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Recortando los telómeros

El tijeretazo del Gobierno y la Generalitat pone al filo del cierre a muchos equipos de investigación Pese a ello, las universidades presumen de calidad

Elena Casacoberta en el Instituto Ciencias del Mar en Barcelona.
Elena Casacoberta en el Instituto Ciencias del Mar en Barcelona.Consuelo Bautista

Elena Casacoberta trabaja estos días en su laboratorio del Instituto Ciencias del Mar sin saber si el próximo año, de aquí a una semana, podrá volver a él o tendrá que guardar en cajas sus papeles y experimentos. Este diciembre se le acaban los fondos para financiar su investigación. Casacoberta no ha podido renovar la subvención que desde hacía dos años recibía del Plan Nacional I+D+i. En la probeta se quedarán sus años de investigación sobre los telómeros, un dispositivo de extraño nombre, pero que desempeña un papel vital en enfermedades como el cáncer.

Los telómeros se hallan en los extremos del ADN, controlan la división celular y son como el reloj biológico de la célula, de manera que cuando ésta ya se ha dividido suficientes veces, le ordena que se muera y así evitar mutaciones o alternaciones que deriven en procesos cancerosos. Casacoberta está estudiando los telómeros de la mosca del vinagre, lo que le permite ampliar el conocimiento sobre cómo funciona este dispositivo.

Desde 2009, en Cataluña se han registrado un 23% menos de patentes

“Nosotros hacemos investigación básica, que sirve para entender cómo funcionan las cosas y después puede ser útil para la investigación aplicada”, defiende la investigadora, de 40 años, que ha pasado cinco en el Massachusetts Institute of Technology (MIT). Su caso no es aislado. Los expertos ya avisan de que muchos grupos de investigación tendrán que dar carpetazo a sus proyectos por los recortes presupuestarios.

Los investigadores tienen la mirada fijada en el Gobierno central, que es la principal administración que nutre de fondos a los proyectos, un 60%, mientras que las subvenciones autonómicas suponen el 20% proviene y las europeas, el 20% restante, según el informe Indicadores de investigación e innovación de las universidades públicas catalanas presentado esta semana. Pero la mirada es de preocupación ante el hachazo que el Gobierno ha dado al I+D. Desde 2009 el recorte acumulado asciende al 38,67%, lo que ha provocado un retroceso del gasto en I+D respecto al PIB, que ha caído del 1,39% en 2010 al 1,33% el año pasado, alejándose del 2% de media europea. Cataluña también ha pasado sus tijeras por la investigación, que este año se ha traducido en un recorte del 1,8%, a lo se suma al ya vivido del 10% de 2011. Nicole Mahy, una veterana investigadora, lamenta que el esfuerzo hecho por toda una generación para elevar la calidad del I+D+i “se la quieran cargar de un plumazo” con estos recortes.

 “La universidad debe salir a buscar a su cliente”, afirma Salvador Alemany
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A pesar de las cifras negativas, las autoridades científicas, básicamente universidades y administraciones, sacan pecho del nivel de calidad conseguido. Según dicho informe estadístico sobre el I+D de los campus catalanes, las tesis leídas han aumentado un 36% de 2007 a 2011.

Además, las dos universidades del Estado con más publicaciones científicas son catalanas (UB y la Autónoma). No obstante, algunos expertos se muestran críticos en el modo cómo se muestran e interpretan las estadísticas, ya que cantidad no siempre significa calidad. “El número de publicaciones es un dato inútil para estimar el número de descubrimientos”, apuntaba en un artículo a este diario Alonso Rodríguez Navarro, profesor emérito del Centro de Biotecnología y Genómica de Plantas de la Universidad Politécnica de Madrid.

El informe también refleja una tendencia a la baja en los últimos tres años de las solicitudes de patentes hechas por investigadores universitarios catalanes. Desde 2009, se han registrado un 23% menos de patentes. El rector de la Universidad Rovira i Virgili y presidente de la Asociación Catalana de Universidades Públicas (ACUP), Francesc Xavier Grau, lo achaca al descenso de contratos entre empresas y campus, así como un retroceso en la transferencia del conocimiento, esto es, que la investigación que se realiza en las universidades no acaba teniendo una aplicación práctica. Grau se queja del desequilibrio entre la capacidad del sistema científico y la inversión del sector privado. “La universidad debe salir a buscar su cliente y construir puentes con el mundo empresarial y con los centros de investigación”, reclama Salvador Alemany, presidente de Abertis y del Consejo Social de la UB.

Entre este gris panorama, algunos consiguen capear la tormenta y sacar adelante sus proyectos. Es el caso de la empresa biotecnológica Neurotec Pharma, una spin-off surgida en la UB en 2006 y que se dedica a buscar nuevas utilidades a los fármacos ya existentes y se centra básicamente en enfermedades del sistema nervioso central, como la esclerosis. La empresa cuenta con el sostén financiero de poco más de dos millones, proveniente básicamente de dos inversoras de capital riesgo, junto con alguna subvención de la Generalitat y créditos blandos. Pese a todo, aunque el sector privado apunta como el futuro sostenedor de la investigación, debido a la falta de recursos de las administraciones, el acceso a fondos privados no es fácil, por la falta de riesgo que quieren asumir. “Las empresas buscan proyectos más consolidados, quieren minimizar los riegos de su inversión”, lamenta Marco Pugliese, presidente de Neurotec Pharma.

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