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Una fuga de dos presos en Tarragona pone en jaque a Xavier Martorell

Desde que en enero tomó posesión como director de Prisiones, siete internos se han evadido Los Mossos d'Esquadra habían detenido a un tercer reo cuando intentaba escapar El Departamento de Justicia afirma que se trata de “casos aislados”

Xavier Martorell, a la izquierda, ayer junto a uno de los muros de la cárcel de Tarragona.
Xavier Martorell, a la izquierda, ayer junto a uno de los muros de la cárcel de Tarragona.JOSEP LLUÍS SELLART

Las cárceles catalanas están de pega. En los últimos cuatro meses, siete presos se han dado a la fuga. La última evasión se produjo ayer por la mañana en el centro penitenciario de Tarragona. Dos reos lograron escapar, mientras que un tercero fue atrapado en el intento por un agente de los Mossos d’Esquadra. Los reclusos aprovecharon la confusión desatada en el complejo tras el suicidio de un cuarto preso en la enfermería. El director general de Servicios Penitenciarios de la Generalitat, Xavier Martorell, culpó del suceso a un funcionario de la cárcel, que no activó el protocolo de emergencia pese a observar cómo los presos escalaban hasta el tejado para huir.

La reiteración de estos episodios, sin embargo, ha puesto en la picota a Martorell. Su situación al frente de Prisiones se vuelve cada día más insostenible. Y no solo por las fugas, que el Departamento de Justicia atribuye a “episodios aislados” sin un nexo en común, sino también por su presunta participación en una trama de espionaje político. En su etapa como jefe de seguridad del FC Barcelona, Martorell (Convergència Democràtica de Catalunya) ordenó a una agencia de detectives que investigara a diversos cargos públicos y a políticos rivales.

La huida de Tarragona arrancó a las 9.30, según Martorell. Un recluso que estaba haciendo deporte en el patio afirmó que se sentía indispuesto por unas molestias en la espalda. Fue trasladado a la enfermería. Pero allí, para sorpresa de los funcionarios, se quitó la vida. El hombre ató los cordones de sus zapatos a una barra de hierro de la enfermería y se ahorcó, según fuentes judiciales.

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En ese momento, tres presos que estaban en el patio del Módulo 1 aprovecharon la confusión para “activar su plan de fuga”, según Martorell. Los presos se ayudaron mutuamente y aprovecharon algunos salientes de la pared para trepar hasta el techo de la cárcel, situado a unos 10 metros de altura. El funcionario les vio y observó también cómo, después, se dirigían a su garita. La treparon, superaron las vallas y saltaron a un tejado a media altura. Desde allí, saltaron a la calle. “El funcionario que vio el pie que sobresalía no activó el protocolo de seguridad”, afirmó el director, que atribuyó la fuga a un “error humano” del funcionario. Tras 20 años de experiencia en su cargo, Justicia le ha abierto un expediente. Los sindicatos de prisiones lamentan que la Generalitat cargue las culpas sobre los trabajadores, en lugar de asumir que la falta de recursos provoca episodios como este.

Pese a que diversos internos presentes en las inmediaciones estaban observando la escena, según Martorell, el funcionario no dio trascendencia a la visión y no notificó el incidente hasta pasados entre 5 y 15 minutos, cuando se lo comentó a otro compañero. En ese momento, los tres presos ya habían logrado superar el perímetro de vigilancia de la cárcel. En la zona se encontraba un mosso que logró neutralizar a uno de los reclusos en la calle. Tras golpearle, los otros dos lograron zafarse y escapar por la calle de Goya.

“El mosso se protegía la cara porque lo estaban pegando. También le intentaron coger la pistola y trataron de robar un coche cercano”, afirmó Marta Ramírez, vecina de la prisión, que vio la escena mientras estaba estudiando en su casa.

Detenido uno de los presos en un camino a 15 kilómetros de la cárcel

Tanto las cámaras de seguridad como las alarmas del complejo fueron inspeccionadas hace dos semanas, según Martorell, y funcionaban bien. Los dos presos huidos cumplían condena por robos con intimidación. Uno es español y el otro, venezolano. Este último —Guillermo G. S., de 38 años— fue detenido horas más tarde por los Mossos d’Esquadra mientras caminaba en la vecina localidad de El Morell, a 15 kilómetros. El otro interno sigue en paradero desconocido. La Generalitat afirma que ignora si la evasión estaba “organizada”, o si surgió espontáneamente a raíz del suicidio.

“Lo que no ha funcionado ha sido el factor humano”, concluyó Martorell, que se negó a hablar sobre la posibilidad de presentar la dimisión.

En la cárcel de Tarragona había, ayer, 415 internos vigilados por 189 funcionarios, según su director, Francisco Romero. Aunque casi está acabada, la Generalitat sigue sin abrir la nueva prisión de Mas d’Enric, en el Catllar, con capacidad para 1.000 reclusos. Hasta este centro deberían trasladarse los internos de la actual cárcel. Además, el complejo servirá para descongestionar la Modelo de Barcelona. El Ejecutivo catalán atribuye el retraso a la construcción de una depuradora y al acondicionamiento de los accesos del recinto.

Desde que Martorell asumió el mando en Prisiones, el 7 de enero de 2013, se han registrado cinco incidentes —tres evasiones de cárceles y dos fugas durante el traslado de presos— que han permitido escapar a siete internos. La semana pasada, un preso preventivo paquistaní se fugó de la cárcel Modelo tras intercambiarse con su hermano durante un vis a vis en el centro. La policía aún le busca. En enero, otros dos reos con antecedentes por robos se dieron a la fuga de la cárcel de Figueres anudando unas sábanas. Fueron detenidos unas horas después. Ese mismo mes, un hombre se escapó de la cárcel de Ponent, en Lleida, durante un traslado al hospital. Y un preso magrebí también se escapó en el hospital Clínico descolgándose por una tubería desde una altura de seis pisos.

Justicia no cree que los incidentes tengan una explicación conjunta, más allá de la coincidencia temporal, aunque admite que puede haber “cierto efecto mimético” que contribuya a fomentar este tipo de incidentes.

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