Bisturís afilados en A Coruña
Un juzgado obliga a restituir a un jefe médico del hospital público depuesto tras oponerse a una técnica quirúrgica y denunciar desvío de pacientes a la privada
Fue uno de los fichajes de la sanidad pública gallega en 1999 y de su mano echó a andar el programa de trasplantes de pulmón que encumbró al Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (CHUAC). El doctor José María Borro (Madrid, 1951) saboreaba años de prestigio al frente del Servicio de Cirugía Torácica del centro coruñés cuando, en 2010, comenzó a denunciar ante la gerencia supuestas malas prácticas cometidas por uno de sus médicos subordinados. El jefe de la unidad comunicó a sus superiores desde el uso a sus espaldas de una técnica quirúrgica “sin garantías” hasta el desvío de pacientes a la privada. El correctivo que pedía por estas irregularidades le ha caído encima. El pasado octubre el doctor Borro fue destituido fulminantemente y confinado a tareas menores apelando a irregularidades detectadas por una auditoría sobre la que el hospital elude informar. Él sigue clamando que el CHUAC opera a enfermos de cáncer de pulmón sin que ellos lo sepan con una técnica de videocirugía que no ha sido sometida a ensayos clínicos, a lo que el centro replica que se trata de un método pionero en el mundo y que no precisa ni superar esas pruebas ni el consentimiento del paciente. Una sentencia acaba de ordenar al hospital que restituya a Borro en el cargo porque su cese fue “expeditivo” y no estuvo motivado. El Sergas ha recurrido.
La mecha se prendió en el Servicio de Cirugía Torácica del CHUAC el 29 de junio de 2010. Con Borro de vacaciones, uno de los médicos del servicio, Diego González Rivas, descubrió, mientras operaba a una paciente por videocirugía, que podía extirpar uno de los lóbulos de un pulmón afectado por un tumor abriendo un único orificio en el tórax. Hasta el momento estas intervenciones se realizaban como mínimo a través de dos orificios, uno para introducir el instrumental y otro para la cámara de vídeo. La innovación, que ahora es ya la única forma de abordar estas operaciones en el CHUAC, fue publicitada en los medios de A Coruña como un hito internacional. Para Borro es una técnica implantada de forma “acientífica”, sin ensayos clínicos y con riesgos: “Si el paciente sangra, el sangrado te tapona la óptica y no ves nada”, pone como ejemplo, para añadir luego que las posibilidades de infección de la herida son mayores porque el drenaje también se introduce por el mismo orificio. González Rivas se defiende: “Operar con una sola incisión es más cómodo. Hasta un sangrado se maneja mejor porque la visión que da la cámara es directa, no lateral”.
La gerencia del CHUAC se niega a explicar la destitución de Borro y delega la defensa de la técnica que él critica en la doctora Mercedes de la Torre, que ocupa la jefatura del servicio desde octubre. Esta médico, que defiende a ultranza la videocirugía pulmonar con una sola incisión, asumió desde un principio el descubrimiento de González Rivas en el verano de 2010 y solo unos meses después montó con él y con Ricardo Fernández Prado, otro médico del centro público, una unidad especializada en lobectomías por un solo orificio adscrita a tres hospitales privados de A Coruña y denominada Unidad de Cirugía Torácica Mínimamente Invasiva.
1.645 firmas y un juicio de faltas
El cese del padre de los trasplantes pulmonares en Galicia después de casi 15 años al frente del Servicio de Cirugía Torácica del hospital de A Coruña se ha ganado el rechazo de la Asociación de Trasplantados de Galicia Airiños —que recabó 1.645 firmas de apoyo a José María Borro en la plataforma Change.org para exigirle al presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, una auditoría externa que aclare el conflicto—, de la Asociación Valenciana de Trasplantes de Pulmón —que califica la destitución de Borro de “injusticia” y “lamentable error”— y de pacientes portugueses en espera por un trasplante, que expresaron en la prensa lusa su temor a que el convenio para operar a ciudadanos del país vecino en el CHUAC, apadrinado por el cirujano, estuviese en peligro. Médicos del hospital han firmado además una carta abierta en la que alertan del “deterioro de la calidad asistencial” que se ha producido en este servicio médico desde que en verano de 2010 estalló el conflicto por la técnica quirúrgica y piden que Borro sea restituido en el cargo.
Las tensiones vividas en la unidad derivaron incluso en un juicio de faltas por el golpe que en 2011 recibió en la nariz el doctor González Rivas tras el portazo con el que Borro zanjó una de las frecuentes discusiones con su entonces subordinado.
