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PROTAGONISTAS

Una camarera y un policía municipal, la otra cara del mundo del móvil

“En el MWC no nos podemos relajar”, afirma Estela García, camarera del congreso “Esta feria depende casi del transporte público”, señala David Marín, policía municipal

Dani Cordero
David Marín, policía municipal de L´Hospitalet.
David Marín, policía municipal de L´Hospitalet.GIANLUCA BATTISTA

Estela García y David Marín, camarera y policía municipal de L´Hospitalet respectivamente, son dos de los trabajadores de dos sectores que hacen que el Mobile World Congress (MWC) transcurra sin que le falte detalle.

Estela no es nueva en este congreso. Esta es su cuarta edición como camarera del salón, en el que trabaja junto a 750 compañeros durante los cuatro días que dura en jornadas que superan las diez horas. “Es especial para todo el mundo: para los asistentes y para nosotros”, señala, admitiendo que al tratarse de un salón tecnológico “siempre vas echando un ojo aquí y otro allí para ver qué novedades hay. A casi todos nos gusta ver los nuevos aparatos, sobre todo teléfonos móviles”. García llegó al MWC procedente de la bolsa de trabajo de Fira de Barcelona, que funciona sobre todo por el bocaoreja, y desde entonces se ha convertido en una habitual. Esta madre de familia de 31 años tiene formación específica como camarera y como relaciones públicas y azafata de congresos. Una de las condiciones que los organizadores aseguran que han de tener los camareros es su capacidad lingüística. “Tengo un nivel medio de inglés y sigo estudiándolo”, dice.

El caporal Marín es uno de los veinte policías municipales que está al frente del dispositivo de la gestión del tráfico desde la misma calle. Y, desde la más absoluta tranquilidad, resta importancia a la complejidad del evento, sobre todo después de la primera jornada del lunes, que no registró grandes problemas de movilidad hasta que al final de la jornada se echaron en falta taxis. Marín incluso resta valor al tamaño y a la gran afluencia (más de 70.000 visitantes previstos) que registra el MWC. “Tampoco es un salón tan diferente a los otros grandes que se han celebrado aquí, como los Construmat de hace unos años [cuando la crisis no había hecho todavía mella] o los últimos Alimentaria”, matiza.

Ambos destacan el alto nivel de trabajo que requiere el MWC. La importancia del salón, uno de los más prestigiosos que se celebran en Barcelona con una previsión de más de 70.000 visitantes, requiere ciertas exigencias, reconoce García, que también trabaja para Fira de Barcelona en otros eventos: “Es una feria bastante seria y no nos podemos relajar”. Con el volumen de trabajo de estos cuatro días Estela cuenta que “se nota que este salón tiene mucho impacto”.

Para el policía municipal si hay algo que cambia respecto a otros eventos celebrados en el recinto de Gran Via de L’Hospitalet es la gran presencia de visitantes extranjeros y el despliegue de transporte público que requiere el salón. ¿Y ese hecho diferencial le afecta a la policía municipal en algo? “Esta feria depende casi exclusivamente del transporte público (Ferrocarrils de la Generalitat y taxis), pero la logística se complica sobre todo por la necesidad de gestionar los 300 autobuses privados que despliegan muchas empresas para transportar a sus empleados tanto por la mañana como por la tarde”, señala.

Otro gallo cantaría, reconoce el caporal, si la línea 9 del metro hubiera llegado ya a la zona, con una parada integrada en el subsuelo sobre el que se levanta el recinto de Gran Via, pero los sucesivos retrasos proyectados por la Generalitat por falta de recursos impedirán que este enlace esté concluido hasta 2016. “Estamos a la espera de que llegue; nos iría muy bien para gestionar el tráfico de gente”, que ahora tienen que ir hasta los Ferrocarriles ante el temor de la organización que no localicen la boca. Jóvenes contratados por la organización y alineados cada dos metros indican cuál es el camino para llegar hasta la estación de Europa / Fira.

Pero pese al gran volumen de trabajo Estela se muestra contenta porque consiguen que todo salga bien gracias a la organización, que explica “muy bien” qué es el salón y cuál será el trabajo de cada uno. “Además, cada uno de nosotros intentamos informarnos sobre los efectos del MWC”. Un trabajo en equipo que permite que no haya problemas.

Marín reconoce que lo que más ha complicado la organización del plan de movilidad del MWC son los antecedentes: el caos que año tras año se montaba en la plaza de España de Barcelona –uno de los puntos de entrada de la ciudad– y que acababa afectando al tráfico del resto de la ciudad. “Está yendo mucho mejor de lo que esperábamos”, señala Marín, si bien la gran afluencia de vehículos sí que genera algunas aglomeraciones en las horas punta. “A partir de las cinco y hasta las siete de la tarde es cuando prevemos que los problemas puedan ser mayores”. Justo a esa hora fue cuando los taxis se echaron en falta el primer día, mientras los visitantes esperaban pacientemente en la cola habilitada especialmente. “En general es gente muy amable.”

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Sobre la firma

Dani Cordero
Es integrante de la redacción de EL PAÍS en Barcelona, donde ha desempeñado diferentes roles durante más de diez años. Licenciado en Periodismo por la Universidad Ramon Llull, ha cursado el programa de desarrollo directivo del IESE y ha pasado por las redacciones de 'Ara', 'Público', 'El Mundo' y 'Expansión'. 

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