El vecino teatrero
José Luis Sáiz hace de su salón un escenario en el que interpreta al monje de Romeo y Julieta La pieza da voz a este personaje secundario que podría haber cambiado la trágica historia
Los vecinos del número 107 de la calle Toledo están acostumbrados a oír gritos del último piso. Tanto que ni siquiera llaman a la policía para que entre a ver si sucede algo extraño. Pero ahora hay algo más, de vez en cuando escuchan a un monje y también aplausos. La explicación no hay que buscarla en los investigadores de sucesos paranormales; es bastante racional, porque la crisis ha hecho normal lo que antes hubiese parecido una locura. El habitante del sexto derecha es José Luis Sáiz, actor y dramaturgo, y ha decidido montar su última obra en el salón de su domicilio, donde ya daba clases de teatro. La expresión “llevarse el trabajo a casa” nunca adquirió un sentido tan literal.
Quince personas pueden asistir en la sala Sexto Derecha a cada función de El lector de Romeo y Julieta, una historia en la que un secundario se convierte en protagonista y Fray Lorenzo, el monje de Romeo y Julieta, tiene la oportunidad de explicar su papel en la trama en un monólogo de una hora de duración. Cuatro focos, un sillón y algunos libros son los elementos esenciales de la puesta en escena, que no es casera aunque la historia discurra en un domicilio, sino muy profesional. Ocho personas se han embarcado en este proyecto y la que menos experiencia tiene en el mundo teatral lleva 12 años en harina.
“Este proyecto es una respuesta al no continuo, al miedo a arriesgar de productores. Esto es una manera de no venirse abajo y ejercer el oficio”, explica la cabeza visible de la iniciativa, José Luis Sáiz. La experiencia no ha provocado problemas en el patio de vecinos, de hecho algunos de ellos ya han acudido a ver la pieza y se han sentado en uno de los tres sofás que hacen de butacas. El flexo es la luz de sala y en una silla del comedor se sienta la taquillera en la estrada de la vivienda. “La primera reacción cuando el público entra es ‘vale, es un teatro de verdad, no me han engañado”, apunta Sáiz, quien asegura que actuar a apenas unos metros de los asistentes es una “experiencia muy fuerte para ambas partes”. El actor lo define como un juego en el que tanto los asistentes como el intérprete tienen que hacer un esfuerzo para olvidar que están en un domicilio.
Sáiz escribió la obra junto a la directora Magda Labarga, aunque William Shakespeare también puso su granito de arena. Asegura que no se trata de juzgar al personaje, que tiene cinco oportunidades en la historia para cambiar el trágico final.
Esta experiencia hace rememorar a Sáiz al dramaturgo José Luis Alonso, que durante la postguerra representaba piezas en su casa, pero por motivos bien distintos. Aquellas estaban envueltas en la clandestinidad, la de Sáiz, en la intimidad. El actor asegura que han hecho un producto “de calidad”. No es para menos si uno quiere ser un buen anfitrión.
La única manera de ver la obra es con reserva, que no porque sea una función de teatro en una casa puede presentarse uno sin avisar. La manera de promocionarse del equipo son fundamentalmente las redes sociales. “Cada día tengo la incertidumbre de saber si llenaremos las 15 plazas”, confiesa Sáiz.
El lector de Romeo y Julieta. Sala Sexto Derecha. Hasta el 1 de junio.
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