Oriol Pujol asesoró a un amigo para que se lucrara con reconversiones industriales
El cerebro del ‘caso ITV’ obtuvo 6,9 millones por aconsejar a empresas
Al diputado de Convergència i Unió (CiU) Oriol Pujol y al empresario catalán Sergi Alsina les une mucho más que ser vecinos de una segunda residencia en el pueblecito de Urús, cerca de los Pirineos. Su condición de imputados en el caso ITV, el presunto amaño de concursos públicos de la inspección de vehículos, tampoco agota una relación estrecha, que va más allá de la amistad y se adentra en el terreno de los negocios. “No solo realizan actividades familiares o adquieren vehículos conjuntamente. También mantienen una relación económica”, concluye el informe final de Hacienda sobre la implicación de Pujol en la presunta trama corrupta.
El informe figura en el sumario del caso, al que ha tenido acceso EL PAÍS. Pujol está imputado por tráfico de influencias. El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña cree que usó su “peso político” para “lucrarse” personalmente y beneficiar a sus amigos con los amaños de la ITV. El informe de Hacienda y las llamadas telefónicas acreditan, sin embargo, que su intervención en los hechos fue más profunda. El diputado —que delegó sus cargos en Convergència al ser imputado— guio a su íntimo amigo Alsina para que se lucrara con algunas de las mayores reconversiones industriales acometidas en Cataluña.
Alsina es socio de Alta Partners, dedicada al asesoramiento empresarial. Según el informe, “mantiene informado” a Pujol sobre su negocio y “le solicita gestiones a nivel político”. Gracias, en parte, a los consejos de Pujol, Alta Partners intervino como asesora en tres procesos de reconversión y obtuvo suculentos beneficios por ello: Sony-Ficosa (2,3 millones), Sharp-Cirsa (2,7) y Yamaha-Grupo Sese (1,8). En total, la firma ingresó 6,9 millones de euros.
El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña cree que usó su “peso político” para “lucrarse” personalmente
En diciembre de 2010, Alsina informa al diputado que ha hablado con Manel Lao, de Cirsa, para hacerles la propuesta. Alsina le explicó que él, Pujol, “estaba informado al cien por cien de todo”. “He hablado con Lao. Él está por hacer la operación”, detalla Alsina al dirigente nacionalista a través de un sms. Y este responde: “La llamada se hizo con Lao padre. Fue bien pero hay un pero...”
La información circula en doble dirección, tanto en la marcha de la japonesa Sharp —y la llegada, en su lugar, de la compañía del juego— como en las otras reconversiones industriales, en parte alentadas por la Generalitat para evitar el drama de los despidos que propician las deslocalizaciones. Tras cerrar el acuerdo, Alsina escribe a Pujol: “Oriol, sí que subiremos. Llevaremos las mitades. Gracias por la negociación”.
En el caso de Yamaha, el empresario le pregunta, en enero de 2011: “Oriol, ¿crees que aún se puede intentar algo con Yamaha?” El diputado le contesta que “le está buscando un tío” de la empresa y le advierte de los riesgos de la operación (“hay que colocar a 200 trabajadores”) y de los adversarios (“el peor enemigo en la operación es Baker”). Un mensaje de texto posterior (noviembre de 2011) es aún más explícito: “Soy presidente del grupo parlamentario [de Convergència i Unió], o sea que puedo hacer lo que creas de cara a Yamaha”.
El Tribunal Superior sospecha, a partir de los informes policiales y de la fiscalía, que Pujol iba a participar de forma indirecta en la nueva empresa (Upprime Energy) creada para lograr, supuestamente, adjudicaciones en el campo de las ITV y la eficiencia energética gracias a su apoyo político. Alsina posee el 15% de la compañía. Pero además, es una importante fuente de ingresos para la familia Pujol: la mujer del dirigente, Anna Vidal, ha facturado distintas cantidades a Alta Parnters en concepto de “asesoramiento”. Una de ellas, la más elevada, de 200.000 euros, por una de las reconversiones. Los investigadores creen que las facturas pueden ser fraudulentas y que corresponden, en realidad, a los pagos a Pujol por ejercer su influencia política.
Por compartir, los Alsina-Pujol comparten hasta una cuenta corriente. Nada del otro mundo: la usan para domiciliar el pago de la electricidad de sus casas de Urús.
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