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“Falta altura de miras en los políticos”

Abraham Carrascosa, decano del Colegio de Ingenieros de Caminos, recuerda que no hay líneas de transporte público que sean rentables

Ginés Donaire

Abraham Carrascosa Martínez es el decano del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Andalucía, y cuando habla del tranvía de Jaén no puede ocultar un sentimiento de cierta frustración por ver paralizado un proyecto de ese calibre. “En su día fue un buen ejemplo de que la obra pública se puede ejecutar en plazos, pero ahora me duele que se ponga como ejemplo de obra faraónicas inútiles que se han hecho en el país en los últimos años”, indica Carrascosa, que lamenta que su colectivo no tenga la oportunidad de hacer estudios de viabilidad independientes sobre este tipo de transportes.

El decano de los ingenieros de caminos, que es natural de Jaén, sostiene que el tranvía de esta ciudad “nació corto y sin planificación”, en alusión a que dejaba sin conectar buena parte del suroeste de la capital. Ahora bien, considera que, una vez construido, deben hacerse todos los esfuerzos para ponerse en marcha. “Es un proyecto que ha tenido demasiada influencia política y que se ha utilizado como arma arrojadiza electoral”. Y acto seguido proclama: “Estoy convencido de que si la Junta y el Ayuntamiento fueran del mismo signo político el tranvía estaría en marcha”. Carrascosa cree, por tanto, que “falta altura de miras” entre los políticos, a quienes apela a buscar puntos de encuentro para “no tirar por la borda una inversión de 120 millones de euros”.

Este ingeniero de caminos advierte incluso que cada día que pasa será mayor el coste para reactivar un sistema de locomoción que, cuando se diseñó, contaba con quitar de la circulación más de 1.000 vehículos al día, lo que implica que cada año se dejarían de emitir a la atmósfera 620 toneladas de CO2. También comparte la opinión de otras voces que no creen que el déficit del servicio sea excusa para no ponerlo en marcha. “En todas las ciudades donde hay tranvía el billete está subvencionado, líneas rentables no hay”.

Y aunque admite que ahora no es el mejor momento para completar la extensión del tranvía a otras partes de la ciudad, sí cree que cuando eso sea posible los costes de explotación se reducirán sensiblemente al aumentarse el número de viajeros. La estimación que se hizo en su día desde el Colegio de Ingenieros de Caminos es que para que sea rentable el tranvía se requieren tres millones de viajeros al año, cuando los autobuses urbanos tienen unos dos millones. “Hay que ser capaces de inducir esa demanda, con una buena planificación”, recalca Carrascosa.

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