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libros

‘Once upon a time’ en Madrid

'Saliendo de la estación de Atocha’, que ahora se publica en España, ha sido un fenómeno editorial en EE UU Seguimos el rastro de la ciudad en la literatura estadounidense, de Hemingway a Bellow, pasando por el propio presidente Obama

Andrea Aguilar
Ben Lerner, autor de 'Saliendo de la estación de Atocha', en el arco de Cuchilleros.
Ben Lerner, autor de 'Saliendo de la estación de Atocha', en el arco de Cuchilleros.LUIS SEVILLANO

Una primera novela, publicada en una pequeña editorial independiente de Minnesota, se convierte en el libro de moda en Nueva York. La historia de frustración, desorientación, irónica distancia e incomprensión de un poeta estadounidense en Europa cautiva a los críticos más influyentes. Saliendo de la estación de Atochatiene una historia poco frecuente, pero además su autor, Ben Lerner, no escogió París, ni Berlín, ni, pongamos, Roma. Eligió Madrid como el escenario para situar su relato de iniciación, cuyo título tomó prestado de un poema de John Ashbery, exponente de la escuela poética neoyorquina.

En esta particular versión literaria de la película Lost in Translation, en lugar de Scarlett Johanssen entablando amistad con Bill Murray en Tokio, el joven Adam Gordon disfruta de una beca Fullbright en la capital —el propio Lerner obtuvo esa misma beca en 2004— e intenta disfrazar su inseguridad con ironía, mientras se pregunta si lo suyo son los versos o simplemente es el protagonista de su propia farsa.

Hemingway con Antonio Ordóñez en Las Ventas, en 1959.
Hemingway con Antonio Ordóñez en Las Ventas, en 1959.EPA (EFE)

Madrid es el telón de fondo de unas narcotizadas crisis creativas y personales, y así el joven escritor va trazando una ruta de la ciudad. El recorrido de Adam arranca en su apartamento de la Plaza de Santa Ana, desde cuya azotea observa a los turistas sentados en las terrazas. Gordon no está en absoluto dispuesto a convertirse en un guiri más. Cada mañana repite el mismo paseo por la calle de Huertas hasta el Museo del Prado, y allí busca siempre el mismo cuadro: El descendimiento de la cruz, de Van der Weyden. Un día, un visitante rompe a llorar frente a la obra y Adam decide seguirle hasta El Jardín de las Delicias, preguntándose si es que está teniendo una verdadera comunión con el arte. El Parque del Retiro, donde fuma hachís, y un bar, El Rincón, donde come bocadillos de chorizo, son otras paradas recurrentes del norteamericano. El atentado del 11-M, en la estación de Atocha, le sorprende en el Hotel Palace tras una noche de juerga.

Barbara Probst Solomon, periodista y escritora estadounidense.
Barbara Probst Solomon, periodista y escritora estadounidense.BERNARDO PÉREZ

“Londres y París continúan chupando la mayor parte de la atención de los escritores estadounidenses, la aventura parece estar en Rusia y Europa del Este y Berlín es el sitio al que vas en busca de la fiesta”, señala el novelista Gary Shteyngart, profesor de Escritura Creativa en la Universidad de Columbia. ¿Realmente es algo tan exótico que un estadounidense sitúe una obra de ficción en Madrid? Si se compara con París, sí, pero lo cierto es que un repaso a esta peculiar bibliografía ofrece sorpresas. Sin ir más lejos, el propio presidente Obama, en su autobiografía Los sueños de mi padre, menciona de pasada un viaje entre la ciudad y Barcelona.

Sin entrar en las obras de viajes o biográficas, Hemingway —con quien varios críticos han querido contraponer a Lerner— es un referente clásico, con su mención a los martinis del Hotel Palace y al almuerzo que Jake y Brett, los protagonistas de Fiesta, comparten en El Sobrino de Casa Botín. Madrid es el destino al que sabe que nunca llegará el protagonista de Por quién doblan las campanas, y también el escenario de su cuento La capital del mundo, situado en la pensión Luarca de la calle San Jerónimo.

Lo cierto es que el éxito de Hemingway impuso una imagen folclórica de España en general y de su capital, poblada por atractivos toreros, en particular. “Desde el principio luché contra la imagen estereotipada de Madrid y la visión pintoresca de España”, explica la escritora Barbara Probst Solomon, que llegó a mandar una indignada carta a un influyente editor estadounidense que le pidió un libro al estilo Hemingway. “Me gusta su obra, pero no la visión folclórica”, apunta.

