Un estudio detecta 15 tipos de fármacos en aguas del marjal de Pego-Oliva
Científicos de la Universitat de València y del CIDE advierten del daño a la biodiversidad
Investigadores de la Universitat de València, en colaboración con el Centro de Investigaciones sobre Desertificación (Cide; integrado por la universidad, la Generalitat y el CSIC), han detectado hasta 15 compuestos farmacológicos en aguas, sedimentos y suelos del parque natural del marjal de Pego-Oliva. Los resultados del estudio, que advierte del peligro para la biodiversidad, se publican en la revista Science of the Total Environment.
La contaminación medioambiental por restos de medicamentos es un problema creciente en los últimos años, como muestra el hecho de que el año pasado la Comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo aprobara que el diclofenaco, un fármaco presente en medicamentos antiinflamatorios como el conocido Voltarén y detectado en ríos como el Júcar y el Ebro, fuera catalogado como sustancia peligrosa en los anexos de la Directiva Marco del Agua.
En este caso, los científicos rastrearon en el parque de Pego-Oliva la presencia de los 17 fármacos más consumidos, según informa el Servicio de Información y Noticias Científicas (SINC). Para ello se tomaron 34 muestras de aguas, 16 de sedimentos y 23 de suelos. El análisis mostró que todas las muestras de agua estaban contaminadas por al menos un fármaco, así como todas las de sedimentos salvo una. La distribución de medicamentos en el suelo resultó más irregular. En total se encontraron 15 de los 17 medicamentos estudiados.
Los compuestos farmacológicos más frecuentes en las muestras de aguas fueron antiinflamatorios y analgésicos como el ibuprofeno. En los sedimentos y suelos analizados, la carbamacepina y el acetaminofeno –también conocido como paracetamol– fueron los más abundantes.
“La Unión Europea ya está considerando incluir algunos fármacos como contaminantes prioritarios”, explica la investigadora de la Universitat de València Yolanda Picó, coautora del estudio. “La evaluación del riesgo realizada indica un cierto peligro para los peces y, por lo tanto, sería deseable un estudio más continuado y profundo”, concluye.
Según el estudio, aunque son necesarios más análisis para evaluar el impacto de estas sustancias en el medio ambiente, los resultados implican un "alto riesgo" para los peces del marjal, debido a la presencia de ibuprofeno y antibióticos. El posible riesgo sobre la salud humana por la contaminación del agua potable debe ser también estudiado, así como el impacto sobre los cultivos cercanos –arroz y naranjos principalmente–, añaden los científicos.
“Las concentraciones detectadas en el marjal son bajas, pero no se puede descartar algún efecto indirecto como la aparición de resistencias”, añade Picó.
La presencia de medicamentos indica el constante aporte de estas sustancias desde las plantas de tratamiento de aguas cercanas al parque, debido a que su eliminación es incompleta. Según Picó, sería necesario “realizar un estudio de los sistemas de depuración y eliminación de los fármacos, y potenciar el desarrollo de sistemas viables y efectivos de eliminación de esos compuestos”.
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