“Los pacientes pueden venir tranquilos a operarse”, sostiene De la Torre. Aunque su unidad privada se refiere en su web a la videocirugía con una única incisión como una “técnica” pionera en el mundo, la doctora matiza que es en realidad una “evolución de una técnica quirúrgica ya implantada” —usa un orificio en vez de los cuatro, tres o dos habituales— y por ello se ha instaurado como única opción en el CHUAC sin ensayos clínicos y sin requerir un consentimiento informado especial a los 570 enfermos con los que ya se ha practicado.
De la Torre destaca las ventajas de extirpar un lóbulo de un pulmón por un solo orificio. “La cámara de vídeo, al ir por el mismo orificio que el instrumental, da una visión directa de lo que hacemos, la misma que con cirugía abierta”, explica, y subraya que el CHUAC imparte cursos de la técnica a cirujanos “de todo el mundo”. González Rivas achaca las críticas de Borro a celos profesionales: “No puede soportar que él no sea el protagonista. Si esto no tuviera futuro, no me invitarían a hablar en las sociedades científicas más importantes del mundo como la American Association for Thoracic Surgery”.
Borro, en cambio, acusa a González Rivas de inflar la repercusión mundial de su técnica y convertirla en un “espectáculo mediático” para explotarla “comercialmente” en la privada. “Lo importante es la repercusión en trabajos clínicos, no el número de países donde difundes la técnica”, esgrime. González Rivas destaca que cirujanos de todo el mundo acuden a los cursos que organiza el CHUAC para enseñar a operar por un solo orificio y que otros diez centros públicos españoles usan esta fórmula. El médico admite que tras dos años de difusión la implantación de la técnica es lenta, pero lo achaca a que la videocirugía no está completamente extendida y a que practicarla con una única escisión requiere especial destreza. Pide tiempo: “Calculo que en cinco o diez años será la principal vía de abordaje en todo el mundo”.
“Ambos son unos profesionales excelentes. Les animo a que se den la mano”. El que habla es Gonzalo Varela, vicepresidente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica, que, junto a Fernando Sebastián, de la Sociedad Española de Cirugía Torácica, respalda que se extirpen lóbulos pulmonares por un único orificio —una intervención que se realiza desde principios de la década de 2000, sostienen ambos, rebajando la repercusión publicitada por el hospital de A Coruña— y descarta los riesgos para el paciente que denuncia Borro. Sebastián, eso sí, considera “imposible” que la técnica sea la única que se use ahora en el CHUAC porque solo es adecuada para “casos seleccionados”, para “tumores pequeños”. El cirujano no cree necesarios ensayos clínicos ni un consentimiento informado especial.
El vicepresidente de la Sociedade Galega de Patoloxía Respiratoria, Emilio Peña, defiende a Borro y sí ve “limitaciones técnicas” y “riesgos” en las lobectomías con una sola incisión. Este cirujano torácico del Hospital Xeral de Vigo cree que la técnica no es “segura” para operar un cáncer de pulmón porque supone “limitaciones para cortar los vasos” cuando se realiza la lobectomía: “Que el drenaje vaya por la misma incisión vulnera los principios de la cirugía general. Hay un riesgo mayor de infecciones en la herida”. Peña pone en duda los beneficios para el paciente: “Se evita una incisión de un centímetro pero se realiza otra más grande” para meter el instrumental y la cámara.
La negativa de Borro a que se operase con una sola incisión mientras era jefe médico en el CHUAC no fue el único roce con su entonces subordinado. El ex jefe de servicio denunció también ante la dirección del hospital que González Rivas había operado en un centro privado a dos pacientes con los que contactó en su consulta pública tras disuadirlos de incluirse en la larga lista de espera. “Este asunto se quedó en el cajón y no pasó nada”, se queja. También trasmitió a sus superiores otro supuesto comportamiento irregular: según su versión, ratificada a este periódico por el jefe de Oncología del hospital de Pontevedra, Manuel Constenla, González Rivas llamó a un enfermo de cáncer atendido por Borro para censurar el tratamiento prescrito y animarle a convertirse en paciente suyo. “Jamás me he llevado a un paciente a la privada”, responde González Rivas, quien añade que sobre aquellas denuncias la gerencia le pidió explicaciones a él pero no hizo nada más porque “no tenían base”.
Borro atribuye el respaldo de la gerencia del CHUAC a González Rivas y su técnica a vinculaciones personales de este último con José Manuel Barreiro, portavoz del PP en el Senado, una acusación que González Rivas rechaza de plano. “Que alguien se comporte así y se le consienta no puede ser por otra cosa que porque tiene apoyo político”, insiste Borro.
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