El Tranco tiene en vilo a media Andalucía
250 vecinos de Mogón siguen desalojados por el temor a los desembalses del pantano más grande de la cabecera del Guadalquivir
“Claro que estamos con miedo, si el monstruo se despierta no sabemos lo que puede pasar”. Diego Simón, un vecino de Mogón (Jaén), se refiere al monstruo como el pantano de El Tranco, el mismo que tiene en vilo a esta pedanía de un millar de habitantes y también a media Andalucía. El embalse más grande de la cabecera del Guadalquivir está rozando el 100% de su capacidad, algo que no recuerdan ni los más viejos del lugar y que ha activado todas las alertas en buena parte de la principal cuenca andaluza. Al pantano del Tranco le están entrando este miércoles unos 90.000 litros por segundo, el doble de lo que se está desembalsando. Y si no se alivia más agua es, precisamente, por las consecuencias en el curso medio y bajo del Guadalquivir.
El temor a la crecida del río es lo que mantiene desalojados a 250 vecinos de Mogón, el principal núcleo habitado que El Tranco encuentra aguas abajo y donde confluye con el cauce del río Aguascebas. Tuvieron que abandonar sus domicilios la noche del martes tras la orden de evacuación de la Junta de Andalucía, tras las indicaciones de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir. En una treintena de casas el agua ya ha producido daños. Es el caso de María Ángeles Serrano, cuya familia ha pasado la noche en un hotel y hoy se lamentaba de los destrozos en su domicilio. “Si el cauce hubiera estado limpio no habría pasado esto”, decía, ante el asentimiento del resto de vecinos de la barriada de La Barca, la más afectada.
Afortunadamente, la tregua en las precipitaciones durante la mayor parte de la madrugada y la mañana de este miércoles ha dado un respiro a estos vecinos. “El tiempo ha sido nuestro mejor aliado”, reconocía Juan Olivares, director del Servicio de Emergencias 112 en Jaén. Y es que, la ausencia de las precipitaciones ha permitido a la Confederación atemperar el volumen del desembalse del Tranco, algo que no se sabe hasta cuándo durará pues a primera hora de la tarde empezaba a nevar en la zona.
Por si acaso, muchos vecinos desalojados han vuelto hoy a sus viviendas para habilitar de forma precipitada medidas de protección en sus domicilios. “Aquí no volvemos hasta que no pase todo”, decía Juan Galera, mientras se apresuraba a tabicar las puertas de su casa. A escasos metros de allí, Pedro Fernández mostraba cómo el agua había inundado su jardín y su sótano, repleto de enseres. Y Francisco Zamora, vecino de Mogón y concejal en el Ayuntamiento de Villacarrillo, admitía la situación de zozobra en el vecindario: “No hemos dormido en toda la noche pendientes del cauce del río”. La mayor parte de los 250 vecinos desalojados se fueron a casa de familiares, apenas media docena se alojaron en la guardería temporera y a unos ancianos impedidos se les dio cobijo en una residencia.
En Mogón dicen no recordar un cauce tan bravo del río. “Desde los años 60 no se recuerda nada igual”, comentaba Alfonso Manjón, dueño del bar El Molinillo, que tuvo que abandonar junto a su familia. “Tuvimos que cerrar y eso que había fútbol”, decía, enojado, mientras intentaba recuperar la clientela perdida la noche anterior.
En otro punto sensible de la cuenca del Guadalquivir, en la vega de Andújar, el Ayuntamiento activó el Plan de Emergencias Municipal ante la previsión de que en las próximas horas se produzca una crecida importante del Guadalquivir. Al medio día, el nivel del río superaba los 198 metros sobre el nivel del mar, a escasos dos metros del puente romano de la localidad. El Ayuntamiento solicitó a la Confederación del Guadalquivir que en los momentos de mayor crecida mantenga abiertas en la presa de Marmolejo las seis compuertas para una mayor fluidez en la salida del agua.
Y en Mengíbar, por donde el Guadalquivir pasaba con un caudal de casi 600 metros cúbicos por segundo, el suministro de agua potable se ha interrumpido como consecuencia de la avería en una tubería de la conducción debida a la crecida del río Guadiel.
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