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La PAH logra que CatalunyaCaixa aloje a 11 familias desahuciadas en pisos sociales

El grupo ocupaba ilegalmente un bloque vacío en Terrassa de la entidad bancaria

Toni Cortés y Ani Valderrama, arreglando su nuevo piso concedido en alquiler social en Terrassa
Toni Cortés y Ani Valderrama, arreglando su nuevo piso concedido en alquiler social en TerrassaIsabel Marquès

Con cajas de por medio, muebles sin colocar y ropa por todos los rincones, Toni y Ani se afanaban ayer a reubicar todos tus enseres con un sosiego que no tenían desde hace dos años, cuando fueron desahuciados de su piso. Desde entonces vivían como okupasen bloque de CatalunyaCaixa. Su pulso con esta entidad les ha servido para conseguir un piso con un alquiler social. Y como ellos, 10 familias más de Terrassa, arropados por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), han firmado contratos de alquiler por 150 mensuales y un año de duración, renovables hasta cinco. La PAH de Terrassa celebraba ayer el pacto, que tiene una relevancia especial porque aseguran que es la primera vez que una entidad financiera se aviene a dar pisos en alquiler social a familias que habían ocupado un bloque vacío propiedad del mismo banco.

“Es un precedente importantísimo”, reconocía Guillem Domingo, miembro de la PAH. La plataforma espera conseguir el mismo final para las decenas de familias que viven en nueve bloques ocupados por toda Cataluña. El de Terrassa se ocupó en diciembre de 2011. Es un edificio de nueva construcción de CatalunyaCaixa que nunca consiguió salir al mercado y que el pasado año pasó a manos de la Sareb, el banco malo. Meses de negociación han acabado con un acuerdo que permite a las familias permanecer bajo un techo pagando un alquiler social. Se trata de pisos de segunda mano, que “muy probablemente”, tal y como reconoce la antigua caja, habían sido de familias también desahuciadas.

Uno de estos pisos será el nuevo hogar de Ani y Toni, a los que la crisis truncó la vida hace tres años. Ella, empleada de la limpieza, y él, trabajador de la construcción, se quedaron en paro y con una hipoteca que se había disparado de los 600 euros iniciales a los 1.200 euros mensuales. Con dos niñas pequeñas, que actualmente tienen 8 y 12 años, y unos ingresos de 645 euros de la renta mínima de inserción, finalmente consiguieron la dación en pago. “Hemos ganado. Luchando se consigue todo”, afirmaba victoriosa Ani.

Insula Utopía, desalojada

Laia Reventós

Los okupas del edificio en la calle Pablo Iglesias de Nou Barris de Barcelona abandonaron ayer voluntariamente el bloque, al que habían bautizado Ínsula Utopía. Se habían comprometido a salir el 15 de mayo, después de reconocer que se habían equivocado de objetivo: creían que pertenecía a Caixa Penedès cuando era de una constructora creada por vecinos del barrio. Como no se fueron en la fecha prevista, la juez emitió poco después una orden de desalojo forzoso.

Los Mossos d'Esquadra mediaron a lo largo del dia de ayer entre la familia desahuciada, que había entrado en el edificio a finales de marzo. A las cinco de la tarde los mediadores consiguieron pactar la salida voluntaria de ambas partes. Los servicios sociales del Ayuntamiento se comprometieron a realojar a la familia desahuciada en un piso de alquiler social. El bloque fue después entregado a la constructora propietaria, que instaló una verja y un vigilante de seguridad en su interior.

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