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Patricio Guzmán o la pasión de un documentalista sobre la memoria

El realizador chileno recibe el premio del Festival de Cine y Derechos Humanos de San Sebastián

El cineasta chileno, Patricio Guzmán (izquierda), esta mañana junto al Festival de Cine y Derechos Humanos, Josemi Beltrán.
El cineasta chileno, Patricio Guzmán (izquierda), esta mañana junto al Festival de Cine y Derechos Humanos, Josemi Beltrán.JAVIER HERNÁNDEZ

El documentalista chileno Patricio Guzmán, uno de los grandes cronistas de la historia reciente de su país, ha asegurado esta mañana en San Sebastián que va a seguir rodando películas sobre "la memoria", sobre lo ocurrido en su país en el último medio siglo, "y no por obligación, sino por pasión". "Un país sin memoria pierde energía", ha destacado hoy el cineasta chileno, que el próximo viernes recogerá el Premio del XI Festival de Derechos Humanos de San Sebastián y que hoy lo ha recibido de forma simbólica de manos del alcalde donostiarra, Juan Karlos Izagirre.

El galardón es una serigrafía de la artista Azucena Vieites, que el Festival le entregará en la jornada de clausura, en la que se proyectarán sus filmes Chile, la memoria obstinada y Chile, una galaxia de problemas, además de Violeta se fue a los cielos, de Andrés Wood, sobre la cantante chilena Violeta Parra.

El autor de La batalla de Chile ha señalado en rueda de prensa que el golpe de Estado de Pinochet fue "tan desproporcionado" que nunca va a dejar de evocar lo sucedido, sobre todo cuando en su país "no hay un cultivo de la memoria". Comenta, como ejemplo, que hace un tiempo tuvo en sus manos una guía turística alemana que tenía "más datos históricos que los textos escolares chilenos".

Por ello, considera "muy importante" que se "aseguren" las causas de las muertes de Salvador Allende -se ha confirmado el suicidio- y el poeta Pablo Neruda -sus restos se exhumaron el pasado 8 de abril-, pero ha recalcado que lo es mucho más investigar los casos de las personas desaparecidas, que sus responsables den información sobre su paradero, sobre dónde fueron arrojados al mar o qué aviones y helicópteros intervinieron en esas operaciones.

"La desaparición impide el duelo, y esa es la tortura más grande que de puede dar a una sociedad", ha destacado Guzmán, tras afirmar que el suicidio de Allende fue el "acto político" de un presidente que "moría con su pueblo, que no quería verse humillado ante Pinochet ni exiliado". El realizador, que dejó su país tras el golpe, en 1973, y vive en París, cree que España tampoco "ha trabajado su memoria" y piensa que quizá por ello no ha desempeñado un papel más relevante "en el concierto de países europeos".

Ha subrayado que "cualquier medio es necesario para reconstruir una historia que ha sido mal construida por la historia oficial", la que "ha negado el genio de Allende, que fue hombre espectacular que trató de hacer la revolución sin guerra civil y al que se ha insultado de las maneras más ruines".

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"Cuantas más novelas, obras de teatro, películas de ficción, documentales y ensayo haya, tanto mejor", ha comentado Guzmán, que admira el cine de su compatriota Pablo Larrain, que trasladó a su filme No los avatares de la campaña del referéndum que apartó a Pinochet del poder y cuyo filme anterior, Tony Manero, considera "extraordinario".

"Y me gusta mucho No porque demuestra que la transición política en Chile fue más producto de una campaña publicitaria que de una operación política", ha añadido el realizador, que ha precisado no obstante que "la transición realmente comienza cuando Pinochet cae preso porque la gente pierde el miedo y empieza a poner recursos ante los tribunales por sus desaparecidos".

Guzmán, que define al documental como "la música de cámara del cine", ha asegurado que en Chile hay un importante movimiento de "muy buenos documentalistas", además de un certamen, el Festival Internacional Documental de Santiago, que desde su fundación en 1996 y unos inicios de práctica invisibilidad, ha conseguido hacerse un hueco importante y cuenta en cada edición con más de 12.000 espectadores.

Por su parte, Izagirre ha señalado que Chile y España "tienen una similitud, que han dado la espalda a la memoria y todavía queda mucho por hacer".

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