SOS por un café con leche para los triplemente marginados
Lazos, el comité antisida de Ferrol, pide ayuda “urgentísima” para su servicio de desayunos que asiste a seropositivos, prostitutas y adictos
Han lanzado un SOS a la desesperada en las redes sociales y medios de comunicación para pedir azúcar, café y galletas. Productos básicos y asequibles que necesitan para mantener abierto su servicio de desayunos. Por el local de Lazos Pro Solidaridade desfilan cada mañana de 35 a 50 personas. Marginados por partida doble o triple. Gente sin recursos que ejerce la prostitución, arrastran largas adicciones a las drogas o han contraído el VIH. A veces, todo junto.
Lazos es también el Comité Antisida de Ferrol. Desde 1995 asisten a los seropositivos de la comarca -en torno a 600- con ayudas del Sergas y convenios de menor cuantía con otras administraciones públicas. Los alimentan y los visten, pero también los apoyan, los orientan y los consuelan en grupos de autoayuda y con talleres de desarrollo personal e inclusión social. Reparten preservativos entre los trabajadores del sexo en pisos clandestinos a los que instruyen en salud, higiene y prevención. Los recortes los han puesto contra las cuerdas y calculan que los fondos propios no les alcanzarán más allá de agosto. El verano pasado a punto estuvieron de echar el cierre los retrasos en el cobro de las subvenciones. El Ayuntamiento de Ferrol, por ejemplo, les rebajó el convenio anual un 70% de 10.000 a 3.000 euros, recuerda su presidente, Carlos Varela y se suprimieron programas. Tuvieron que prescindir temporalmente de dos de sus tres técnicos (una psicóloga, una pedagoga y un educador) a los que pudieron reincorporar cuando, fruto de la presión, la subvención municipal se restableció.
Varela, presidente de Lazos desde 2009, cuenta que realizan el 25% de las pruebas rápidas de detección precoz del SIDA que se practica en Galicia gracias al apoyo de Gilead, un laboratorio privado. En 2011, asistieron a más de 4.300 usuarios. El año pasado batieron su propio récord y este año van por el camino. La demanda se ha disparado hasta agotar los donativos particulares y los que reciben del banco de alimentos. Por primera vez, han tenido que salir en los medios a pedir a los vecinos que donen leche y cacao para ofrecer una taza caliente cada mañana a medio centenar de personas desvalidas. Otras 70 familias sin recursos esperan en casa paquetes de pasta, arroz, lentejas o pañales que Lazos les proporciona. En la lista de productos básicos que demandan cabe de todo: pañales, cereales, garbanzos, compresas, cuchillas de afeitar, cepillos de dientes, papel higiénico o jabón. La Rede de Apoio Mutuo de Ferrolterra, muy activa y relativamente bien organizada contra los desahucios y protestas sociales de toda índole, se ha desplegado para darle eco al llamamiento de Lazos y la ciudad les ha respondido “fenomenal”. Desde la semana pasada se han multiplicado los vecinos que llaman o se acercan al local de la calle Doctor Fleming con algún donativo, cuenta Varela. De 4 a 5 vecinos al día cargados con paquetes pequeños y no tan pequeños. Lazos cuenta con 46 socios fijos que pagan una cuota de 5 a 24 euros. No piden dinero por la calle y sólo aceptan donativos en la cuenta bancaria, advierte el presidente.
El perfil de usuario al que asisten es el de un hombre seroposito de 21 a 60 años, el 70% en paro, sin prestación de ningún tipo ni red de apoyo familiar. Casos absolutamente dramáticos a los que se suman las exigencias de la Administración autonómica para conservar el Risga. Explican el caso de algún adicto en rehabilitación que perdió la ayuda (426 euros) por dar positivo en un control antidroga. “Eso es penalizar la enfermedad”, critican desde Lazos. Más allá de seguir ofreciendo a los usuarios una taza de café al día, a Carlos Varela le preocupa la supervivencia de la entidad y sus tres empleados después del verano. “El año pasado reunimos unos 70.000 euros entre ayudas (Xunta, Diputación y Ayuntamiento) y donativos. Para 2013 sólo tenemos confirmados 8.000 euros”, concluye. El Gobierno ferrolano pone sobre la mesa 3.000 euros y los otros 5.000 son de una empresa privada que les costea los test del VIH.
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