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Interior no preguntó sobre Ester Quintana a los ‘mossos’ imputados

Los agentes mantienen que sólo dispararon salvas de aviso y no admiten error humano

Jesús García Bueno
Ester Quintana a la salida de juzgados.
Ester Quintana a la salida de juzgados.ALBERT GARCÍA

El director de los Mossos d’Esquadra, Manel Prat, encargó hace cuatro meses una investigación a fondo sobre la actuación de la policía en el caso de Ester Quintana, la mujer que perdió un ojo durante la huelga general del pasado 14-N. Pero parece que esas pesquisas internas no han sido demasiado exhaustivas, a tenor de lo que declararon ayer, ante el juez que investiga el caso, los dos mossos imputados por aquel suceso. Un subinspector y un escopetero afirmaron que nadie en el Departamento de Interior se ha puesto en contacto con ellos para recabar su versión de lo sucedido aquella noche.

Las declaraciones de los dos policías imputados —que abandonaron los juzgados por un acceso vetado a la prensa— se contradicen, en aspectos esenciales, con los informes aportados a la causa por los Mossos y con los testimonios de la víctima, Ester Quintana, y de diversos testigos. En especial, sobre un dato crucial: dónde estaba situado cada uno de los protagonistas en el escenario del suceso.

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Quintana declaró que, cuando recibió el impacto que le reventó el ojo izquierdo, se encontraba en la confluencia del paseo de Gràcia con Casp. El informe forense ratifica lo que la mujer dijo desde el principio: que su lesión es compatible con un pelotazo de goma lanzado por la Brigada Móvil (antidisturbios). El Departamento de Interior ha dado distintas y sucesivas versiones de lo ocurrido aquella noche, forzado por la evidencia de las imágenes grabadas en la zona. Las contradicciones obligaron al exconsejero Felip Puig a dar explicaciones en el Parlament. Interior, sin embargo, mantiene desde el principio una misma idea: las lesiones de Quintana no fueron consecuencia de una pelota de goma ni de ningún otro proyectil lanzado por los Mossos. Manel Prat, que es quien debe autorizar el lanzamiento de pelotas de goma, se juega en esa baza su futuro político: dijo que dejaría el cargo si se descubre que se dispararon pelotas sin que él lo ordenase. El subinspector y el escopetero coincidieron en esa misma idea: en ningún caso, ni por error —por no percatarse, por ejemplo, de que el arma estaba cargada— dispararon pelotas de goma. Lo demuestra, afirmaron, el hecho de que cuando la unidad se replegó, se hizo un recuento de las pelotas de goma: había las mismas que al inicio de la intervención. Tan solo lanzaron dos salvas —disparos sin munición— para dispersar a los manifestantes en un momento en que, según su declaración, había incidentes.

Los imputados afirmaron que su furgón, Dragó 40, estaba ubicado en la acera sur de la Gran Via, a medio camino entre paseo de Gràcia y la rambla de Catalunya. Los informes policiales y Quintana, en cambio, sitúan el vehículo en la confluencia del paseo de Gràcia con Gran Via. El escopetero afirmó, en su declaración, que caminó hacia esa esquina, pero que no llegó a alcanzarla y que en ningún momento vio a Quintana.

Los policías sostuvieron, en definitiva, que la víctima estaba fuera de su alcance cuando, de orden del subinspector, el escopetero —el único que había desplegado en la zona— disparó las salvas. Lo hizo, además, en dirección Besòs y apuntando hacia el suelo, según fuentes judiciales. Las imágenes grabadas muestran que, instantes después de escucharse los dos disparos, una mujer, que resultó ser Quintana, de 43 años, cayó herida cuando abandonaba pacíficamente la manifestación.

Los mossos también explicaron el recorrido que hizo su unidad aquella noche. Minutos antes de que ocurriese el suceso, Dragó 40 estuvo ubicada en la Via Laietana, uno de los puntos calientes de la jornada de huelga general, que aquella noche se saldó con altercados entre policías y manifestantes. La furgoneta ascendió después por ronda de Sant Pere y plaza de Catalunya, hasta llegar a la Gran Via, según los policías.

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Sobre la firma

Jesús García Bueno
Periodista especializado en información judicial. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona, donde ha cubierto escándalos de corrupción y el procés. Licenciado por la UAB, ha sido profesor universitario. Ha colaborado en el programa 'Salvados' y como investigador en el documental '800 metros' de Netflix, sobre los atentados del 17-A.

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