Probst Solomon mencionó Madrid por primera vez en un cuento titulado Un día en Toledo e inspirado en el escritor madrileño Juan Benet, y dice que de un modo u otro siempre habla de algún aspecto de esta ciudad, como en Vuelos cortos, una crónica personal de la Transición que arranca en 1974. Tenía 19 años en su primer viaje a Madrid —junto a Barbara Mailer ayudó a Paco Benet a rescatar de Cuelgamuros a Nicolás Sánchez Albornoz y Miguel Lamana, episodio que recoge en Arriving where we started— y recuerda el silencio en las calles y el olor a aceite caliente y pan. “¿Lo que más me gusta de la ciudad? Eso es fácil: mis amigos”, explica.

Saul Bellow en un vagón del metro de Londres en 1975, año en que publicó 'El legado de Humboldt', novela en la que habla de Madrid.
Saul Bellow en un vagón del metro de Londres en 1975, año en que publicó 'El legado de Humboldt', novela en la que habla de Madrid.neal boenzi (cordon press)

Otro de sus buenos amigos, Saul Bellow, también escribió sobre Madrid, ciudad en la que Renata deja tirado a Charlie Citrine en El legado de Humboldt, novela publicada en 1975, un año antes de que recogiera el premio Nobel. En su relato Los manuscritos de Gonzaga también aparece Madrid y sus bulevares por los que paseaban coches de caballos antes de que naciera el personaje de Clarence, un apasionado de la literatura española que busca en la España franquista las cartas de amor de un poeta republicano a una condesa, mientra es engañado por sucesivos personajes.

En el libro The Last Good Land; Spain in American Literature, el profesor Eugenio Sánchez Galván estudia el estereotipo español en la literatura estadounidense abarcando toda la Península y varias generaciones de escritores, aludiendo entre otros a Washington Irving o Dos Passos.

Un Madrid ajeno al kitsch y mucho más cercano a la calle es el descrito en Spanish Prelude, por Jenny Ballou, pareja del corresponsal de la agencia Associated Press en Madrid durante los primeros años de la década de los treinta, antes de la Guerra Civil. Ese Madrid, entonces como ahora, estaba plagado de protestas, según escribe Ballou en su novela: “El primo del doctor Monteagudo, de toda la gente posible, también estaba en prisión por haber paseado por toda la calle Alcalá disfrazado de burro con rabo y todo y cartel que decía ‘YO SOY UN BURRO’, mientras un grupo de estudiantes le gritaban ‘Buenos días ministro, ¿qué tal está, ministro?’, saludos que llevaron entre las carcajadas del público hasta la policía que le esperaba en la Puerta del Sol”.

Al novelista Shteyngart le gusta que Madrid sea, en buena medida, territorio desconocido para la ficción estadounidense. Señala, en alusión de nuevo a los atentados del 11 de marzo de 2004, que “las ciudades que han sufrido traumas recientes son especialmente conmovedoras para escritores de ficción”. Y decía, en un reportaje publicado el pasado mayo, que en esta ciudad, “la fiesta no es que no se acabe, es que es infinita”.

Seis autores en busca de una ciudad

  • Ben Lerner. Saliendo de la estación de Atocha es la primera novela del escritor nacido en Kansas en 1979. The New Yorker y New York Magazinela incluyeron entre las novelas del año. La publica Mondadori.
  • Saul Bellow. Bellow (1915-2005), Nobel en 1976, habla de Madrid en El legado de Humboldt (Galaxia Gutemberg / Círculo de Lectores), una de sus mejores novelas y obra clave en la narrativa anglosajona del siglo XX. También en su relato Los manuscritos de Gonzaga.
  • Ernest Hemingway. Enamorado de España, Hemingway (Illinois, 1899 - Idaho, 1961) pasa por Madrid en Fiesta (1926), en Por quién doblan las campanas y en su cuento La capital del mundo.
  • Barbara Probst Solomon. La escritora, ensayista y periodista, nacida en Nueva York en 1928, se refiere a la ciudad en su cuento Un día en Toledo y en Vuelos cortos (Anagrama), una crónica personal de la Transición.
  • Jenny Ballou. La autora describe Madrid en su libro Spanish Prelude, publicado en 1937.
  • Barack Obama. El propio presidente estadounidense pasa fugazmente por Madrid en su autobiografía Los sueños de mi padre (Almed, 2008).

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Sobre la firma

Andrea Aguilar
Es periodista cultural. Licenciada en Historia y Políticas por la Universidad de Kent, fue becada por el Graduate School of Journalism de la Universidad de Columbia en Nueva York. Su trabajo, con un foco especial en el mundo literario, también ha aparecido en revistas como The Paris Review o The Reading Room Journal.

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