Un juez condena a Banco Valencia a devolver 26.000 euros de preferentes

El Juzgado de Primera Instancia número 18 de Valencia ha condenado al Banco de Valencia a devolver a dos particulares el dinero que invirtieron en participaciones preferentes en noviembre de 2006, por el que estuvieron percibiendo intereses del 6,25%. El fallo señala que la entidad omitió información esencial sobre la naturaleza del producto financiero y de los riegos, así como que incurrió en "falta de diligencia, transparencia y buen uso financiero". El banco tendrá que devolver así el dinero invertido (29.012 euros) menos los intereses recibidos (3.062 euros). En total: 25.950 euros.

El abogado de los particulares, Jaime Navarro, ha considerado que la condena "supone un precedente para muchos clientes que también se han visto afectados por la venta de preferentes". La sentencia es, no obstante, de primera instancia y puede por tanto ser recurrida en apelación ante la propia Audiencia de Valencia.

Aunque la entidad negó en el juicio haber informado deficientemente a los compradores, no pudo acreditar a lo largo del mismo que hubiese transmitido fielmente los riesgos, señala la sentencia. Y el juez destaca, citando jurisprudencia del Tribunal Supremo, que en estos casos la carga de la prueba (de haber informado correctamente) recae sobre el banco.

La definición oficial del producto financiero era Obligaciones del Landsbanki Islands, una entidad islandesa que quebró en 2008, momento en el cual dejó de pagar intereses a los particulares denunciantes, y en el que el Banco de Valencia les indicó que no podrían recuperar sus fondos. El  agente financiero del banco que declaró en el juicio aclaró, según recoge la sentencia, que dichas obligaciones eran "en realidad participaciones preferentes, no sometidas a plazo"

"No se trata", concluye la sentencia, "de exigir al Banco una actuación destinada a prever una posible  crisis financiera como la que ha sobrevenido, sino que como profesionales de la economía y la inversión son conocedores de que las crisis son cíclicas y un revés económico se puede producir en cualquier momento, razón por la que tratándose de un producto de riesgo hay que informar adecuadamente con la advertencia de lo que puede suceder en el peor de los escenarios para que el cliente decida en base a dicha información y ello con especial cuidado con respecto de clientes no expertos en temas financieros".