Las crisis del PP en Pontevedra y Santiago se avivan tras el congreso
Dimiten tres ediles pontevedreses con duras descalificaciones al líder local
La “unidad” que el secretario general y flamante vicepresidente de la Xunta, Alfonso Rueda, esgrimió el domingo en el cierre del congreso como secreto de las gestas electorales para el PP duró lo que tardaron los operarios en desmontar la parafernalia del mitin. Tan pronto como se apagaron los focos en el palacio de congresos de Lugo, los conflictos que los populares tienen abiertos en Santiago y Pontevedra volvieron a recrudecerse.
En Pontevedra el grupo municipal saltó definitivamente por los aires. En lugar de dos, se marcharon tres de los once ediles. Una esgrimió motivos personales, los otros dos, severas diferencias con el portavoz municipal, Jacobo Moreira, que heredó el grupo de Telmo Martín, ahora en el Congreso de los Diputados.
En Santiago, el alcalde Ángel Currás no tardó en enseñarle la puerta de salida a su enemiga interna en el partido, Paula Prado, por más que esta haya sido investida por el presidente Feijóo portavoz del PP gallego. El día después de que Rueda acumulase su cuarto cargo, entre orgánicos e institucionales, y Agustín Hernández, el tercero, Currás repitió su tesis de que Prado debe abandonar la corporación para dedicarse al Parlamento y el partido. Otro de los ediles en guerra con la dirigente compostelana, Juan de la Fuente, evitó ser tan explícito pero se preguntó si no sería “demasiado trabajo” para Prado, a la que felicitó por conseguir el cargo de portavoz “por el que tanto había peleado”. El PP local da por hecho que la edil saldrá del Gobierno pero nadie asegura que eso implique la paz dentro del gabinete de Currás mientras este siga imputado en la Operación Pokemon.
Jacobo Moreira se esforzó durante las últimas semanas por presentar la ruptura del grupo municipal del PP de Pontevedra como un fenómeno natural neutro. La renuncia de los ediles José Antonio Guillán y Begoña Laya, anunciada en diciembre, se formalizó ayer antes del pleno municipal y el portavoz de los populares se limitó a “agradecerles el trabajo”. Minutos después, Guillán lo tachó sin miramientos de mentiroso. De Celia Soto, cuya salida se preveía pero solo se rubricó ayer con el argumento reglamentario de los "motivos personales", el portavoz saludó su “lealtad”.
El detonante de la ruptura fue el conflicto por las dedicaciones exclusivas, que Moreira cuestionó al Gobierno local bipartito y que al final se volvió contra él. El portavoz cargó contra el BNG por permitir acceder a un sueldo a un concejal que entró en la corporación en verano en sustitución de una edil que no cobraba porque tenía otro trabajo. Un acuerdo previo entre BNG, PSOE y PP lo permitía, además de dar dos salarios más a los populares, que hasta entonces solo tenían uno. Pero la maniobra de Moreira, que tomó el relevo de Martín tras el salto del constructor a la política estatal, fue la estocada final a unas relaciones en el grupo que ya estaban deterioradas, como dejó claro ayer el portavoz oficioso de los díscolos, José Antonio Guillán, jubilado de Caixanova al que Martín sacó del retiro para presentar a las municipales de 2011. “A mí me gusta tener un programa, una estrategia, me gusta decir la verdad, no mentir, no traicionar… ¿Os parece poco?”, ilustró a los periodistas sobre las razones de su partida. “Jacobo ha mentido muchas veces, dice una cosa y después hace otra”, remachó, para acabar calificando a Moreira de “problema grave, gordo y grande” para el PP. El resquemor llega al punto de que los ediles no se despidieron del pleno.
La ruptura aún pudo ser mayor, cosa que evitó la llamada al orden de Alfonso Rueda. Hasta su intervención en diciembre eran seis de los 11 ediles los que llegaron a especular con la formación de un grupo propio. Con este panorama interno, Moreira optará a hacerse con la presidencia local del partido, sin que los críticos aclarasen ayer sus intenciones.
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