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Los mejores miran hacia fuera

Los premios fin de carrera no encuentran oportunidades en España

Miguel Casañ, Pablo Martín y Carles Jovaní, los tres premios fin de carrera de las universidades valencianas.
Miguel Casañ, Pablo Martín y Carles Jovaní, los tres premios fin de carrera de las universidades valencianas.TANIA CASTRO

Los caminos de la excelencia son diversos, pero aquí y ahora los caminantes excelentes tienen un ojo que mira hacia adentro y otro hacia afuera. Con la mejor nota española de Humanidades, el licenciado por la Universitat de València Carles Jovaní hace un doctorado sobre Geografía Política en el momento que recibe la noticia de haber ganado uno de los 54 premios nacionales de Fin de Carrera que otorga el Ministerio de Educación. Se mantiene como mileurista con una beca FPU mientras está a punto de sacarse el certificado C2 en Francés e Inglés en la Escuela de Idiomas, lenguas que no descarta usar para trabajar en otros países. “Me gustaría dedicarme a la docencia, pero puede ser que no haya plazas”, conjetura con conocimiento de causa. “Por eso estoy abierto a otras posibilidades, incluso marcharme fuera”.

Titulado por la Universidad Politécnica de Valencia, el guardia civil Miguel Casañ es uno de los 15 premios nacionales fin de carrera en Ingeniería y Arquitectura. Ahora ultima un máster sobre Gestión en la Edificación y diseña un proyecto de negocio en torno con el que aspira a trabajar en internacionalización de empresas. “Lo tengo claro, mi vista no está puesta en España”, afirma con seguridad. “Dar vueltas con el coche patrulla está bien”, dice este agente que ha trabajado también en violencia de género, “pero quiero hacer un trabajo más técnico y en cierta manera convertirme en mi propio jefe”.

“Me he planteado seriamente salir fuera”, asegura Pablo Martín, doble premio por las licenciaturas en Periodismo y en Publicidad y Relaciones Públicas, en la Universidad Cardenal Herrera-CEU. Se refiere sobre todo al “momento de desesperación” que vivió en la puesta en marcha de su proyecto empresarial para facilitar relaciones profesionales y personales a través de móvil que finalmente ha encontrado financiación. “Lo lanzaremos en un mes desde aquí, pero lo proyectaremos internacionalmente”, explica. Aquí, “el ecosistema está muerto, hay cero oportunidades”, se lamenta este laureado estudiante que prepara un doctorado sobre las marcas como iconos sociales. Emprendedor nato, impulsa distintos proyectos.

Los tres acumulan premios de la más distinta índole en su historial. Jovaní y Casañ tienen en común que ambos probaron a estudiar otra carrera antes de decantarse por la que han sido premiados. El primero se inscribió primero en Medicina, entre otras cosas porque se suponía que con su expediente tocaba una carrera así. Casañ, ensayó Informática. “Coges la vida como viene”, observa este exmilitar que cambió de trabajo cuando cerraron la base aérea de Manises. Tras esa primera experiencia, el primero se pasó a Geografía, carrera que acabó en tres años y medio, y el segundo a Arquitectura Técnica. El arquitecto fue a curso por año, lo que tratándose de una carrera técnica está muy bien y más trabajando, casado y con un hijo.

Las universidades valencianas, a la cabeza con seis laureles de 54

Con una doble titulación curso a curso, el periodista y publicista Pablo Martín reconoce “muchas horas en la facultad, mañana y tarde, viviendo intensamente la universidad”. Se trata de poner “dedicación para hacer aquello que te gusta”. El geógrafo aprendió en Medicina el valor de la constancia y el esfuerzo, factores a los que añade “la ilusión y el interés por lo que haces”. Casañ dice que “hay que echarle horas, dormir poco, sacrificio puro y duro, no hay más”.

La crisis ha reducido los premios fin de carrera de casi 200 a 54, sin contar menciones y accésits. Los seis de las universidades valencianas las sitúan en cabeza junto a las andaluzas, seguidas de las madrileñas y las catalanas. Por primera vez se distribuyen por áreas, en lugar de hacerlo por licenciaturas como hasta ahora. La Cardenal Herrera tiene los dos premios de Martín. La Universitat de València ha merecido otros dos, ambos de Humanidades: el de Jovani y el Pablo Pérez, licenciado en Historia del Arte, y la Politécnica, en fin, otros dos: el de Casañ y el del ingeniero técnico en Informática Juan Daniel Valor.

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