El fútbol base pierde un 20% de ingresos por el vandalismo radical en Anoeta
Los desperfectos en el estadio durante el partido Euskadi-Bolivia, cuestan entre 20.000 y 30.000 euros
La lluvia de bengalas que acompañó y enturbió el juego de la Euskal Selekzioa, el pasado fin de semana en Anoeta, no es ni una excepción ni una anécdota. La denominada fiesta del fútbol vasco, el partido que tradicionalmente disputa el combinado en Navidad, fue acompañada, para desgracia de los aficionados y del fútbol base, de la acción desaforada de los radicales. Este efecto vandálico se come entre un 10 y un 20% de la recaudación de la Federación Vasca de Fútbol por partido, y a la que corresponde abonar las facturas por desperfectos o posibles sanciones como organizadora. La caja del encuentro es el único dinero que el organismo destina anualmente a las categorías inferiores.
Las más de 70 bengalas, bombas de humo, petardos, objetos punzantes y sillas arrojados por los violentos tienen un damnificado directo; los chavales que entre los siete y los 17 años juegan al fútbol en Euskadi de forma reglada, y de los que sólo las dos categorías superiores (juvenil y cadete) suman 12.028 deportistas en todo el País Vasco, según datos de la Federación Española de Fútbol.
El organismo vasco consiguió batir hace tres años su récord de recaudación. El partido que disputó Euskadi contra Venezuela, en San Mamés, hizo una caja limpia, después de los gastos por desplazamiento, caché, entre otros, de 280.000 euros. Esta cantidad que debería haberse destinado de forma íntegra al fútbol base, pero se le tuvo que restar 30.000 euros, cerca de un 12% del total, para la reparación de los desperfectos causados por los violentos, invasión del campo incluida.
El presidente federativo, Santiago Arostegui, calcula que, de media, la deleznable actitud de los violentos supone una merma en los ingresos por partido de la Euskal Selekzioa de entre un 10 y un 20%. Las cuantías en euros oscilan entre 20.000 y 30.000. El único encuentro que disputa la selección al año, la única oportunidad de ver jugar al equipo, aparece así empañada por el comportamiento de una minoría que consigue eclipsar cualquier resultado y la propia reivindicación de la oficialidad de la selección.
El encuentro que en 2011 enfrentó a Euskadi contra Túnez también tuvo su ración de incidentes. Entonces, los violentos lanzaron bengalas y en las inmediaciones de San Mamés se quemaron contenedores y papeleras. De los 200.000 euros que recaudó la Federación, aproximadamente, 30.000 tuvieron que destinarse a las facturas correspondientes por los destrozos, un 15% menos, por tanto, para los chavales.
“Lo único que queremos es que no pase nada. Lo que nos preocupa es que haya daños personales, heridos, porque al final los materiales se arreglan”, apunta Arostegui, cuyo organismo se financia básicamente a través de las subvenciones que recibe del Gobierno vasco —182.000 euros en 2012—, si bien recuerda que el grueso de la financiación del fútbol base depende de las tres Diputaciones y de cada una de las federaciones provinciales.
A mediados de febrero, Arostegui conocerá la cuantía total de los desperfectos de Anoeta, cuando reciba las facturas correspondientes de Anoeta Kiroldegia, la empresa pública del Ayuntamiento de San Sebastián que gestiona el campo donde juega la Real Sociedad, pero de las que la federación ya comienza a saber las primeras cifras: “325 asientos rotos, 150 soportes doblados, roturas de vallas, soportes indicadores, extintores, cristales, dispensadores de papel...”, según los primeros inventarios del club guipuzcoano, que tiene que preparar y dejar listo el campo para el partido de Liga que disputará el 13 de enero contra el Deportivo.
El arsenal
-Los cerca de 800 violentos que sembraron el caos el pasado sábado en Anoeta consiguieron introducir en el estadio bengalas, petardos y bombas de humo, elementos expresamente prohibidos por ley dentro de un estadio.
-Los radicales arrojaron más de 70 bengalas, según la basura que recogieron los servicios de limpieza, que también encontraron objetos punzantes en las pistas que rodean el césped del estadio.
-La norma establece una multa máxima 15.025 euros por artefacto.
-Además de su arsenal pirotécnico, los hinchas violentos arrojaron al campo un total de 325 asientos del estadio, según los cálculos que la Real Sociedad ha remitido a la Federación Vasca de Fútbol, que deberá correr con los gastos.
-La Comisión Antiviolencia, dependiente del Consejo Superior de Deportes, determinará el jueves si impone algún tipo de sanción a los organizadores. El árbitro no ha reflejado ningún tipo de incidente en su acta, paso previo para que la Federación Española de Fútbol tome medidas, pero Antiviolencia tiene potestad para actuar de oficio.
Todo causado por alrededor de unos 800 radicales, pertenecientes a cuatro grupos distintos, entre ellos, Peña Mujika, Indar Gorri y Eztanda Norte, que accedieron de forma masiva al estadio por las puertas 21 y 22 y consiguieron colar en él todo un arsenal de productos pirotécnicos. Los enfrentamientos se saldaron con 14 ertzainas heridos, siete de ellos de baja por fracturas, 16 violentos imputados por la Fiscalía por participar en los altercados —dos detenidos, uno de ellos de 15 años, y 14 identificados por los agentes—, y la primera disputa entre el Departamento de Seguridad y los sindicatos del cuerpo, así como entre los principales partidos. Un broche más que dudoso para la vuelta de la Euskal Selekzioa a San Sebastián, después de haber disputado los últimos años los encuentros en San Mamés.
A pesar de la espectacularidad de las imágenes y, sobre todo, de las más de 70 bengalas arrojadas, los incidentes de Anoeta difícilmente recibirán una sanción, según las fuentes consultadas, a pesar de que la ley recoge explícitamente la prohibición de introducir este tipo de objetos en un estadio y, por supuesto, su lanzamiento. La norma recoge una pena máxima de 15.025 euros por bengala.
El árbitro que dirigió el partido, Pérez Lasa, no recogió en su acta incidente alguno, según confirma el presidente de la Federación Vasca de Fútbol. Ninguna bengala cayó al terreno de juego, ni el partido se tuvo que suspender en ningún momento por los altercados que se reproducían en la grada, con lo que Competición, dependiente de la Federación de Española de Fútbol no actuará, según fuentes del propio organismo.
Antiviolencia, adscrita al Consejo Superior de Deportes, podría, a pesar de que el árbitro no haya recogido los incidentes en su acta, actuar de oficio. Una opción que se conocerá el próximo jueves, cuando la comisión celebre su primera reunión del año y trate los incidentes de Anoeta, entre otras cuestiones. A ello se suma la posibilidad de que la Dirección de Juegos y Espectáculos del Departamento de Seguridad adopte alguna medida.
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