Esperar el autobús con wifi

Permitir la conexión gratuita a Internet con un teléfono móvil o un ordenador portátil en una plaza o en un autobús urbano no es tan sencillo como podría parecer. Más allá de la voluntad política y el coste económico que este servicio pueda suponerle al Ayuntamiento, el principal obstáculo es legal: la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones vigila muy de cerca estas iniciativas para evitar que la Administración haga competencia desleal a las empresas telefónicas.

Málaga, por ejemplo, recibió una multa de 300.000 euros hace dos años por este motivo. El principal requisito es que la conexión sin hilos (wifi) no sea accesible desde viviendas, y que su velocidad sea inferior a los 256 kilobytes por segundo. Esta última limitación (es 40 veces más lenta que el servicio de pago estándar) es el principal motivo de que escaseen los madrileños o turistas conectados a este servicio municipal, que se inauguró en las plazas Mayor, de Olavide y de Santo Domingo.

En 2010, el Ayuntamiento lo extendió a la mayoría de autobuses urbanos, aprovechando la necesidad de contar con conexión a internet en ellos para poder instalar cámaras de seguridad interna.

Hoy, la alcaldesa, Ana Botella, ha presentado un programa piloto de un año de duración para extender este servicio a las marquesinas, para que los ciudadanos puedan conectarse a internet mientras esperan al autobús, y seguir conectados durante el trayecto de forma gratuita y sin interrupciones.

En un principio sólo estará disponible en diez marquesinas, en las que además habrá pantallas de tinta electrónica con horarios y tiempos de espera. En medio millar (cerca del 10% de las 5.405 paradas que tiene la ciudad) se podrá obtener información turística a través de códigos QR (un dibujito abstracto que el teléfono reconoce y convierte en datos).