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Los críticos a Baltar promueven un plante para el congreso provincial

Consideran que la convocatoria es un “paripé” y se niegan a darle “cobertura”

José Manuel Baltar en el despacho de la presidencia de la Diputación en junio de 2012.
José Manuel Baltar en el despacho de la presidencia de la Diputación en junio de 2012. NACHO GÓMEZ

José Manuel Baltar Blanco se ha quedado solo en su carrera por afianzarse en la presidencia del Partido Popular de Ourense. No es únicamente que no haya encontrado contrincante contra el que medirse en el congreso provincial del próximo 16 de marzo para demostrar su fortaleza, en contra de lo que ocurrió hace tres años, cuando Baltar hijo vapuleó al candidato de la dirección regional del PP —el alcalde de Verín, Juan Manuel Jiménez Morán, luego premiado con un puesto de senador— aunque hubiese sido gracias al impulso de su progenitor y antecesor en todos sus cargos. En esta ocasión, Baltar Blanco no solo no tendrá rival, sino que podrá ser reelegido por aclamación: sus críticos no irán al congreso..

 Los fieles a Alberto Núñez Feijóo le dan la enhorabuena por adelantado, pero se desmarcan ya del congreso provincial, al que anuncian que no asistirán. “Queremos ser lo más rigurosos que sea posible, lo más democráticos también, pero de ninguna manera estamos dispuestos a ser utilizados y que en el análisis de los resultados que se realice a posteriori se nos achaque un voto en blanco o uno nulo que pueda aparecer”, sostienen militantes antibaltaristas consultados por este diario. Primero renunciaron a presentar candidatura alternativa al presidente provincial y aspirante a la reelección. “No haremos el paripé, no le daremos cobertura”, destacaron.

Ahora anuncian que renunciarán también a las actas de compromisarios. Explican que hasta que no haya un a decisión judicial que aclare la limpieza del congreso de 2010, no se pronunciaran internamente. Esto es, que esperarán a que haya una resolución e el juez que instruye la querella de la fiscalía contra Baltar padre por los 104 enchufados en la Diputación Provincial las vísperas del congreso de la sucesión dinástica. “Queremos ser absolutamente escrupulosos. Si la justicia dice que los contratos fueron legales, actuaremos con absoluta disciplina”, señalan las fuentes consultadas, que creen que sin los contratos para la Diputación, realizados por el primero de los Baltar, el segundo no se habría impuesto al candidato designado por el aparato del partido en Galicia. Contrariamente a la unidad que predica el actual presidente —Baltar Blanco aseguró esta semana, en una entrevista en la emisora de Onda Cero en Ourense, que “no hay cicatriz” en la organización política que dirige porque “no hubo herida”— la brecha sigue abierta en el PP provincial.

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La fractura es evidente. Hasta tal punto de que uno de los objetivos de los críticos al ausentarse del congreso es precisamente evidenciar que son ajenos a cualquier fisura que se pueda producir dentro del propio baltarismo “por pequeña que esta sea”. “Si no es elegido por aclamación, quedará claro que no es por nosotros”, explican su posición. “Aceptamos democráticamente su victoria; algunos ya lo felicitamos”, sostienen antes de precisar: “Sabemos de los análisis posteriores que se hacen y no querríamos que se utilizara contra nosotros los pocos votos que pueda tener en blanco, nulos o tachados. Como si es solo uno”. Esta vez no habrá lucha, al menos abierta, en el congreso, pero tampoco tras él entre los dos sectores históricamente enfrentados del PP ourensano.

La decisión de los críticos al baltarismo es exactamente la contraria a la que alentaba el candidato a la reelección, que reclamó en todo momento algún rival con el que poder competir en programa y planteamientos. “Cuantas más candidaturas se presenten, mejor”, animó en todo momento a los rivales a una batalla que daba por ganada de antemano, de la misma forma que sus críticos daban la suya por perdida. Y es que la tupida red del baltarismo tejida por el fundador de la dinastía sigue siendo potente. Baltar Blanco recibió más de 3.600 avales de los 92 municipios de la provincia. Casi 800 más que en el congreso sucesorio, cuando su padre dislocó las contrataciones en la Diputación que le costaron la querella por prevaricación de la Fiscalía ourensana.

El candidato necesitaba apenas 75 avales para formalizar candidatura, pero prefirió mostrar su poderío. Una forma de evidenciar que se vale por sí mismo para controlar el partido por más que el partido no sea sino el legado blindado del poder de los alcaldes que le ha dejado su progenitor a través de una política de contrataciones que está siendo investigada por la justicia.

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