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62 residencias y centros de servicios sociales están acabados y sin ocupar

Los socialistas emplazan al Consell a hacer un calendario y un plan de uso

Instalaciones del centro Gran Vía de Castellón en una imagen de mayo  de 2012.
Instalaciones del centro Gran Vía de Castellón en una imagen de mayo de 2012. ÁNGEL SÁNCHEZ

Una cosa es construir centros y otra ponerlos en marcha. Según el portavoz socialista en las Cortes Valencianas, Antonio Torres, “hay 62 centros de servicios sociales terminados y sin aperturar”. Se refería a residencias de la tercera edad, centros de discapacitados y pisos tutelados que esperan que alguien los ponga en marcha. En otros casos, las instalaciones no están, ni de lejos, aprovechadas al 100% debido a la falta de consignación presupuestaria.

Torres, que conoce el tema porque ha seguido en su tarea de parlamentario el área de servicios sociales, puso este asunto como ejemplo de la parálisis de la Administración autonómica que su grupo ha detectado en las jornadas interparlamentarias organizadas a lo largo del mes de enero en las tres provincias valencianas. La conclusión a la que llega el diputado es que se han ejecutado proyectos, a propuesta de los Ayuntamientos la mayoría de las veces, con cargo a programas como el Plan E, que impulsó el Gobierno del socialista Rodríguez Zapatero, o el Plan Confianza, del Consell que presidía el popular Francisco Camps, pero sin “una planificación por parte de la Generalitat”.

Torres cita algunos ejemplos concretos que los diputados se han encontrado en sus visitas durante las jornadas interparlamentarias, en municipios como Ribesalbes o L'Alcora. Entre los restos del naufragio de los años de bonanza, en efecto, hay decenas de infraestructuras de servicios sociales que esperan una utilidad. En Vall d'Alba, por ejemplo, unas viviendas tuteladas se inauguraron hasta dos veces y siguen sin ponerse en marcha. En Vinaròs, un centro de día que debía contar con una residencia para 143 personas se quedó a medias. En Elche, sendos centros para enfermos de Alzheimer y enfermos mentales, respectivamente, tampoco se abrieron. En Mutxamel, un centro para discapacitados de 60 plazas construido con fondos del Plan E espera su puesta en marcha.

“Es como si los Ayuntamientos hubieran construido colegios o institutos al margen de la planificación educativa”, apunta el portavoz socialista, que en su comparecencia ante los medios de comunicación, exigió al Gobierno que preside Alberto Fabra que, “dado que hay una inversión realizada, se haga un calendario, un plan al respecto”.

La Consejería de Bienestar Social, a quien corresponde el problema, no confirmó la cifra de centros de servicios sociales acabados pero sin utilizar. El departamento que dirige la nueva consejera Asunción Sánchez Zaplana describió así el problema general, aunque matizó que hay casos diferentes: “Los centros son de titularidad municipal y quieren que nos hagamos cargo de ellos”.

Las estrecheces económicas de la Generalitat y los compromisos de financiación de los centros concertados de gestión privada limitan la capacidad del Consell de dar cobertura a la puesta en marcha y el funcionamiento de los centros.

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“La consejería ha de tomar cartas en el asunto”, insistió Torres. “No se puede dejar al albur de cada Ayuntamiento”. El diputado socialista puso el problema de los centros de servicios sociales como ejemplo de lo que definió como una “huida de sus responsabilidades” por parte del Consell. Enlazando con la crítica a la negativa del PP a hacer hábil el mes de enero, el portavoz parlamentario del PSPV-PSOE señaló: “No solo están paralizadas las Cortes, también lo está el Consell. Aquí no decide nadie”.

Con la mitad de plazas vacías y lista de espera

LORENA ORTEGA, Castellón

El centro de atención especializada para personas dependientes Gran Vía de Castellón tiene ocupadas la mitad de sus plazas a dos meses de cumplir su primer aniversario. El centro fue inaugurado en 2012 con 260 plazas. “El centro es el mejor de estas características”, dijo en su día el exconsejero Jorge Cabré, quien auguró que estaría en pleno rendimiento en poco tiempo.

Sin embargo, el Gran Vía solo tiene ocupados 148 puestos y mantiene cerradas las unidades de atención diurna para personas con daño cerebral sobrevenido (60 vacantes) y para discapacitados físicos (otras 16). Tampoco se ha llenado la atención diurna a personas con alzhéimer y afectados por enfermedades mentales crónicas. Desde la consejería de Bienestar Social aseguran que el centro mantiene dos unidades cerradas “porque la demanda no es suficiente para abrir un servicio de estas características” y recuerdan que existe un centro de día para personas con daño cerebral de la Fundación Ateneu y otro para personas con discapacidad física, el Maset de Frater.

“Tenemos a catorce personas en lista de espera”, explica la presidenta de la Fundación Ateneu. Según dice, el grado de dependencia reduciría el número de personas que podrían estar atendidas en el Gran Vía. No obstante, advierte de la alta demanda de plazas de residencia. De hecho, este “macrocentro” sí tiene al completo las unidades en régimen interno.

La presidenta de Frater, Rosa Gual, explica que no tienen lista de espera. Pero ambas representantes ponen el acento en otro aspecto: “El Gran Vía es una antigua residencia reconvertida en macrocentro donde convergen muchos tipos de atención, no parece lo más indicado”. La Asociación de Familiares de Enfermos de Alzhéimer (AFA), cuyo centro se cerró cuando abrió el Gran Vía, también tiene lista de espera a pesar de que hay ocho vacantes.

La gestión del centro se adjudicó a la empresa Castillo por unos veinte millones hasta 2016. La consejería se comprometió a no variar el precio y pagar el 80% de las plazas que se quedaran vacías, por lo que el coste para la administración apenas varía aunque esté vacío.

Sin embargo, desde la consejería apuntan que sí existe un ahorro cuando las unidades están cerradas. “Lo que nos ahorramos de las dos sin abrir lo destinaremos a otros servicios”.

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