La fiscalía pide 21 años para un acusado de matar a su mujer a puñaladas
El procesado tenía orden de alejamiento de la víctima, a la que atacó en su peluquería de Puçol El acusado ya había amenazado con matar a la mujer
La fiscalía solicita una pena de 21 años de prisión para un hombre de 64 años acusado de asesinar en septiembre de 2011 de 20 puñaladas a su mujer, de la que tenía una orden de alejamiento y con la que residía, junto a una hija adolescente de ambos, en la localidad valenciana de Puçol.
La víctima, que había iniciado los trámites de separación tras ser agredida en la calle por su marido, que fue condenado por ello, disponía de un teléfono de asistencia rápida con localización por satélite del Ayuntamiento y estaba a la espera de recibir un servicio de atención móvil del Gobierno central.
El día del crimen, la mujer, de 40 años, había denunciado ante la Policía Local y la Guardia Civil que el procesado la rondaba. Los agentes patrullaron la zona pero no dieron con él.
El procesado, en prisión desde su detención poco después de producirse el suceso, está acusado de los delitos de asesinato y quebrantamiento de condena con la agravante de parentesco.
No obstante, en el juicio con jurado que ha comenzado hoy en la Audiencia de Valencia, él ha alegado que fue la víctima la que empuñó aquel día un cuchillo y que fue en un forcejeo entre ambos cuando su pareja sufrió las heridas mortales. Su defensa reclama la libre absolución o, subsidiariamente, ocho años por un delito de homicidio.
El suceso tuvo lugar alrededor de las 19.30 del 21 de septiembre de 2011 cuando el hombre, de nacionalidad española y camionero retirado, supuestamente asaltó a su mujer, natural de Marruecos, en el interior de la peluquería que ella regentaba en Puçol.
Según el ministerio público, Luis M. le asestó una veintena de puñaladas, "algunas de ellas, muy profundas y en el corazón", y se marchó del lugar cerrando la persiana metálica del local, en el que ya no quedaban clientes.
A la mujer, malherida, aún le dio tiempo de pedir auxilio por teléfono, dado que cuando comenzó la agresión estaba hablando con su móvil con un guardia civil amigo de la familia que mediaba en el conflicto matrimonial. Mina falleció poco después en el centro de salud de la localidad debido a una hemorragia aguda masiva por las heridas de arma blanca.
La pareja llevaba conviviendo 17 años y, fruto de la relación, tenía una hija que hoy ya es mayor de edad. La relación se rompió el 17 de agosto de 2011, después de que él la atacara en plena calle y, tras un juicio rápido, el juez dictara una orden que le impedía acercarse a menos de 200 metros de ella.
El procesado ha asegurado que aquella tarde acudió a la peluquería de su mujer "solo a pedirle dinero" y que fue ella la que sacó el cuchillo. "Forcejeamos y ella se hirió", ha señalado al tribunal. Lo que no ha logrado explicar es por qué él no resultó herido y Mina sufrió heridas mortales y marcas defensivas. Tampoco ha explicado por qué, según sostiene la fiscal, el día anterior al crimen se personó en las oficinas municipales de los servicios sociales y dijo que iba a matar a su mujer.
Sobre el día en que la atacó en plena calle ha aseverado: "De tener algo en la mano, la habría matado entonces. Ella ha provocado lo que ha pasado".
Su defensa ha destacado que el hombre ha estado sometido a tratamiento psiquiátrico durante 18 años por depresión neurótica y trastorno de personalidad, y que ha abusado del alcohol, y que actuó condicionado por su situación, "viviendo en un vehículo y sin recursos y con las cuentas bloqueadas por la mujer, incluso en la que cobraba su pensión de incapacidad".
Ha insistido en que su representado "no tenía intención de matar" y que estaba "muy desestabilizado por no tomar hace un año la medicación por sus problemas psiquiátricos".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.