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El espejo del Vendrell

El equipo de hockey, reciente campeón de la Copa, ha formado un grupo de lo más competitivo con “el mínimo coste posible”

El capitán del equipo levanta la Copa.
El capitán del equipo levanta la Copa.EFE

Desparpajo y alegría. Sobre la pista y en los despachos, el equipo de hockey del Vendrell se desinhibe con cualquiera. “¿Cómo llegó la opción del patrocinio de Moritz?”. “Pues porque somos unos tíos simpáticos”, desembucha el directivo Josep Cid. Apostilla luego que los propietarios de la distribuidora local Licors Jané están vinculados con el hockey sobre patines y con la entidad, apoyo que se suma a los valores que la marca cervecera quiere preconizar: “Somos trabajadores, somos catalanes”. Se entrelazó lo personal y lo profesional con la esperanza de que este resorte llevara algún día hacia lo vivido el pasado 3 de marzo, cuando el primer equipo se coronó campeón de la Copa.

Sin apenas masa social ni titanes inversores, con escasamente 100 familias pagando el abono de socio y un par de centenares de colaboradores –lo que supone unos ingresos fijos de alrededor de 30.000 euros anuales más la venta de entradas–, es de recibo que el presupuesto para el cuadro militante en la OK Liga se sitúa entre los más bajos de la competición. El montante que se baraja por campaña fluctúa entre los 150.000 y los 200.000 euros, con desplazamientos, arbitrajes y todo incluido. Lejos, muy lejos de Barcelona y Liceo, con medio millón en la cartera, los colosos que se reparten el pastel en los últimos tiempos. Aun así, se construyó un cuadro ganador que, torneo del KO aparte, campea tercero en la Liga: los azulgranas, segundos, se escabullen por solo siete puntos. El Liceo, ya está a 15. La intención inicial, arguye Cid, era mezclar jóvenes promesas con el aplomo de veteranos como Jordi García. A propósito de un primer año (2010-2011) templado en competición regular después del ascenso, se decidió rejuvenecer el grupo. Todavía con el apoyo de ilustres lanceros, llegó Toni Sánchez. La clasificación para la CERS [segunda competición europea] por segunda vez consecutiva envalentonó del todo al Vendrell, juntaron a varios canteranos del Barcelona e integraron un equipo “dinámico con mucho empuje”, tal como lo define el dirigente.

El éxito del club es un oasis en la localidad; su Consistorio se encuentra en números rojos y sus habitantes, que representan una deuda de unos 1.800 euros por cabeza, se enfrentan a una desocupación de 4.500 personas

El éxito del club es un oasis en la localidad tarraconense, el Consistorio de la cual se encuentra en números rojos y cuyos habitantes, que representan una deuda local de unos 1.800 euros por cabeza, se enfrentan a una desocupación que afecta a 4.500 personas. El ejemplo del hito que ha capitaneado el conjunto de Guillem Cabestany puede suponer un resquicio de esperanza, un ejemplo a seguir. No es fácil, ninguno de los jugadores cobra un sueldo profesional. “Si cubrimos sus gastos ya está bien”, determina el presidente Victor Romagosa, abonando una de las máximas expuestas por Cid: “Intentamos convertir lo amateur en profesional con el mínimo coste posible”.

Más allá de la buena gestión, hay que tener el tino suficiente para acertar en los fichajes. Cabestany aterrizó porque se buscaba un entrenador joven con ganas de aprender y trabajar. Pero también porque no se quería un técnico consolidado –el ex del Igualada no tenía ninguna experiencia al frente de un banquillo­– “a causa del tema económico”, añade Romagosa. La llegada del nuevo entrenador propició algunos cambios en la conformación organizativa, hubo una restructuración total cuando tomó las riendas, coincidiendo con la llegada a la OK Liga. Ahora se mima más a la base, hay un coordinador totalmente dedicado a ella y Romagosa proclama que sus 16 equipos son lo más importante. Además, se sigue a la caza de entrenadores como Cabestany, de su mismo perfil, para facilitar el entendimiento entre el primer equipo y cantera. Hay una Masia en el Baix Penedés.

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