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El recinto histórico de Sant Pau delimitará la zona abierta al público

Un nuevo paseo ajardinado unirá la calle de Cartagena con la de Sant Quintí

Blanca Cia
Uno de los pabellones en rehabilitación en el recinto histórico de Sant Pau.
Uno de los pabellones en rehabilitación en el recinto histórico de Sant Pau. CARLES RIBAS

Parte abierto y parte cerrado. El recinto histórico de Sant Pau tendrá una parte de acceso libre y otra acotada a los usuarios y trabajadores de los pabellones y a los turistas y visitantes previo paso por taquilla. La verja que separará físicamente la zona de libre acceso y los 12 edificios históricos ya se está empezando a colocar y abarcará desde la entrada principal, rodeando los pabellones laterales y llegará hasta un nuevo paseo, por detrás del que fue el edificio de los quirófanos centrales.

La razón de este acotamiento es doble. La principal, que el plan turístico de Sant Pau tiene previsto hacer unos recorridos con guía —en grupos reducidos— por el espacio central de los pabellones con acceso a los túneles.

La otra tiene que ver con las condiciones de seguridad que impone la ONU donde tiene sedes. Y en el recinto de Sant Pau habrá varias. La que ya está instalada es la Universidad de las Naciones Unidas (UNU) en el pabellón de Sant Manuel y el Instituto Forestal Europeo (EFI), que se trasladará al de Sant Leopoldo. Y otras que tienen voluntad de hacerlo, como una oficina de la Organización Mundial de la Salud (OMS), o la sede de la Alianza Global de Asociaciones de Operadores de Agua y Saneamiento (GWOPA) —también con el paraguas de la ONU— , y la de Un-Habitat, también de Naciones Unidas.

Los gestores estudian poner a la venta dos tipos de entradas

Los gestores de Sant Pau pretenden que el recinto modernista se integre en las rutas del turismo de la ciudad. De la misma manera que ya lo está el parque Güell, la Sagrada Familia, o el Palau de la Música, este último del mismo arquitecto, Lluis Domènech i Montaner. Pero tampoco quieren que una obra de rehabilitación que es muy costosa —105 millones de euros en la primera fase— se exponga a un turismo depredador. Y, además, prevén que el turismo sea una fuente de ingresos para el mantenimiento.

Aunque no está cerrado el modelo de explotación, los gestores trabajan con dos tipos de entradas. Una, que limitará el acceso al edificio central y la exposición en el pabellón de Sant Salvador con eje central en Domènech i Montaner, en el propio Sant Pau y la historia de la Medicina. Y otra, que será más cara —en torno a los 14 euros— y se hará en grupos reducidos, con guía para visitar el conjunto que forman los pabellones y los túneles. El sistema no está del todo claro porque dependerá de cómo funcione el recinto y la idea de venta anticipada, como la Alhambra de Granada. Pero fuentes de la gerencia de la Fundación de Sant Pau avisan: “Lo que no se quiere es un turismo invasivo”. Lo que está claro es que existe interés en conocer el recinto de Sant de Sant Pau hay porque en 2012 lo visitaron 18.000 personas con casco y chaleco de seguridad. También se trabaja en conseguir una fórmula que permita el acceso más económico a los barceloneses.

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La primera fase del complejo se abrirá a final de año a los visitantes

En diciembre se quiere abrir la parte central del recinto y deberán estar acabados el paseo central, parte de los 3.600 metros de túneles, el edificio de administración y los pabellones de Sant Leopoldo y el de la Mercè. Los que ya están listos son Sant Manuel, Sant Jordi y Sant Apolonio. Y en primavera de 2014 está prevista la apertura de Sant Salvador con la exposición.

El recinto de Sant Pau tendrá un nuevo paseo peatonal —de acceso libre— entre las calles de Cartagena y Sant Quintí, junto por encima del perímetro que estará vallado. Eso si, con una fuerte pendiente. El plan especial de todo el conjunto —las tres piezas que forman el antiguo hospital, el nuevo y la Fundación Puigvert— prevé el derribo de varias edificaciones que suman 32.000 metros cuadrados. El plan, que se aprobó ayer en el pleno municipal, ha sido muy discutido entre el equipo de arquitectos que realiza la obra y los técnicos de Hàbitat Urbà. Especialmente con el arquitecto jefe, Vicente Guallart.

De los 132.000 metros cuadrados de todo el ámbito, 52.000 son de construcciones y 80.000 de zona verde o ajardinada. Pero lo que resulta más espectacular ahora, son los cráteres que hay por todas las partes. En el recinto se han practicado 292 pozos de geotermia que ha sido el sistema elegido para la climatización de los edificios. Unas simas que bajan hasta los 120 metros.

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Sobre la firma

Blanca Cia
Redactora de la edición de EL PAÍS de Cataluña, en la que ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en diferentes secciones, entre ellas información judicial, local, cultural y política. Licenciada en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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