_
_
_
_
_

Una juez investiga a dos ‘mossos’ tras la desaparición de cinco armas

Los agentes, acusados también de destrozar las piezas, declararán como imputados

El abogado, con una pistola de colección.
El abogado, con una pistola de colección.Josep Lluís Sellart

Dos mandos de los Mossos d'Esquadra del área policial de Valls (Alt Camp) están imputados tras detener e incautarse de la colección de armas del presidente de la Asociación de Coleccionistas de Armas y Munición de Aragón, Juan Morató. La policía efectuó un registro en su domicilio de Vilanova de Segrià (Segrià) y requisó un centenar de piezas, valoradas en 140.000 euros.

Sin embargo, cuando se las devolvieron varias armas estaban “manipuladas” o "destrozadas". Además, Morató denuncia que faltaban al menos cinco piezas de su colección. En concreto, una escopeta de tiro al plato, un fusil de asalto ruso, una carabina del calibre 22 automática y otras dos de “gran valor, utilizadas en competiciones y perfectamente guiadas”. Es decir, con los permisos reglamentarios, según sostienen tanto Morató como su abogado, Pere Sutil.

El hombre dice que le requisaron un centenar de piezas que tenía en casa

Ambos añaden que se cometió un abuso de poder por rencillas personales con la inspectora del área de Valls, Maria Antonia Bardina. La juez titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 de Valls ha citado a declarar como imputados tanto a la inspectora como a un cabo de los Mossos el próximo 5 de febrero. La policía autonómica rehúsa dar su versión de los hechos y rechaza ofrecer datos hasta que no concluya el proceso judicial.

El caso, que se remonta a julio del 2009, tiene dos recorridos judiciales. Morató adquirió en un mercadillo de antigüedades tres armas. “Son de hierro, anteriores a 1870, de las que ya no existe pólvora, además dos de ellas son inutilizables porque el cañón está agujereado”, afirma el coleccionista. Las compró un domingo y a la mañana siguiente, el lunes 20 de julio, las transportaba en su coche hasta Valls, donde tiene depositado su historial desde hace viente años, para inscribirlas, pero se topó con un control de los Mossos, cuenta Sutil.

Una inspectora se enzarzó con el denunciante en un establecimiento
Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

El juicio por esos hechos se vio ayer el juicio en el Juzgado de lo Penal 3 de Tarragona. Tres agentes declararon ayer”no recordar” cuando se les enseñó una fotocopia compulsada de los permisos de armas, aunque la mayoría añadieron tener la percepción de que las piezas “eran viejas”. La Guardia Civil es quien tiene las competencias de armas y explosivos en España y el reglamento vigente establece un plazo de quince días para inscribir o normalizar las armas. “Mi cliente tiene el libro de coleccionista desde 1988”, remarca Sutil. El juez decidirá en las próximas semanas si la tenencia de las armas en ese momento fue constitutivo de delito.

En todo caso, mientras Morató pasó tres días en los calabozos, los Mossos registraron su domicilio. El coleccionista denuncia que tanto el control policial como el registro estuvo urdido por la inspectora Bardina porque viven en pueblos vecinos y apenas dos días antes mantuvieron una agria discusión en la tienda Can Bosc, de Torrefarrera (Segrià), precisamente por asuntos de armas. El propietario del establecimiento, José Maria Bort, tiene piezas “similares” a las Morató de exposición en las vitrinas. Según declaró Bort, la inspectora visitó el establecimiento y calificó el muestrario de ilegal. Entonces, Morató intervino y se enzarzaron. “Dijo que ya lo pillarían, se debió apuntar la matrícula del coche porque dos días después lo detuvieron”, agrega Bort.

Cuando registraron el domicilio, los Mossos se llevaron todas las armas que Morató había coleccionando desde hacía más de 20 años. “Para él son piezas de un alto valor sentimental, las tenía guardadas en vitrinas y las manipulaba con guantes, la mossos las tiraron en sacos destrozándolas sin ningún miramiento", sentencia Sutil. Morató quiere recuperar las piezas “perdidas” y restituir su colección. “Llevo 30.000 euros gastados, soy el presidente de la asociación, no me puedo permitir que me impongan una multa, se deben depurar responsabilidades", concluye el coleccionista.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_