Media hora de espera en el andén
El conflicto del metro encadena 30 días de paros desde septiembre El seguimiento según los sindicatos, es del 97%, el 50% según la empresa
El salto de la normalidad a la desesperación se sitúa a veces entre dos trayectos de Metro. Es la diferencia entre ir a la pradera de San Isidro o trasladarse, por motivos de trabajo, a la Puerta del Sol en un día de huelga. Los viajeros de Metro soportaron ayer otra jornada de paros. Van 30 desde que comenzó el conflicto en septiembre y 6,4 millones de pérdidas, según la empresa pública. Pero la perspectiva era totalmente distinta si al usuario le tocó vivirla en la estación de Marqués de Vadillo de la línea 5, situada junto a la pradera, o sufrirla a pie de andén en Embajadores (línea 3).
Quien se acercó ayer a disfrutar de la fiesta del patrón apenas debió de notar la protesta. A mediodía, los trenes pasaban cada cinco minutos, más rápidos que en una jornada normal. Un poco más tarde, en Sol o Embajadores, la demora se disparaba hasta 18 minutos (el triple que un día sin huelga). Según Metro, el seguimiento fue del 50%. Los sindicatos lo elevaron al 97%.
En algunos casos, hubo gente varada media hora en el andén. Rosa Cedillo, empleada del servicio doméstico de 44 años, resoplaba al filo de la vía de la línea 1 de Sol. "Entiendo que los trabajadores protesten con todo lo que nos está pasando, pero al resto nos fastidian", decía la mujer, que ayer llegó tarde a la casa en la que está empleada y se ganó una bronca.
En un día de huelga de Metro, la clave de la diferencia entre una espera desahogada y el resuello se explica por los servicios mínimos. La línea 5 que lleva a la pradera de San Isidro funcionaba al 78%, con tres trenes más que un día normal, según el Sindicato de Conductores. Otras tenían "solo tres o cuatro trenes por línea", según CC OO. La media ascendía al 39%, con picos por horas y líneas. De ahí los 30 minutos de espera en el andén de Sol, un tiempo que se puede cronometrar con un reloj, pero del que no informan los paneles de las vías. Según Metro, las esperas "superiores a 15 o 18 minutos" no se reflejan por "una cuestión técnica". Los trenes no están programados para emitir señales de espera por encima de esos tiempos, según explica un portavoz de la empresa.
El paro número 31 desde el pasado septiembre tendrá lugar mañana, final de la Copa del Rey. Habrá paros en dos turnos, de 19.00 a 21.00 y de 23.00 a 2.00, antes y después del partido de fútbol. Los mínimos serán del 52% y del 61%, respectivamente, aunque en las líneas en las que se prevén más viajeros (1, 2, 6, 9 y 10) se eleva al 81%.
Hay dos convocatorias porque los sindicatos están divididos. El Sindicato de Conductores, que aglutina a la mayoría de los maquinistas, centra sus convocatorias "en grandes eventos" y reclama 16,4 millones de euros de atrasos por incumplimiento del convenio anterior. "No queremos protestar por el nuevo para no entorpecer la negociación ni quemar a los trabajadores", señala Julián Gómez, portavoz de la central mayoritaria. El resto (CC OO, UGT, Solidaridad Obrera, Sindicato Libre y el Sindicato de Técnicos) se centran en la negociación actual. Han previsto una tanda de paros diarios desde el 20 al 31 de mayo. "Ir por separado nos debilita, pero no hemos conseguido ponernos de acuerdo", admite Teodoro Piñuela (UGT).
La próxima reunión para negociar está prevista "hoy o mañana", según un portavoz de Metro. Tras una veintena de encuentros "se ha dado un paso atrás", denuncia Ignacio Arribas (CC OO). Todos los portavoces sindicales aseguran que, en la última reunión celebrada el pasado jueves, Metro retiró la única propuesta que las centrales veían con buenos ojos: un plan de prejubilaciones para evitar los 720 despidos o el 10% de rebaja de sueldos generalizada con los que la empresa pública inició la negociación. "Nos dijeron que la Comunidad de Madrid no había dado el visto bueno y lo tenían que retirar", asegura Arribas. El portavoz de Metro niega que se haya desechado esa opción.
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