Economía frente a tradición
El traslado de San José al tercer lunes de marzo divide a comisiones y hosteleros Los falleros son los que mandan
La economía vuelve a arrinconar a la tradición. La intención de trasladar la festividad del día de San José al tercer lunes de marzo así lo demuestra. Un movimiento realizado ya en otras comunidades y que aquí se pospone año tras año por el choque con el mundo fallero. En 2013 se ha mantenido en martes, día 19. En 2014 parece que también. Pero nadie sabe hasta cuánto durará la costumbre de que la noche de la cremà se efectúe esta jornada y dé carpetazo a las Fallas. En este caso, la mano invisible araña unos festejos con gran arraigo social y choca con la posición dividida de las comisiones y los hosteleros.
Unos abogan por la permanencia de la tradición. Otros, por los resultados económicos. Y, por encima, los diferentes gobiernos lidian con el clamor popular para atajar como sea los números de la crisis. Una coyuntura que llevó al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, nada más iniciar su mandato, a emprender una reforma para modificar el calendario laboral. Rajoy intentó suprimir todos los puentes salvo el del día de Navidad (25 de diciembre), Año Nuevo (1 de enero), el Primero de Mayo y el 12 de octubre, día de la Hispanidad. Tropezó con las reticencias autonómicas y eclesiásticas y ha pospuesto la decisión hasta 2014.
Lo mismo pasó aquí. El presidente autonómico, Alberto Fabra, anunció en julio pasado, durante la Noche de la Economía Alicantina, que cambiaría el día de San José y el 9 d’Octubre. Una actuación que algunos catalogaron como “inoportuna” y que le enfrentó al mundo fallero y a la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá. Esta decisión “precipitada” requirió diversos encuentros con los afectados y la alcaldesa de la ciudad insistió en que la decisión era “de los falleros, que son los que pagan las fiestas”. El pasado viernes, y a modo de viraje reconciliador, Fabra defendió esa misma postura. “Ha habido disparidad de opiniones, pero ha ganado el diálogo”, explican en el Consistorio.
Una actitud que secundan todos los grupos de la oposición. La edil socialista Pilar Calabuig cree que “los únicos que pueden decidir son los falleros, porque son unas fiestas que al Ayuntamiento le salen gratis”. Este año se han destinado ocho millones de euros en total para los 800 monumentos de la ciudad. Un millón de euros menos que en 2012. “Y, en este caso, los hosteleros deberían colaborar un poquito”, añade.
La hostelería genera la mayoría de las ganancias y más del 70% de los empleos
Joan Ribó, de Compromís, opina lo mismo: “Las Fallas tienen un componente turístico y económico, pero también tradicional. Y no se pueden evaluar solo por el interés de las empresas”. “No nos oponemos frontalmente a un cambio, siempre que se produzca tras un debate con el mundo fallero”, sostiene. “Es una negociación, sinceramente, que se tiene que hacer al margen de los criterios económicos y teniendo en cuenta los de la fiesta”, apostilla Amadeu Sanchis, portavoz del grupo municipal Esquerra Unida.
También comulga con ellos la Junta Central Fallera. Su presidente y concejal de Fiestas, Francisco Lledó, opina que la institución “siempre ha abogado por que se mantenga, aunque caiga en miércoles” y subraya que este año “se quedará tal como está”. “Las decisiones las toman las comisiones. Nosotros simplemente las canalizamos”, indican desde la institución. “La asamblea ya dijo en su momento que no se movía, y el gran sentir hasta hoy sigue siendo el mismo”.
A este sentimiento tradicional se superponen las cifras. El Consell advirtió de que la medida supondría un impacto económico de 786 millones de euros y que serviría para incentivar actividad comercial y mejorar la productividad. Un maná en tiempos de déficit. Las Fallas —según estimaciones de las comisiones, que son las que obtienen los datos— aglutinan hasta 33.000 puestos de trabajo. La mayoría de las ganancias y más de un 70% de los empleos se producen en la hostelería. El resto se reparte entre la puesta a punto de los monumentos y el transporte: se calcula que hay cerca de 1,5 millones de desplazamientos y un gasto medio de 130 euros por persona y día.
Por eso, José Palacios, presidente de la Federación Empresarial de Hostelería de Valencia (FEHV), considera que “el hecho de que se traslade al lunes es bueno”. “Si dependiera exclusivamente de nosotros lo haríamos, pero las Fallas tienen un recorrido turístico impresionante que no se reduce a los últimos cuatro días sino a todo el mes”. Palacios subraya que “en cualquier caso, el cambio de fecha no debe ser un punto de separación entre la hostelería y el mundo fallero”.
El aumento del IVA hizo caer el consumo un 1,6% el último trimestre de 2012
Unos números que, por muchos jugos gástricos que remuevan, dejan de lado a uno de los pilares de las fiestas: el artista fallero. El creador del monumento se mantiene al margen de la controversia. “Ni nos beneficia ni nos perjudica el cambio de fecha”, anota Pedro Santaeulalia, de la falla Convento Jerusalén. “Lo que es bueno para las comisiones es bueno para nosotros”, sentencia.
En el caso de los artistas hay otros asuntos que preocupan más, como el aumento del IVA del 8 al 21% o el pago de subvenciones. “El contrato se inicia desde abril, y que se varíe un día o dos no nos afecta tanto”, concede Julio Monterrubio, responsable de Nou Campanar. “Pero nuestro salario depende directamente de cada comisión fallera. Y sus ayudas nos repercuten”.
El aumento del IVA hizo caer el consumo un 1,6% el último trimestre de 2012. Un descenso que acusan los pequeños comercios. Isabel Cosme, presidenta de la Confederación de Empresarios del Comercio Valenciano (Cecoval), asegura que las Fallas son una mala época comercial y cree que adelantar la fecha “normalizaría la semana y regularizaría los hábitos del cliente”. “Valencia se llena, pero casi nadie entra en las tiendas”, resume, “y la gente de aquí aplaza las compras para los días siguientes, que ya no tienen las calles cortadas ni a la muchedumbre por el centro”.
La bajada del gasto se une al incremento de días vacacionales. Una ecuación perjudicial para las empresas y para las agencias de viajes, que ven cómo el estiramiento de festivos hace que muchos viajeros claudiquen. La Asociación de Empresas Valencianas de Agencias de Viaje (AEVAV) calcula que entre un 30 y un 40% de valencianos abandona la ciudad durante estos días. “Juntar las fiestas a los lunes ayuda a que la gente solo tenga que pedir un día libre en el trabajo y se monte el puente. Si son más se complica y muchos lo dejan pasar”, argumenta Rafael Alcayna, el secretario general. “Además”, zanja convencido, “las tradiciones están para cambiarlas. Así se construyen otras nuevas”.
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