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El ‘club’ más grande de Cataluña

Las bibliotecas de la Diputación de Barcelona tienen 2,5 millones de socios Pese a los recortes en funcionamiento los 211 centros aumentaron el número de actividades

José Ángel Montañés
Biblioteca Municipal Jaume Fuster de Barcelona, llena de usuarios que leen o consultan internet.
Biblioteca Municipal Jaume Fuster de Barcelona, llena de usuarios que leen o consultan internet.

Más centros, más usuarios, más actividades y más préstamos. A grosso modo, ese podría ser el resumen de las estadísticas sobre bibliotecas, del ámbito de la administración que sea, desde las municipales hasta las estatales, que cada año superan a los datos del ejercicio anterior. En el caso de las bibliotecas de la provincia de Barcelona, que conforman la Red de Bibliotecas Municipales, los casi 20 millones de usuarios de las 211 bibliotecas y nueve bibliobuses (que extienden su servicio en 237 municipios, el 97% del territorio barcelonés) valorar el servicio con un 8,2 de nota media, un notable alto.

En ciudades como la de Barcelona la eficacia de estos equipamientos de proximidad son más valorados, tal y como reflejan las sucesivas encuestas municipales, y supera incluso a otros servicios “más necesarios” como pueden ser el del metro, que cada día utilizan alrededor de un millón de personas, la red de mercados de la ciudad o la recogida de basuras.

La Diputación de Barcelona dio ayer a conocer los datos referentes a las 211 bibliotecas y nueve bibliobuses que forman parte de la Xarxa de Biblioteques Municipals del año pasado. Entre estos destaca el hecho de que 2,5 millones de usuarios están inscritos en alguno de los centros, algo que representa que más del 45% de la población de esta provincia tiene carné de biblioteca. Ni el fútbol, ni el baloncesto, ni siquiera los protagonistas de un programa de televisión o el último cantante de moda tienen tantos seguidores en Cataluña.

En 2012 abrieron tres nuevos centros en Trinitat Vella (Barcelona),  Manresa y El Papiol, mientras que se trasladaron dos: Camp del Arpa (Barcelona), y Castelldefels

Durante el año pasado, 19,5 millones de personas (18,6 en 2011) pasaron por estos centros para leer un libro, consultar la prensa diaria o semanal, visionar una película de vídeo en DVD o escuchar un disco. Muchos prefirieron llevarse en préstamo a casa alguno de los nueve millones de documentos (un 3,16% más) que custodian estos centros. El trasiego fue enorme. Cada día, de media, visitaron estos centros casi 74.000 personas (3,6% más que el año anterior), algo similar a una buena entrada en el Camp Nou.

Pero estas cifras tan espectaculares tienen un lado gris. El año pasado estos centros contaron con un presupuesto para su funcionamiento de 77,6 millones de euros (3,4 millones menos que en 2011), disminuyendo, por lo tanto, la inversión media por habitante que acabó situada alrededor de los 14 euros por ciudadano, un euro menos que en 2011.

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Pese al descenso de gasto, las bibliotecas de la provincia programaron 37.815 actividades durante el año, entre cursos, clubes de lectura, exposiciones, visitas o talleres. Un total de cerca de 3.500 actos más que el año anterior. Una noticia buena, pero que deja ver que los profesionales de las bibliotecas barcelonesas pusieron mucho de voluntariedad en su trabajo. Según el alcalde de Tordera, Joan Carles García Cañizares, nuevo diputado adjunto a la Presidencia y de Cultura —cargo al que ha llegado por la remodelación llevada a cabo tras la ruptura en la Diputación entre CiU y el PP— este hecho es el resultado de una “mayor sostenibilidad y una mayor eficiencia que hace que se crezca en calidad”.

Se han convertido en centros de ocio y punto de encuentro de la comunidad

Además, la coyuntura económica actual ha impedido que se alcancen las citas propuestas hace un año. Cuando se presentaron los planes para 2012 se aseguró que tras las 17 nuevas bibliotecas de 2011, se construirían 11 más el año pasado. Según García Cañizares, al final del curso último, solo se habían abierto cinco centros: tres nuevos en Trinitat Vella de Barcelona, en Manresa y en El Papiol. Mientras que se habían producido dos traslados: uno en Camp del Arpa, en Barcelona, y la biblioteca central de Castelldefels. Las obras, el coste en mobiliario, de aumento del fondo documental y en nuevos equipos informáticos, acarreó una inversión de las administraciones “a partes iguales entre ayuntamientos, Diputación y Generalitat” de casi 21 millones de euros. Para este año, según se anunció ayer, están previstos que abran sus puertas cuatro nuevos centros: en Sant Antoni de Vilamajor, Collbató, Capellades y Santa Susanna, mientras que se trasladarán otros tres en Navarcles, Esparraguera y Sant Fruitós de Bages, según aseguró Jordi Permanyer, gerente de la red de bibliotecas.

Desde hace tiempo las bibliotecas ya no son solo un lugar para leer y prestar libros, sino auténticos centros de ocio y punto de encuentro de la comunidad. La crisis le está añadiendo nuevos usos. Otro de los datos relevantes dado a conocer ayer es que se han disparado el número de acceso a internet, un 25% con respecto al año anterior, siendo más de 15.000 personas las que acuden a diario a conectarse a la red de forma gratuita. Permanyer también destacó el trabajo que realizan los centros a favor de la cohesión social “ayudando a muchas personas ofreciéndoles las herramientas para su inserción laboral”. Según el gerente “las bibliotecas son lugares neutros donde las personas se sienten con mayor libertad que una oficina administrativa”.

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Sobre la firma

José Ángel Montañés
Redactor de Cultura de EL PAÍS en Cataluña, donde hace el seguimiento de los temas de Arte y Patrimonio. Es licenciado en Prehistoria e Historia Antigua y diplomado en Restauración de Bienes Culturales y autor de libros como 'El niño secreto de los Dalí', publicado en 2020.

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