La UPC, en lucha por los despidos
Unos 600 estudiantes y trabajadores marchan en Barcelona contra la salida de 340 empleados La manifestación da el pistoletazo de salida a cuatro días de huelga.
“Los despidos son una injusticia, detrás hay unas familias y nos hogares. Lucharemos hasta el final”, proclamaba una trabajadora interina de 45 años que prefiere mantener el anonimato. Ella es una de los 87 trabajadores de administración y servicios que serán despedidos el próximo martes. Esta interina, junto con varias compañeras, sostenía una pancarta donde se leía “Salvemos la UPC, sin despidos”. Este era uno de los lemas que encabezaban la manifestación que unos 600 estudiantes y trabajadores de la UPC protagonizaron este jueves en Barcelona en protesta por los despidos, que además de estos interinos afectará a unos 250 profesores asociados que no serán renovados en septiembre.
La marcha supuso el arranque de cuatro días de huelga convocados para frenar los despidos. El paro fue masivo en facultades como Matemáticas, Informática y Náutica, en Barcelona, en el campus de Terrassa y en Arquitectura del Vallès. Estudiantes, principalmente, pero también muchos trabajadores marcharon conjuntamente, durante dos horas y a paso ligero, desde los campus de la avenida Diagonal hasta la plaza Sant Jaume. “Cuesta movilizar al profesorado porque hasta ahora los recortes no le habían afectado, pero ahora cada vez están más sensibilizados”, aseguraba Luis Alonso, presidente de la junta de profesorado funcionario de la UPC.
Los manifestantes reconocían cierta satisfacción contenida después que el miércoles el Consejo de Gobierno tumbara los despidos de los interinos, una decisión que deberá ratificar el Consejo Social este lunes. “Es una victoria del movimiento estudiantil y laboral”, clamaba Álvaro González, estudiante de la Coordinadora de Asambleas de la UPC.
Antoni Giró se queda solo
El rector de la UPC, Antoni Giró, se ha quedado solo defendiendo los recortes de este año (33 millones menos) y los 340 despidos. Desde que se anunció el hachazo hace un mes, Giró ha tenido que aguantar una lluvia de reproches por parte de la comunidad universitaria. Uno de los peores momentos que vivió el dirigente de la UPC se vivió en el claustro de la semana pasada, cuando le cayeron duras críticas sin cesar durante seis horas, con peticiones continuas de dimisión. La tensión se repitió en el consejo de gobierno de este lunes, según aseguran los asistentes.
Giró también ha perdido el apoyo de las facultades. Las juntas de las 18 escuelas de la UPC han aprobado mociones, muchas por unanimidad, en contra de los despidos, de los recortes presupuestarios y pidiendo elecciones anticipadas.
El rector ve ahora cómo la Generalitat (que por ley le obliga al recorte presupuestario para compensar el déficit) también le da la espalda. El secretario de Universidades, Antoni Castellà, apostó este jueves por medidas alternativas a los despidos, como la rebaja de sueldos o de la jornada de los interinos. Giró asegura que no piensa dimitir, pero, casi ya sin apoyos, el 17 de mayo se someterá a un claustro extraordinario que decidirá si continúa al frente de la UPC.
Por su parte, la Universidad Autónoma también vivió ayer altercados cuando un centenar de estudiantes se concentraron ante el rectorado e impidieron la celebración del Consejo de Gobierno. El rector de la UAB, Ferran Sancho, lamentó la acción y la calificó de “incomprensible”, ya que se pretendía aprobar algunas reivindicaciones estudiantiles.
Desde que aprobaron los nuevos presupuestos (con un recorte de 33 millones, de los cuales 11 millones afectan al capítulo de personal), que incluían los 340 despidos, la comunidad universitaria inició una retahíla de movilizaciones y asambleas que han desembocado en la convocatoria de una huelga general en la universidad.
La UPC vive una situación de extrema asfixia económica, estrangulada por un déficit de 111 millones de euros e incapaz de reconducir su situación. Es el campus con más números rojos (la principal universidad catalana, la UB, tiene 65 millones de déficit acumulado), debido a los recortes y los impagos de la Generalitat y la incapacidad de aumentar los ingresos. La UPC ultima una reforma de calado de su estructura para poner en cintura sus cuentas.
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