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Los ciegos ya pueden esquivar las ramas

La Universidad de Alicante diseña un dispositivo para el teléfono móvil La Miguel Hernández presenta un bastón inteligente

El bastón inteligente de la UMH.
El bastón inteligente de la UMH.

Los invidentes ya pueden ver y evitar obstáculos donde no llegan ni un bastón normal ni un perro guía. Las universidades alicantinas han hecho un esfuerzo investigador encaminado a mejorar la vida de estas personas y han presentado dos proyectos novedosos: una aplicación de móvil que permite esquivar objetos aéreos y un bastón inteligente que detecta obstáculos por encima de la cintura.

El diseño por la Universidad de Alicante de una aplicación para teléfono inteligente que permita sortear obstáculos le ha valido al centro el premio de la Fundación Vodafone. Mediante un teléfono con tecnología 3D dotados con doble cámara frontal, principalmente, las personas ciegas podrán llegar donde no lo hacen con el bastón o con el perro guía; es decir, podrán esquivar ramas o toldos, por ejemplo.

El aviso consiste en una vibración o un sonido que solo percibe el usuario y que va aumentando progresivamente conforme se camina hacia el obstáculo. El sistema usa la cámara estéreo de algunos dispositivos móviles para detectar la profundidad de los obstáculos en la dirección en la que camina el usuario.

En la Universidad Miguel Hernández de Elche, por su parte, han inventado un bastón electrónico “inteligente” para ayudar a la detección de obstáculos por encima de la cintura, aquellos que no se detectan con un bastón normal y que representan un “serio peligro”, según fuentes de la universidad. El sistema es sencillo: los objetos son detectados mediante sensores acoplados al clásico bastón blanco y eso se traduce en la vibración de una pulsera que avisa al usuario.

El bastón, que no pesa más de 130 gramos, puede ser específicamente ajustado al usuario. Un microcontrolador incluido en el artilugio permite ajustar la distancia de detección a sus necesidades en función a sus características físicas, velocidad de movimientos y la densidad de ocupación de la vía. Esto, según el equipo investigador, ayuda al invidente a adaptarse mejor a calles, espacios cerrados o zonas con una gran densidad de personas.

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