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Cae en Madrid una red de proxenetas que explotaba a 25 mujeres chinas

Vivían hacinadas en habitaciones de seis metros cuadrados, en los que dormían 10 mujeres Allí cocinaban con las ventanas cerradas y carecían de la mínima intimidad Las obligaban a prostituirse las 24 horas para pagar la deuda de su viaje a España

Pensaban que viajarían a España para trabajar de peluqueras o esteticistas. Les habían prometido que ganarían más de 4.000 euros al mes. No era así. Ni mucho menos, a pesar de que otras mujeres desde España habían ratificado por videoconferencia las bondades de su futuro trabajo, cuando llegaban a Madrid desde su China natal los compatriotas que las habían captado les quitaban el pasaporte y las obligaban a prostituirse. Formaban parte de dos redes de explotación de mujeres en la prostitución que ha sido desarticulada por la Policía en una operación que se ha saldado con 27 detenidos —26 chinos y un español— y en la que se ha detectado a 25 mujeres, incluidas tres menores, que pueden ser víctimas de las redes de trata.

 Todas vivían en habitaciones de seis metros cuadrados, sin ventanas ni cerrojos y en las que llegaban a hacinarse hasta diez, a la espera de que fueran solicitadas para acudir a hoteles, karaokes o para recibir a hombres en los propios apartamentos donde estaban retenidas, según informó ayer el director general de la Policía, Ignacio Cosidó. Sus captores no las dejaban solas ni un minuto, cuando tenían que salir del apartamento para acudir a la cita con algún cliente siempre eran acompañadas por los conductores de la red; que tenía como principal foco de atracción el karaoke El Cielo y el Mundo a las afueras de Parla (Madrid), frecuentado por la comunidad china y conocido por otras actividades delictivas: asesinatos, tiroteos o tráfico de drogas.

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Allí, con el gancho del local de fondo, abierto en 2009 y cerrado por el Ayuntamiento hace tres meses, dos redes enemigas se disputaban el control de la prostitución china del sur de Madrid. Ambas explotaban a mujeres y las obligaban a prostituirse durante al menos un año para saldar la deuda de hasta 14.000 euros por el viaje y las gestiones para introducirlas en España. Las mujeres podían quedarse con el 40% de lo recaudado por cada servicio, que llegaba a los 300 euros por una noche.

Con este nuevo caso, son ya 236 los detenidos en los últimos meses por delitos relacionados con la explotación sexual o la trata de personas, un delito introducido en el Código Penal en diciembre de 2010 (aunque se penaba con el paraguas de otros) que implica captación, traslado o recepción, mediante engaño, violencia o abuso, todo ello para fines de explotación sexual, laboral o para el tráfico de órganos.

Pero aunque se dan casos de esa otra esclavitud, la explotación sexual es el más habitual en Europa, según datos de la ONU y la UE. Es un negocio muy lucrativo que en España mueve unos cinco millones de euros al día, según la Policía, que tiene, además, en este país uno de sus principales motores: es el segundo, solo por detrás de Italia, con más casos detectados de explotación sexual. La mayoría de ellos de mujeres de Rumanía, Bulgaria, Nigeria, Paraguay o, como la red desarticulada por la policía, chinas.

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Si los detenidos son acusados de un delito de trata pueden enfrentarse hasta a ocho años de cárcel —más los agravantes— o a cuatro si se considera explotación sexual. Ambos, precisa la fiscal decana de Extranjería Madrid, son complejos de perseguir. “Son delitos transnacionales, en los que las escuchas o las infiltraciones de las fuerzas de seguridad son dificilísimos. Y aunque tratamos que no sea la prueba fundamental es complicado obtener el testimonio de la víctima”, apunta. Por eso, dice, es clave la colaboración de las organizaciones que asisten a las víctimas y que estas se vean apoyadas por suficientes medios. Desde que se introdujo el nuevo delito de trata, se han logrado nueve condenas: el 100% de los casos abiertos.

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