finales de 1999. Dorado sitúa el último día en que se vieron por las mismas fechas que el presidente de la Xunta, "después del entierro de Manuel Cruz". A la pregunta de si el dirigente del PP sabía o sospechaba que su compañero de ocio era un contrabandista de tabaco, Dorado responde que no lo sabe porque nunca hablaron “de ese tema”, ni de sus negocios, ni del “trabajo” de Feijóo.
El contrabandista cree que el último viaje fue en 1998, a Ibiza, un año después de que Aduanas anunciara en la prensa la operación para detenerle. El presidente aseguró que dejó de ver a Dorado cuando leyó en un periódico que le habían implicado en un alijo intervenido en Barakaldo aquel año. Dorado sostiene que “la amistad se enfrió” aunque no recuerda “exactamente” el momento, indica a través de su abogado. Lo que sí niega Dorado es que con posterioridad a 1999 siguiera en contacto con Feijóo, contradiciendo lo desvelado por el juez que ordenó su detención por narcotráfico, José Antonio Vázquez Taín, y admitido por el propio presidente de la Xunta. Taín desveló que existían pinchazos con conversaciones entre el narcotraficante y el político. “Es mentira, falso como todo lo que proviene de esa fuente. ¿Por qué insisten en que hay llamadas si no las hay? ¿A qué están jugando? Si las hubiese las entregarían como hicieron con las fotos. Flaco favor le ha hecho al presidente si es que le querían ayudar”, afirma Dorado a través de su letrado.
Sobre los viajes que realizaron Dorado se remite a “los que ya se publicaron”: Portugal, Ibiza y Tenerife. Sobre el de Andorra, un destino que Feijóo reconoció en un primer momento y que luego cambió por los Picos de Europa esgrimiendo una confusión, Dorado respalda al presidente e insiste en que el político “probablemente se refería a Asturias”.
Durante los años de amistad, Dorado invitó a Feijóo a su casa de Baiona en verano. “Estuvo en varias ocasiones, casi siempre fines de semana”, recuerda, unas jornadas en las que disfrutaban de su barco “unas veces solos, con sus parejas y otras en compañía de más gente”. Respecto a quién pagaba los veraneos, viajes o fiestas de fin de año en la localidad portuguesa de Cascais, Dorado responde a través de su abogado que “unas cosas las pagaba Feijóo y otras él, como personas normales”, una cuestión a la que no ve “más trascendencia”.
Sobre Feijóo, recuerda que “era un muchacho muy trabajador, buena gente, sencillo que se aislaba unas horas en plenas vacaciones para trabajar con sus apuntes”. En 2009 Feijóo se proclamó presidente de la Xunta y a Dorado no le sorprendió. Pensó que “se lo merecía y que incluso el puesto le quedaba pequeño”. “Siempre” intuyó que “llegaría lejos, transmitía honradez y pasión por el trabajo y eso, por desgracia, se ve poco”, añade. Solo arrancar su segunda legislatura en el cargo, cuando se publicaron las fotos, el presidente declaró que su amistad con Dorado había sido “un error de juventud”. “Allá él lo que piense, no cometió ningún error”, afirma Dorado, quien hoy considera que “el error” fue suyo por “dejarse fotografiar con un político”, un hecho que le “ha pesado como una losa dentro de la cárcel”. Subraya que él se mostró “como era” y lamenta que tras destaparse su vieja relación esperó en vano del político “un recado, un comentario o algo lamentando” el “lío de las fotos”. Lo mismo que le ocurrió cuando fue detenido en la operación de narcotráfico que le llevó a la cárcel: “Estoy seguro que él sabe que no fui, ni soy ni seré un narcotraficante”, ha afirmado, según revela su abogado.
El contrabandista confeso cree que Feijóo tenía que haber sido más contundente en sus explicaciones a la prensa y a la oposición. Cree que él fue “el más perjudicado” al conocerse su amistad y que el presidente “lo tenía que haber parado a tiempo y no permitir ese teatro que se montó en el Parlamento” gallego, incide Dorado. De los supuestos contratos de suministro de gasóleo a hospitales de sus empresas con la Xunta, sostiene que no existen, que “nunca le pidió nada” al entonces número dos de Sanidade en Galicia, “ninguna recomendación o beneficio económico para sus empresas ni tampoco en lo personal”.
El narcotraficante también responde que jamás financió al PP y que “ni Feijóo, ni Cruz ni nadie me pidieron un duro”. En este contexto, Dorado sí recuerda que, a través de terceras, se enteró de que Pablo Crespo, uno de los principales acusados de la trama Gürtel que entonces era secretario de Organización del PP en Galicia, “tenía mucho interés en conocerle” pero que no le interesó. En agosto de 1997, en plena amistad con Feijóo, el Servicio de Vigilancia Aduanera anunció una operación para detenerle, un arresto que sorprendentemente nunca se produjo. Aunque la cúpula de Aduanas que dirigía la operación fue destituida, Dorado descarta que mediase ninguna mano política para paralizar la redada y lo achaca a que “cayó en manos de fiscales y jueces que trabajaron con seriedad y rigor”.
Mientras confía en obtener su primer permiso desde 2009, tras casi una década en la cárcel, Dorado sigue proclamando su inocencia como narcotraficante. Afirma tener “escasa fe en la justicia”, aunque confía en “poder acreditar” que no ha lavado “ni un euro del narcotráfico”. Subraya que su intención es zanjar la polémica por su amistad con el presidente y acabar con las especulaciones y batallas políticas que le están dañando y retrasando su primera salida de la prisión. Sobre el hecho de que algunos medios le hayan acusado de filtrar las fotos con Feijóo y que el juez Taín haya señalado a un miembro de su familia como el intermediario, arremete contra el magistrado: “Eso ya lo descalifica como juez”.
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