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Los expertos ven posible la salida de Reino Unido de la Unión Europea

El Cercle d’Economia debate la posición británica desde el cambio o la ruptura

De izquierda a derecha, Carles Casajuana, Cristina Gallach y David Gardner.
De izquierda a derecha, Carles Casajuana, Cristina Gallach y David Gardner. ALEJANDRA MARLY

Hace unos meses Reino Unido decidió tomarle un pulso a la Unión Europea. El partido conservador del primer ministro David Cameron, más euroescéptico que nunca, planteó una renegociación de las competencias cedidas y proponer el resultado en un referéndum no más tarde del 2017.

Ayer en el Cercle d’Economia de Barcelona se debatió la cuestión planteando la posición británica frente la Unión Europea desde el cambio o la ruptura. La conclusión, poco halagüeña, apunta a que la salida de Reino Unido de la Unión Europea es posible. Como señaló el ponente David Gardner “el peligro existe”. Pero como advirtió el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, que Reino Unido deje la UE “no sale gratis”. Como moderadora de la sesión estuvo Cristina Gallach, jefe de relaciones públicas del Consejo de la Unión Europea, y los ponentes fueron Carles Casajuana, ex embajador de España en el Reino Unido, y David Gardner, editor de Asuntos Internacionales del Financial Times.

Se pueden aducir muchos factores y actores a esta conclusión. Gardner hizo referencia a la transformación del partido conservador que con el tiempo se ha contagiado de un euroescepticismo que no contemplaban sus predecesores Margaret Thatcher o John Major que contrariamente “amansaban a los euroescépticos” y veían las posibilidades del libre mercado con sus vecinos europeos. Por otro lado, Carles Casajuana, añade un “problema de identidad terrible” y matiza que de Reino Unido los únicos escépticos son los ingleses, mientras que escoceses, galeses e irlandeses siguen viendo la UE como una oportunidad. ¿A qué se debe esta opinión unilateral? Ambos expertos coinciden en que cierta “complacencia británica” justificada por una democracia de gran calidad, la persistencia de Londres como capital en materia de soft power aún después de la pérdida del imperio, la importancia de Reino Unido en ciertas transacciones internacionales y el mérito de no haber entrado en el euro y “seguir siendo la capital financiera de la Unión”, es la responsable junto con una falta de explicación profunda a la opinión británica sobre las ventajas y posibilidades si Reino Unido se integrase al completo en la UE y una falta de esfuerzo por parte del gobierno británico de acomodar ambos actores.

Finalmente, ante esta encrucijada las opciones son escasas. Casajuana admite que en el supuesto que Reino Unido saliera de la UE, ambos saldrían perjudicados. La Unión se vería obligada a reducir sus ambiciones como actor, perdería peso y la contribución británica aporta “sentido común” al motor franco-alemán. Por su parte, según Casajuana, a Reino Unido no le quedarían muchas opciones, en primer lugar una situación similar a la de Suiza, otra opción es la de Noruega, con la situación de un mercado único pero ejerciendo un papel secundario y obedeciendo normas en las cuales no podrá intervenir o por último una especie de “gran Caimán” con tal vez libre cambio y ventajas fiscales, “siempre y cuando Bruselas lo permita”. Así pues, hay varias posibilidades, pero ninguna, tal y como plantean, sería tan ventajosa como ambos siguieran el mismo camino. Sea como sea, Gardner espera que si finalmente se celebra un referéndum sirva para tratar el tema en profundidad, ayude a la opinión pública a hacerse una idea clara y establezca una pauta firme a seguir en el futuro.

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