ELA rechaza actuar junto a Confebask en el “teatro” del diálogo social vasco
Adolfo Muñoz, reelegido al frente del sindicato con casi el 90% de respaldo
El sindicato nacionalista ELA ha despejado una de las incógnitas que sobrevuelan sobre el futuro del diálogo social en Euskadi. En su primer discurso como secretario general del sindicato mayoritario, Adolfo Txiki Muñoz reelegido para un segundo mandato con el 89% de los votos, ha asegurado que su dirección no va a participar en ese “teatro”. Ahora solo falta que el consejero vasco de Empleo y Políticas Sociales, Juan María Aburto, decida si va a convocar ese foro, cuando ya conoce que tampoco acudirá el sindicato LAB, y que de hacerlo se sentará en una mesa pero junto a Confebask y a los sindicatos CC OO y UGT, como ya sucedió la pasada legislatura.
En 2009, esos mismos agentes sociales alumbraron un plan de 63 millones para hacer 7.000 contratos eventuales a parados que no cobraban la prestación por desempleo y a perceptores de la renta básica. Muñoz, que ha retomado su discurso más duro y sarcástico contra los políticos corruptos, —citó a Luis Bárcenas y Rodrigo Rato— contra el PP y contra la sintonía entre la patronal y el PNV, ha recalcado que “no acudiremos a ese teatro”. En su intervención, Txiki Muñoz ha evitado hacer cualquier tipo de guiño a una eventual participación en foros en los que esté Confebask.
En realidad salvo la negativa a participar en la mesa general, ha ignorado cualquier referencia explícita al CRL, al CES u Hobetuz, y se ha centrado en lo que de verdad le interesa: crecer en afiliación en las pequeñas empresas, el nuevo caladero en el que van a volcar todos sus esfuerzos, y retomar la senda de la unión sindical con LAB. Es más, Muñoz ha acabado su discurso precisamente con esa reflexión. “Si os preguntan de qué hemos hablado hoy aquí decirles que de organización, de la organización”. Pero organización sin fisuras y como un agente enfrentado a las patronales, partidos políticos y gobiernos. “La organización es poder, el poder es organización, y todo lo que no se traduce en poder no vale”, ha llegado a asegurar, al contraponer el papel que van a tener que asumir para hacer frente a unos empresarios que, según dijo, cada vez están más organizados.
El sindicato roza
El primer destello de la organización que quiere Muñoz fue el propio resultado de su congreso, que ha reeligido a la ejecutiva y al secretario general con una mínima contestación del 10% de los delegados. Un sindicato casi monolítico que aspira a crecer por encima de los 9084 delegados que acredita para luchar “en una coyuntura muy dura” contra la “fiera desbocada” del capitalismo y de los empleadores, tras el margen de maniobra que les ha dado la crisis y las sucesivas reformas laborales. Además de crecer, Muñoz ha considerado “imprescindible” tratar de fortalecer al sindicato con una unidad de acción con LAB, pero desde la independencia total de las organizaciones políticas. “Este es un sindicato que interpela a todos los partidos” describió esta vez con menos carga recriminatoria hacia LAB, que durante el discurso de apertura del XIII Congreso.
Se ha permitió incluso dar muestras de necesidad: “tenemos que desbrozar el camino, hablar, volvernos incluso locos en la negociación, pero al final pactar”, ha emplazado a sus delegados y a LAB. Lo de ser un sindicato independiente es, sin embargo, irrenunciable porque según ha dicho aporta tranquilidad a la masa social. “Queremos que la gente se encuentre cómoda en ELA sabiendo que su sindicato no es instrumento al servicio de ningún partido, ni del suyo ni de ningún otro”, ha dicho, esta vez si, dirigiéndose a la docena de críticos que le remitieron una carta cuestionando el trato que prestaba a Bildu. “Ninguna cobertura ni a los Gobiernos ni a la patronal”, ha arengado a modo de conclusión, justo en el momento en el que una de las dos ikurriñas que delimitaban el escenario se ha caido y le ha pasado a escasos centímetros del hombro izquierdo golpeando en el atril. “Me estoy alargando demasiado” ha bromeado para rebajar tensión. Muñoz ha resuelto en un párrafo el problema fiscal de Euskadi con ajustes al alza en el IRPF de las actividades empresariales, y subiendo el tipo máximo de Sociedades al 35%.
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